Por: José María Castillo Hidalgo
El concepto de las ciudades
modelo han sufrido una transformación total y en nada se parecen a la idea
original del señor PAUL ROMER.
Han debido adaptarse a las
exigencias de grupos sociales que afirman que contravienen normas
constitucionales y no obstante el cambio de su forma, estos grupos se siguen
oponiendo tenazmente, las malas lenguas, que rara vez se equivocan, dicen que
es porque los que si están mojando no les quieren dar moje.
Estoy de acuerdo que un
proyectos de esta clase debe realizarse conservando la dignidad y la integridad
nacional, pero sin dejar de sopesar la necesidad de crear fuentes de trabajo y
mejorar los niveles de vida de los connacionales, lo ideal es que todos estuviéramos
incluidos en proyectos que mejoren los niveles de vida, pero tampoco hay que
ser egoístas y rechazarla si puede beneficiar a una buena cantidad.
Suficientes experiencias
constan en los anales de nuestra historia y en las lagunas que se han formado
con las lágrimas del pueblo, para haber aprendido a negociar y no permitir que
se esfume esta oportunidad de sacar algo positivo de la idea, de lo contrario
lo que queda es seguir la senda de los migrantes, sabiendo que muchos ni
siquiera llegaran a su destino, y otros que si lleguen, los humillaran y los devolverán.
Y los que se vayan y sobrevivan a las contrariedades y permanezcan allá, tarde
o temprano perderán el vinculo con la tierra que los vio nacer y esta NO es la
forma ideal de hacer patria tampoco.
Muy acertada su opinión
ResponderEliminar