¿De dónde viene ese libro que se llama Génesis? O mejor dicho, ¿Cuál es la “génesis” del Génesis?
Cada vez que leo el Génesis me sorprende la manera en cómo un libro ha generado tanta polémica en la humanidad. Y la civilización occidental fuera del ámbito académico se polariza (como es común en todo aspecto del quehacer humano) en “creacionistas” y “evolucionistas.” Sin lugar a dudas la polarización lejos de contribuir al descubrimiento de la verdad, la obstruye.
Como creyente pienso que las escrituras fueron inspiradas por Dios, mas ello no implica que no se encuentren plasmadas de elementos profundamente humanos, algunas veces verídicos, pero revestidos de los infaltables elementos míticos y místicos que emergen de la imaginación del autor para cubrir los “baches” de la información.
Me asombra de manera especial la cronología del Génesis 1. Verá usted, como Dios creó todo, bien pudo comenzar con el ser humano y luego hacer todo lo demás. O comenzar con los seres vivos y luego hacer el resto. Pero la cronología sugiere un orden temporal que concuerda mucho con el que la ciencia moderna nos revela.
Describiré algunos elementos extraídos de datos científicos correlacionándolos con el pasaje del Génesis al que (pienso que) corresponde. Los pasajes bíblicos están en negritas:
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra (Génesis 1:1) separando el universo físico conocido del mundo espiritual hace unos 13,700 millones de años a partir de una singularidad, que ahora llamamos big bang.
Y la tierra estaba sin orden y vacía, y las tinieblas cubrían la superficie del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas (Génesis 1:2). De hecho, la luz no apareció en el universo hasta aproximadamente unos 300,000 años después del inicio de la creación.
Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz (Génesis 1:3) en el instante en que los electrones y los protones se enfriaron lo suficiente para formar átomos y liberar fotones. El universo se hizo transparente y claro.
Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas (Génesis 1:4). Esto último sucedió unos dos mil o tres mil millones de años después del inicio de la creación, cuando se formaron las primeras estrellas. Unos seis mil años después se formó nuestro sol y los planetas. Estos eran globos de gas caliente aun desordenados.
Poco a poco la tierra se fue enfriando, disminuyendo la velocidad de rotación formándose períodos diarios compuestos, mitad iluminados por la luz del sol, mitad de oscuridad. Y llamó Dios a la luz día, y a las tinieblas llamó noche. Y fue la tarde y fue la mañana: un día (Génesis 1:5). Desde luego debemos aclarar que han pasado miles de millones de años a partir del inicio de la creación, pero para el Ser Supremo esto equivale a un día.
Entonces dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión cielos. Y fue la tarde y fue la mañana: el segundo día (Génesis 1:6-8).
Definitivamente, este día fue más corto que el anterior, y es que el tiempo parece acortarse cuando hay mucha actividad, y una tierra que se prepara para albergar la vida en su seno es muy activa. Hace 4,500 millones de años la tierra era aun una bola incandescente. Su superficie estaba compuesta por un océano de material fundido en donde no existía el agua líquida.
El enfriamiento gradual de la tierra determinó la formación de una corteza compuesta por roca volcánica, seguida del aparecimiento de vapor de agua hace unos 4,400 millones de años, cuando la tierra bebé contaba apenas con 100 millones de años.
La enorme cantidad de vapor de agua se mezcló con el Dióxido de carbono desprendido de las rocas volcánicas originando la tormenta más severa de la historia del planeta. El agua precipitando a la tierra formaba un enorme y único cuerpo. Llovió durante muchos millones de años formándose de esta manera, hace 4000 millones de años, un mundo acuático donde el 90% de la superficie estaba cubierta por agua líquida: un enorme océano.
Entonces dijo Dios: Júntense en un lugar las aguas que están debajo de los cielos, y que aparezca lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco tierra, y al conjunto de las aguas llamó mares. Y vio Dios que era bueno (Génesis 1:9,10). Quinientos millones de años después del surgimiento del mundo acuático, resurgió una intensa actividad volcánica que separó en la superficie las aguas de las aguas, formándose los continentes y los océanos.
