martes, 26 de julio de 2011

LA TRAICIÓN, LA ENCRUCIJADA Y EL PUNTO DE NO RETORNO

Por: José María Castillo Hidalgo

Las demás personas que estaban en el recinto salieron por distintos motivos que no vienen a cuento. El discípulo dejó de contar monedas y tuvo entonces fuerzas insospechadas para confrontar y ver directamente a los ojos de su Maestro, a quien amaba y a veces también odiaba. Pero para él todo estaba claro ahora. Si alguna metáfora cabía, era aquella que dice que los granos ya están dorados y listos para la molienda.

El recibimiento apoteósico y la proclama hecha por la multitud a su Maestro como hijo de David, es decir, heredero legítimo al trono, era la señal esperada y él quería desde hace mucho tiempo introducir entre las prédicas de sus compañeros, su propia lucha y sus aspiraciones. Este tema ya había sido tratado en conversaciones anteriores, pero nunca como ahora consideraba él que era esta la hora propicia de la sublevación y si no era esta, ya no habría otra, así que había que hacer un último esfuerzo para que esto entrara al programa de inmediato.

Al pueblo le urge que se le quite de encima la opresión del usurpador extranjero, que se le devuelva la dignidad que da el pan y la religión y que tenga oportunidad de ser feliz. Aquí en mi cinto y mas allá sobre los estantes, están las espadas con doble filo, y lo que es más importante, sobran las fibras que las han de blandir y que no saben temblar, para destriparles las cabezas a tanto pagano extranjero que nos desgobierna, nos explota y nos humilla. La gloria de Salomón está a la vuelta de la esquina, las aspiraciones del pueblo son para vivirlas hoy, para que nuestros hijos y nietos sean mejores y que cada amanecer sea más brillante que el anterior.

Así que de una buena vez habló: “Querido Maestro, tengo todo arreglado, unámonos a la lucha armada, y tu se el Rey, por favor.” El Maestro no anduvo con ambages y con una firmeza de montaña, la cual su discípulo sintió como una estocada en los intestinos con extracción de tirabuzón le contestó: “Ya te dije que no y ya te expliqué por qué.”

El discípulo sintió encabritarse los vellos de sus brazos y la nuca. Percibió que le bullía la sangre y las orejas le silbaron. Entonces cualquier palabra que pudiera haber salido de su garganta, se convirtió en una vorágine que se hundió en el mar de su cuerpo y se hizo silente como una tumba. Se dio la vuelta y se encaminó a la puerta. Cuando tomó la aldaba escuchó la voz de su Maestro y el alma le regresó al cuerpo solo para abandonarle de nuevo al interpretar su mente las palabras que le decía: “Lo que vas a hacer, no le des tanta vuelta.”

Afuera estaban los hombres divididos en grupos, casi todos con espadas pero ninguno pensando en la lucha ni en pie de guerra, sino que se la pasaban siguiendo al Maestro y a unas cuantas mujerucas en sus pregones pacíficos e ilusionismos folclóricos, detrás de unos mensajes llenos de imágenes, que a veces compartían el dolor del pueblo y a veces lo dejaban huérfano. Cuando vio a los compañeros sintió que se le desbordaban por las circunvoluciones del cerebro las palabras dichas por su Maestro: “No le des tanta vuelta,” entonces ya no caviló sino que  dijo en voz baja “ja...cual vueltas si voy derechito a erigir un mártir para la lucha de mi pueblo.”

Adentro el Maestro vislumbraba en el horizonte imágenes del futuro y sintió como se reventaban las plaquetas y los vasos en su sistema y cuando se secó el sudor de la frente con el dorso de la mano, pudo advertir que estaba transpirando sangre. Al día siguiente, le tocó al Astro Rey retostar por última vez al Rey Maestro a quien a su vez le tocó desfilar empapado en mas sudor y más sangre, y con un leño a cuestas, y a los efluvios dorados siguiendo instrucciones precisas, además de su oficio regular de todos los días, les tocó hacer saltar de aquella piel gravemente torturada un vapor que repeliera a los serafines, a los espíritus de sus ancestros por línea materna y a las demás fuerzas protectoras del universo y también a infinidad de entidades paralelas que intentaban permear para socorrerle desde todos los confines del multiverso.

Las mujeres al paso de aquel cuadro prorrumpían en llanto, pero él les decía: “No lloréis por mi, esto no es nada, llorad por lo que le espera a vuestros hijos... ¡Vaya la élite de Sacerdotes y del Sanedrín, si esto hacen con el árbol que da fruto, que esperanza le queda al pueblo!”

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La revuelta judía en serio contra los invasores Romanos tardó algunos treinta años más en estallar y en todo caso, el patriota aquel que fue apóstol, para bien o mal, se libró de verla y vivirla. Fue si no en el año 66 de la era común,  primero en el Norte de la provincia, precisamente en la región llamada Galilea, donde la insurrección liderada por guerrilleros zelotas y sicarios (término que  les aplicaron los romanos a los defensores judíos por analogía con los malandrines de su ruedo, la palabra viene de “sica,” pequeño puñal que se ocultaba en los pliegues del manto y se sacaba rápidamente para cumplir encargos... grupo por demás radical y recalcitrante, dedicado al  asalto, el secuestro y la eliminación selectiva, del cual dicho sea de paso, Barrabás había sido conspicuo miembro y posiblemente también el propio discípulo tesorero: Iscarii-ote=el sicario, y aún otros de ellos) que incitados por fanatismos religiosos y políticos (vaya combinación  explosiva) atacaron y destruyeron la guarnición romana compuesta mayormente por mercenarios griegos y sirios, y al llegar los refuerzos, se replegaron a Jerusalén.

Aquí los Comandantes históricos Eleazar ben Ananías, Juan de Giscala, Simón ben Giora, Eleazar ben Yair (Juan bar Aona?) se atrincheraron en lugares estratégicos de Jerusalén, en la ciudadela de la fortaleza Antonia, en el mismo Templo y otras grandes edificaciones, para enfrentarse a los enviados del Emperador Vespasiano, su hijo el General Tito, Cestio Galo, Lucilio Baso, Lucio Flavio Silva. Los romanos tenían 70,000 hombres en armas, los judíos unos 300,000.

Los señores de la guerra del Imperio, duchos en el arte de vencer y dominar, intentaron durante el asedio una rendición que les reportara una mínima de bajas, usando la guerra psicológica. Hicieron despliegue de sus armas sofisticadas y de última generación, flamantes catapultas y ballestas, y sus soldados mostraron sus corazas relucientes y su férrea disciplina, haciendo todo tipo de ejercicios militares con sus caballos y mastines, levantando nubes de polvo y produciendo una mezcla multicolor con la fanfarria que da el poder.

También pusieron al sabio e ínclito historiador judío Flavio Josefo, a que desde afuera de la muralla increpara a sus paisanos: “¡Nuestro pueblo NO ha recibido nunca el don de las armas, y para hacer la guerra acarreará forzosamente ser vencido en ella!” “¡Creéis que Dios permanece aún entre los suyos convertidos en perversos!”  Y otras expresiones de este talle. Pero lastimosamente ni esto ni aquello disuadió al valiente corazón del guerrillero judío, quienes tampoco permitieron a la población negociar la rendición por vía de cometerle atrocidades (como siempre al pueblo le toca hacer de jamón y queso en el sandwich) y ni modo, los romanos tampoco podían regresarse a Italia con las manos vacías y a embates de arietes y rocas rompieron la muralla de la ciudad.

Aún hoy en día, puede verse sobre la Vía Sacra de la Ciudad Eterna allende el Mediterráneo, el Arco de Tito, mostrando en  bajorrelieve a soldados romanos en procesión triunfal alzando como botín de guerra la menorá (candelabro de siete brazos) y otros tesoros del Templo, y hay crónicas que relatan que se sacó de allí tanto oro que su precio bajó a la mitad en esos días.