Y dijo Dios: Produzca la tierra vegetación, hierbas que den semilla, y árboles frutales que den fruto sobre la tierra según su género, con su semilla en él. Y fue así. Y produjo la tierra vegetación: hierbas que dan semilla según su género, y árboles que dan fruto con su semilla en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y fue la mañana: el tercer día (Génesis 11-13). Desde luego, hasta el final de este tercer día partiendo del inicio de la vida mucho trecho fue recorrido.
Es probable que la vida surgiera en el fondo de los océanos, y que de aquí fluyera hacia la superficie. Luego surgieron los primeros organismos unicelulares y después, hace 2,500 millones de años, una estructura compuesta por capas de algas llamada estromatolito cubría las costas de todo el mundo. Estas estructuras comenzaron a llenar la atmósfera de oxígeno mediante la fotosíntesis, lo que prepararía a la tierra para acoger la vida animal.
Después de 2000 millones de años de fotosíntesis la tierra se volvió azul por el abundante oxígeno. Hasta aquí únicamente existía la vida vegetal. La presencia de oxígeno permitió el surgimiento de un tipo de vida diferente, con un metabolismo más activo que el de la vida vegetal y capaz de desplazarse rápidamente para conseguir alimento. Un tipo de vida que no dependía de la luz solar para sintetizar sus alimentos. En el período Cámbrico los animales multicelulares poblaron los océanos en una explosión de diversidad de vida sin precedentes.
Durante los siguientes 100 millones de años la concentración de oxígeno en la atmósfera alcanzaría los niveles actuales (21%), suficientes para formar una capa de ozono en la atmósfera superior que bloquearía la mayor parte de la dañina radiación electromagnética de frecuencias altas, especialmente la ultravioleta. Esto permitiría a ciertas especies aventurarse poco a poco en tierra firme y experimentar los ciclos de día y noche fuera del océano”.
Hasta Génesis 11:13 parece haber una concordancia temporal casi perfecta, con la excepción de los versos 14-19 que se refieren a la creación del sol y la luna (lumbreras).
Sobre el orden en el que aparece la vida hay una increíble correlación con los datos científicos. Según el Génesis primero aparece la vida vegetal, luego los seres vivientes marinos, a continuación los animales terrestres y por último el hombre. La excepción son las aves, que según el Génesis fueron creadas conjuntamente con los animales marinos, mientras los datos científicos sugieren que las aves surgieron a partir de reptiles terrestres.
En el Génesis 2 se retoma la creación del hombre. Al inicio se vuelve a la tierra primigenia de hace 4,500 millones de años, se obvia el resto y se retoma la creación del hombre en Génesis 2:7. Sin embargo hay algo sorprendente, y es que la creación Bíblica del hombre concuerda con el inicio de la civilización, de la agricultura, de la escritura y por ende de la historia en un lugar en donde un río se divide en cuatro brazos, hace probablemente unos 7000 años. Dos de estos ríos son el Éufrates y el Tigris entre los cuales se desarrolló la Mesopotamia, cuna de las primeras civilizaciones de las que se tiene noticia.
Es posible que además de la revelación divina Moisés (a quien algunos le atribuyen la autoría del Génesis) contara con manuscritos sumerios provenientes de la Mesopotamia y luego adquiridos por la civilización egipcia, plasmados a partir de la información obtenida de la tradición oral hacia el segundo milenio A.C., y que la ausencia de información anterior a estos fuera interpretada como ausencia de seres humanos. Por lo tanto tiene sentido la suposición del autor del Génesis con respecto a que el ser humano fue creado en este período de tiempo.
Si esto fuera así, la existencia histórica de Adán y Eva sería verídica. Se trataría de los fundadores de una de las primeras comunidades sedentarias sobre la tierra que descubriría con la ayuda de Dios la ciencia y el arte del cultivo; que resolvería la manera de plasmar el lenguaje en la palabra escrita como legado para la posteridad, y que iniciaría una espiral ascendente de descubrimientos tecnológicos que aun no termina, pero del cual forma parte inseparable la intriga, el pecado, la lucha por el poder, el asesinato, la necesidad de justicia, y la comunión con Dios.
Inteligente, ponderada y acuciosa perspectiva Edwin...Se especula que Moises como parte de la èlite egipcia, pudo como prìncipe o sacerdote acceder al culto de Atòn (Monoteìsmo representado por el Disco Solar) el cual fuera ulteriormente proscrito (bajo el imperio de sobrevinientes faraones) lo cual lo motivara para poder salvar sus creencias y su culto a adoptar como su grey al pueblo judìo, por demàs urgido de un lider que le condujera a la libertad, produciendose eventualmente un sincretismo entre las enraizadas tradiciones hebreas y el culto propugnado en su momento por Akenatòn.- Esto explicarìa la necesidad de Aaron como interprete (Moises presumiblemente NO dominaba la lengua hebrea) y asimismo el monopolio de la clase de los levitas para la celebraciòn del culto, como grupo diferenciado del pueblo.- Lo seguro es que mientras no se formule la subsiguiente ley de la termodinàmica o que la aplicaciòn tecnologica de las existentes se magnifique y nos permita viajes exploratorios al pasado, los hechos facticos seguiràn difuminandose en la sombra de los tiempos...y en las cataratas de las retinas...ja...Con todo, adviertase que el libro de Genesis por mas que pueda ser fuente o muletilla de Historia, Filosofìa, Antropologìa y Astrofisica y de otros campos de interes humano, es esencialmente (como bien dice Ud) un abordaje a la condiciòn ètica y moral del hombre, y como tal pràcticamente esta excediendo los requerimientos.- Puesto que obra escrita, algùn estilo literario ha de tener, a veces se parece al cuento, al mito, a la leyenda y a la èpica, pero eso si, siempre y de manera maravillosa con una coherencia trepidante alrededor de ciertos principios morales.- Por mas, estos generos son producto de la tradiciòn oral y su riqueza, efectividad y presteza nemotecnica està probada por los polvos del tiempo.- Los principios revolventes son: La existencia de un Dios ùnico todopoderoso en contraposiciòn al politeismo barbarico del desierto, la condiciòn humana de sumisiòn a Dios incluso la de sufrimiento y muerte en contraposiciòn a la arbitrariedad y el desorden social, la importancia de la identidad y la unidad nacional y mejorar la condiciòn social en contraposiciòn a la degradaciòn de los pueblos vecinos...etc...Comparto del todo que para que alguien escribiera y descirniera sobre puntos tan universales y eternos en aquellos albores de las civilizaciones, era esencial, el apropiado entendimiento, el sentido comùn y la buena voluntad (inspiraciòn).- Saludos.- Josè M. Castillo Hidalgo.
ResponderEliminarHay que echarle gran imaginacion para redactar semejante articulo. Diria una intento de acomodar las "sagradas escrituras". Un saludo
ResponderEliminarPues fíjese que no es gran imaginación. De hecho, todo cuadra bastante bien, lo que es lógico considerando que algunas razas antiguas aun desconocidas en la actualidad, poseían conocimientos avanzadísimos que heredaron por la tradición oral hasta que fueron plasmados por el pueblo Judío. El Gnésis 1 es diferente al Génesis 2. El primero, es la narración secuencial de la hitoria del origen del universo, la vida y el hombre. El segundo es el octavo día: el surgimiento de la civilización agrícola, o al menos una parte de ella: la antecesora de los modernos árabes e israelitas.
ResponderEliminarEl intento de los creacionistas literalistas de reciente surgimiento (las maneras históricas de estudiar las Escrituras han sido muchas y variadas siendo la literalidad la excepción) le han hecho más mal que bien a la búsqueda de la verdad.