El último reducto de la resistencia estuvo en la Fortaleza de Masada, situada sobre una colina con vista al Mar Muerto, donde casi mil personas, tomando fuerza e inspiración de la vistada, prefirieron suicidarse en masa en el año 73, antes que entregarse a los idolatras.

CONSECUENCIAS: Toda la provincia fue arrasada, Jerusalén quedó en escombros y del imponente templo solo quedó un muro adrede al que todavía llegan a lamentarse los fieles judíos. Más de un millón de personas puede decirse que afortunadamente murieron, en comparación a la funesta suerte de gran parte de los sobrevivientes que les tocó vivir como esclavos. Esa fue precisamente la razón de la diáspora y la extinción del antiguo Estado judío. Inclusive se especula que esta terrible tragedia ocasionó el estigma y trauma  colectivo que ulteriormente impidió a los askenazíes y sefarditas organizar una resistencia guerrillera efectiva contra los aberrados nazis.


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El Presidente tropical, normalmente audaz, pendenciero y lenguaraz, se miraba ahora pálido, desconcertado, y guardaba silencio. Un sudor gélido se escurrió por su rostro y acabó en sus bigotes en forma de escarcha, mientras escuchaba las explicaciones que no quería escuchar. El creía que podía ser conveniente posponer la movida y así lo había expresado, y pensaba: ¡Pero si yo mismo he sido de la oligarquía y la oligarquía no es tan mala!... ¡Y si en verdad tengo apoyo popular del auténtico soberano NO necesitamos insistir en actuar a matacaballo!  Pero el bajito de anteojos le decía: “Ya NO nos podemos echar pa tras, es mejor enfrentar las obsoletas y retrógradas leyes de este país y a las autoridades y monigotes pusilánimes y pichiruches de la oligarquía corrupta, corruptible y corruptora y demás poderes fácticos, en el peor de los casos, que enfrentar o contrariar a las fuerzas que nos han apoyado hasta ahora, porque entonces sí que no quedará títere con cabeza y ni vos ni yo vamos a hallar un escondrijo suficientemente bueno donde reposar el morro. Recordá que para los nuestros el poder es su religión y sus métodos casi cualquiera y no entienden de razones, menos de estupideces y reculadas. Ya lo dijo el Che: Si avanzo seguidme, si me detengo, empujadme y si retrocedo pegadme un tiro.”

Entonces el chaparrito de cachetes escabrosos apagó el aire acondicionado, miró a la mujer sonriente sentada de piernas cruzadas en el sofá y luego quedó viendo al Presidente para apreciar alguna reacción en su cuerpo. Afuera la concurrencia esperaba impaciente. El Presidente se quitó el sombrero, respiró hondo y  con ambas  manos se aplastó el cabello hacia la nuca. Con voz suave y melodiosa dijo: “Démosle viaje puesss...”

RECUENTO:
2,000 millones de dólares en perdidas.
+100 muertos.
+Miles de heridos.
=Una nación dividida.

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...Pero el nuevo amanecer es nuestro!


Roatán, Julio 26, 2011.


JOSÉ MARÍA CASTILLO HIDALGO

sábado, 23 de julio de 2011

CADA LOCO CON SU TEMA

Edwin Francisco Herrera Paz. Este mundo parece estar loco. Cada quien anda con su tema. Los de la resistencia con la cantaleta rayada de la Constituyente y el golpe de estado. Nadie los saca de su rollo. El comunismo es el único y absoluto medio de salvación del ser humano. Dios no existe y el libre mercado del capitalismo es la peor de las aberraciones. Por otro lado los golpistas andan por allí quejándose. Les han cancelado las visas y ya les dijeron que sí son golpistas, pero se consideran a sí mismos próceres de la patria por haber salvado esta patria de los comunistas, según ellos la peor lacra que ha dado a luz la humanidad.

Los cristianos evangelizamos porque de esta manera los predestinados serán salvos. Urge que todas las almas conozcan el mensaje de las buenas nuevas y la luz de nuestro Cristo Redentor. Mientras tanto los ateos activan contra la iglesia en todas sus manifestaciones proclamando que el peor mal del mundo es una falta de iluminación científica, alentada por los malvados cristianos que solo desean continuar con su dominación a través de la fe.


Así las cosas, el Papa Benedicto XVI culpa a los ateos de las atrocidades de los grandes villanos de la humanidad, como Hitler y Stalin. En respuesta, el connotado biólogo evolucionista Richard Dawkins contesta que Hitler no era ateo, o al menos fue bautizado y nunca renunció al bautismo, y que la intención del Papa es malévola, malintencionada contra los humildes e inocentes ateos que solo desean el bien de la humanidad; que en realidad el Papa quiere desviar la atención del público de los escándalos de la Iglesia Católica.

Los grupos poderosos opinan que el mundo necesita de una guía superior representada por los banqueros, los grandes empresarios y otras especies de “semidioses”; inteligencias supremas que conduzcan a esta mediocre humanidad de este mediocre planeta por el sendero del desarrollo, y en la realización de esta mesiánica encomienda no faltan las reuniones secretas, la destrucción, el homicidio colectivo, el genocidio, el engaño y toda suerte de malabares cuya motivación subyacente es mantener el estatus. Los otros, populistas, votan por esquemas abiertos de gobierno en donde la mentira no tenga cabida, códigos abiertos, eliminación del secreto y una distribución uniforme del poder.

Los diferentes tipos de conservadores, denominados nacionalistas, republicanos etc. creen en el orden. Las estructuras sociales organizadas, la verticalidad del mando y la estructuración en niveles son muy difíciles de conseguir, por lo tanto se deben preservar a cualquier precio. Los liberales están conscientes de que el cambio es necesario para la evolución, y que el fin no justifica los medios. Comienza entonces la guerra entre liberales y conservadores.

Resulta que casi siempre todos desean el bien de todos, y entre buenos deseos se desata una guerra de procedimientos para conseguir ese tan deseado bien común. Nadie está de acuerdo en nada y todos se pelean por todo. El que no tiene quiere tener, y al que tiene le da la depresión existencial. ¿Quién nos entiende? Si viniera un extraterrestre en verdad inteligente y racional a examinarnos muy de cerca, nos vería como seres caóticos que no saben lo que quieren.

Doña Chencha prepara baleadas, plátano con mantequilla y unos deliciosos frijoles fritos nadando en manteca de chancho. Julián se los come encantado aun conociendo la capacidad de esas delicias culinarias de tapar las arterias como el sarro tapa las cañerías. Julián es de la opinión de que la vida se vive una vez y hay que vivirla. Igual se traga este manjar hipercalórico que seduce a la Lupe, la niña guapa de la esquina hija del vendedor de guaro. Genaro lo reprende diciéndole que no vivirá mucho. “Mirame a mí que sí me cuido,” le dice a Julián. Esteban los regaña a los dos por aferrarse a las cosas materiales. Él es un asceta a quien no le interesa ni el comportamiento hedónico de Julián ni las ansias de eterna juventud de Genaro. ¿Quién tiene la razón?

Todos tenemos algún problema gigante, algún ultrasecreto, alguna superdebilidad, y a veces hasta algún superpoder. Pero lo cierto es que detrás de las guerras, de los asuntos de estado, del narcotráfico, de las grandes religiones, de la ciencia grande, de los grandes derrumbes financieros, de los viajes espaciales e interplanetarios y de los plátanos con mantequilla de doña Chencha, estamos nosotros, frágiles humanos, irracionales en gran medida actuando acorde con la dirección de nuestra particular manada, y como dijera Serrat, con nuestros pequeños temas, pequeños amores, pequeños problemas y pequeñas hazañas; piezas minúsculas de un gran rompecabezas social cuyo paisaje impreso se nos niega.

Y sin embargo, lo realmente sorprendente es que de ese mar de irracionalidad, del enfrentamiento, del caos, nace el orden. Una bella estructura social. Cuando se ve a la distancia la sociedad humana es un hermoso y gigantesco hormiguero dentro del cual todos trabajan por mejorarlo aun sin saberlo. Medra a costa de su entorno y de otras especies, se corrige, se expande, a veces se autoflagela, a veces se organiza, y finalmente viaja al espacio en busca de nuevos hábitats.

Al final todos somos uno solo. La sociedad humana vive. Tiene vida propia.

Lea también:
Monstruosas Discrepancias
Sobreviviremos
Superorganismo Universal
A continuación le muestro una interesante conferencia en TED sobre el tema. Para que los subtítulos aparezcan, después de echar a andar el video, busque "Español" en la pestaña que dice "Languages [off]."


lunes, 18 de julio de 2011

Costumbres de mi tierra Honduras

Edwin Francisco Herrera Paz

Hondureños en el exterior

En cada territorio, en cada lugar en la tierra los humanos tiene sus propias costumbres; comportamientos por los que son conocidos sus habitantes. El idioma, las etnias, las expresiones, las costumbres culinarias y los hábitos residenciales son algunos ejemplos de cualidades que caracterizan a una población.

Los diferentes países de Latinoamérica tienen costumbres que son únicas a pesar de la relativa homogeneidad cultural de la región, y Honduras no es la excepción. Si hubiera una o varias características que nos distinguieran a los hondureños de los demás habitantes de la canica azul, ¿Cuál escogería yo como las más sobresalientes? ¿De qué manera sabría en otro lugar del planeta que el ser humano que estoy viendo es hondureño?

Los hondureños compartimos con los otros humanos del planeta tierra el gusto por nuestra propia comida. No existe un hondureño que resida por algún tiempo en el exterior que no busque, tarde o temprano, frijoles rojos indios para comerlos fritos y harina de maíz para las tortillas.

Si no contamos con tortillas de maíz entonces las fabricamos de harina, les ponemos frijoles rojos fritos y mantequilla, las doblamos por el medio y tendremos una “baleada,” extraño nombre para un alimento y que proviene, según un amigo mío, del hecho de que la primera persona en comercializarla fue una señora de la ciudad de la Ceiba que había sido baleada, es decir, pasconeada a tiros y sobrevivió. La expresión “vamos a comer donde la baleada” poco a poco fue substituida por “vamos a comer baleada.” El platillo se popularizó tanto que se ha elevado a la categoría de comida típica de Honduras.  

Pero aparte de inclinaciones gastronómicas a mí se me ocurre que los hondureños nos distinguimos en cualquier lugar casi que patognomónicamente  por tres aspectos:

1) En cualquier lugar del mundo, si debemos mantenernos parados por algún tiempo, buscamos una pared, un poste o cualquier estructura similar en la que podamos apoyar o recargar un pie, como sosteniendo la estructura involucrada para que no se caiga. La técnica consiste en flexionar la rodilla con el fin de apoyar la planta del pie y a la vez se apoya la totalidad de la espalda. La pierna flexionada se alterna para evitar el cansancio.

2) Cuando usted le pregunta a un hondureño por una dirección, o por la ubicación de algún objeto este responde invariablemente, no señalando con el dedo, mucho menos mediante instrucciones verbales, sino mediante un movimiento de proyección de los labios hacia adelante, como cuando se va a dar un beso, mientras a la vez se inclina la cabeza hacia atrás.
Si usted está de viaje por el mundo, Europa por ejemplo, y ve a una persona realizando estas acciones (una o ambas) puede estar seguro de que se trata de un hondureño.

3) Hablamos entrecortado. Los hondureños solemos "comernos" las últimas palabras de una oración. Cuando un hondureño va a otro país de Latinoamérica y no termina la oración el interlocutor usualmente se le queda viendo fijamente, esperando a que finalice de hablar. El hondureño piensa: “¿Y a este que rayos le pasa?” Pero pronto aprende a terminar las oraciones por miedo al ridículo.

Hoy en la universidad donde laboro, tuve que pedir ayuda con la clave de mi correo electrónico al departamento de informática. Me atendió un muchacho muy amable que procedió a reprogramar mi cuenta. Cuando le pregunté si los exámenes serían en línea este trimestre, me quedó viendo y me dijo: “nosotros no nos encargamos de eso. Los encargados sooooooon…..” y en seguida se quedó con la mirada perdida en el limbo de sus algoritmos y continuó programando. Yo me quedé quieto esperando pero mi interlocutor nunca terminó la frase, ¡y no se dio ni cuenta! 

Cortesía: René Adalid Marquez
Jampedranos y sus términos

Mi ciudad, San Pedro Sula, es la más progresiva del país. Nuestro gentilicio es “sampedranos,” aunque somos conocidos en el resto del país como “jampedranos,” por nuestra presunta inclinación por pronunciar el fonema j en lugar de la s. Se supone entonces que hablamos más o menos así: “El jeñor Janchez je fue para Jiguatepeque”. Si usted oye a alguien hablar así, puede estar bastante seguro que es jampedrano.

Cortesía: René Adalid Marquez
Algunas frases son típicas de los jampedranos. Cuando usted le pregunte a alguien de Jam Pedro Jula por alguna dirección y el interpelado le responde: “Ejo ejtá allá por la veinte”, significa que el sitio en mención está muy, pero muy lejos. La frase se originó hace tiempo cuando la veinte calle se encontraba muy distante del centro de la ciudad.

Otra frase muy utilizada en San Pedro es “Por fin le cayó el veinte,” cuando se quiere decir que alguien lento para comprender, al fin comprendió algo. La frase se originó en la época de las famosas rocolas de los bares o los comedores, que cuando el transeúnte ponía una moneda de veinte centavos en la máquina, se activaba un mecanismo buscador y luego un brazo robótico que colocaba un disco de vinilo de 45 revoluciones debajo del brazo que portaba la aguja que lo haría sonar.

Uno de los contratiempos que presentaban a veces los susodichos aparatos era que la moneda de 20 centavos se trababa y no caía. El problema se arreglaba  propinándole unas cuantas patadas en diferentes lugares a la máquina, pero otras veces el veinte nunca terminaba de caer, lo que causaba frustración al usuario. Más de alguna rocola pereció bajo la furia de algún hombre que bajo los efectos del alcohol no pudo escuchar su balada favorita. Por eso hay algunos (como los políticos) a quienes nunca les “cae el veinte.”

Bien, ji algún hondureño o jampedrano lee ejte post y je le ocurre algún otro ajpecto por el cual noj caractericemos, por favor dénojlo a conocer en la jección de comentarios.

domingo, 17 de julio de 2011

EL PODER DEL FUA

¿Qué es? Una especie de fuerza interior, el contacto supremo con el yo interno, la unidad con el universo, el todo, la fuerza vital. Es lo inconsciente freudiano haciéndose consciente, es el inconsciente colectivo de Jung enfocado conscientemente en un punto. Son los chacras del hinduismo multiplicados por mil. Es como el Kiai de la “mano vacía” japonesa pero mucho, mucho más poderoso. Es una verdad mística conocida por muy pocos iniciados.

Amigo lector, cualquier cantidad de palabras se quedaría corta para describir la grandiosidad del FUÁ. A continuación le muestro un video con la explicación: 



Bueno, parece que este señor tenía su FUA demasiado diluido en alcohol, lo cual no le resta poder. Veamos de lo que es capaz el FUA cuando es adecuadamente canalizado:




Bien amigos, ya saben. Practiquen mucho su FUA. Y que tengan un feliz día. FFFUUUUAAAAAAAA!!!!!!

martes, 12 de julio de 2011

Los Desaciertos del Gobierno de Honduras

Desde hace algún tiempo hay una cuestión que me ha venido angustiando. Y no es algo trivial. Se trata de un algo relacionado con mi autoestima. O mejor dicho, un asunto por el que he estado a punto de recategorizarme. Con vergüenza se lo digo. Desde hace algunos días he estado considerando la posibilidad de que soy bruto.


¿De qué se trata? Pues ni más ni menos que del tema de la tan mencionada y afamada Asamblea Nacional Constituyente. Verá, por más que me he devanado los sesos, no logro entender, no logro descifrar, me es imposible dilucidar en qué aspecto puede una Constituyente mejorar el caótico estado en el que se encuentra nuestro estado. Pero si todas esas honorables personas del gobierno y de la resistencia (con el perdón de mis amigos de la resistencia, que son muchos) dicen que es bueno, debe ser bueno, por lo tanto yo debo ser muy bruto.

Afortunadamente para mi amor propio, ayer leía un artículo sobre unas técnicas de biología molecular en una prestigiosa revista científica inglesa. Al terminar de leerlo me dije a mi mismo: “Mi mismo, la biología molecular es una materia algo complicada. Un constructo molecular no es fácil de entender aun para los académicos, y vos lo entendés a la perfección. Entonces….. mmmmm…. Esperá un momento. Tal vez a fin de cuentas no seas tan bruto.” Después de esto me puse a reflexionar un poco más a fondo sobre el asunto y llegué a estas conclusiones.

El objetivo de la ropa interior
No se equivoque. No estoy hablando de algún Canciller de la República experto en el diseño de ropa interior femenina. Realmente, ¿Se ha puesto a pensar para qué sirve la ropa interior? Usted me contestará que la popular ligereé, al menos la femenina, tiene como objetivo despertar la sensualidad en la pareja. Bueeeeeno, aunque no comparta su opinión ya que personalmente considero mucho más sensual la ausencia de ropa interior, le voy a tomar su opinión como válida.

Algunas prendas tienen un objetivo práctico. Los sostenes, también llamados sujetadores o brazieres, tienen la finalidad de levantar el busto de las féminas de tal manera que este se yerga sobre el pecho, como desafiando las ecuaciones de Newton que describen las reglas que gobiernan la atracción entre dos masas, es decir, la ley de la gravedad. De igual manera, los calcetines masculinos también tienen un fin práctico. Nos protegen del frío y del roce con los zapatos.

Pero contésteme usted, amigo lector, ¿Para qué en este mundo sirven los calzoncillos masculinos? Pero por favor conteste sinceramente. Porque según una investigación detallada que hice un día, me di cuenta que el único efecto de la cuestionada prenda es recalentar los asuntos masculinos disminuyendo el conteo de espermatozoides provocando, por ende, una disminución de la fertilidad (más marcada con los ceñidos bóxers o los biquinis que con los “manga larga” de patitos que llegan hasta la rodilla y que tanto le gustaban a su mamá). Si usted es un hombre macho masculino, lo reto a que haga la prueba. Deje de usar calzoncillos por un mes. Verá que aparte de su pareja (a quien probablemente le guste) nadie notará la diferencia. Y si usted adopta la costumbre de por vida se ahorrará una pequeña fortuna.

Bueno, bueno, pero ya no lo distraigo en asuntos de costumbres personales y voy al grano. Como se habrá enterado, a mí me gustan mucho las metáforas, y la metáfora aquí es esta: Una Asamblea Nacional Constituyente tiene la misma utilidad en beneficio de Honduras que la que tiene un calzoncillo para un hombre. Absolutamente ninguna. Bueno, tal vez usted piense que estoy siendo demasiado severo, y puede que tenga razón. Se me ocurre que la Constituyente si tiene dos utilidades, pero no para Honduras. La primera, poner de nuevo en la presidencia a algún ejemplar de alguna especie en vías de extinción o ya extinta, como por ejemplo el pájaro dodo o algún dinosaurio. La segunda, mantener en la presidencia al actual presidente hasta que se calcifique de viejo o hasta que se aburra, lo que suceda primero.

Por eso, la alharaca de alguna gente del gobierno sobre instalar una Constituyente es el primer brutal y grandioso ¡¡¡¡¡¡¡¡¡DESACIEEEEERTOOOOO!!!!!!!!!!

¿Seremos brutos o es que somos masoquistas?
Si le preguntan, “¿Es usted masoquista o bruto?” ¿Qué respondería? Tal vez que ninguna de las dos. Pero si no le dan opción es probable que se decida por “masoquista,” pues para muchos es menos bochornoso que se le impute un estigma relacionado con la inclinación sexual, que con la deficiencia mental.

Pues bien, ¿Sabía usted que el gobierno considera que usted y yo somos masoquistas, o quiere hacernos pasar por brutos, o ambas opciones son correctas? ¿No me cree? Yo no suelo ver televisión pues considero que el embobamiento que produce el aparatejo cúbico o paralelepípedo solo puede compararse con un proceso de zombificación, pero inevitablemente cruzo por algunos sitios en donde siempre hay un televisor encendido. Desde un tiempo atrás, cada vez que paso frente a uno de estos aparatos se encuentra al aire un anuncio del gobierno que reza: “Apoyemos todos la tasa de seguridad.”

La cuestión es esta: Si usted es un masoquista, está excelsamente bien que apoye la tasa de seguridad, porque la mencionada tasa es igual a que a usted le metan algo por la retaguardia (un puñal, no sea mal pensado), y a menos que a usted le guste que le metan algo (un puñal, por ejemplo) por la retaguardia, usted no apoyaría la tal tasa de seguridad, a menos que, recalco, sea un redomado y enloquecido masoquista, en cuyo caso no solo apoyará la tasa de seguridad sino que la deseará con locura.

La otra opción es la menos atractiva. Es decir, usted apoyará la tasa de seguridad si es un bruto sin remedio, y le diré por qué. ¿Se ha puesto a calcular la cantidad de dinero que desembolsa el gobierno en la publicidad “Apoye la tasa de Seguridad”? A ojo de buen cubero, estimo que el monto desembolsado en los mencionados anuncios es alrededor de tres veces lo que el mismo gobierno recibirá por la susodicha tasa. Hay algo que no cuadra. O de verdad los hondureños somos muy brutos, o hay algo que huele ultramal. Sería muchísimo mejor que el gobierno ahorrara en publicidad y que todo ese dinero lo depositara en el fondo indicado por la Ley de Seguridad Poblacional, a que nos toque a los ciudadanos trabajadores el bolsillo. ¿Pero entonces por qué lo hacen?

Hay dos motivos. 1) A la gente del gobierno le importa un pepino las finanzas suyas o las mías. De hecho, mientras más pobres nosotros (la gente común y trabajadora) y más ricos ellos (el gobierno y sus patrocinadores) muchísimo mejor. Más poder tienen ellos. Y 2) Porque el gobierno y los medios de comunicación masiva mantienen lo que se podría llamar una perfecta simbiosis. Los medios de comunicación le ofrecen a los gobernantes una linda y olorosa imagen de estrella de Hollywood con la que ocultar la podredumbre (aun antes de las elecciones), y a cambio los gobernantes mantienen la vida de lujos de los magnates de la comunicación y sucedáneos (a lo cual no me opondría si el dinero saliera del bolsillo de los mismos gobernantes).

Ahora lo ve con claridad. El dinerito que sacarán de la tasa de seguridad no es exactamente para seguridad. Es para perpetuar la espiral de derroche desmedido. En pocas palabras, la Tasa de seguridad descargará del gobierno la responsabilidad que le corresponde de costear la seguridad de los ciudadanos dejando un efectivo libre que será utilizado en los excesos de los gobernantes, incluidos la publicidad sin medida y el financiamiento de algunas campañas políticas. Patada y mordida.

Mientras, al mismo tiempo la recesión campea, el hambre aprieta, los servicios de salud pública continúan (y continuarán) empeorando, no existe la más mínima esperanza en mejorar la educación, y la corrupción y el clientelismo político van de mal en peor, todas estas VERDADERAS causas de la delincuencia en nuestro país. Y nosotros nos rascamos la cabeza cuando a la vez nos preguntamos: ¿Qué pecado ancestral estamos pagando los hondureños para merecernos estos gobernantes? A menos que, claro está, en realidad seamos muy brutos.

Por eso, el gasto desmedido en publicidad por parte del gobierno, y el garrotazo representado por tasa de seguridad, son el segundo monumental y egregio ¡¡¡¡¡¡¡¡¡DESACIEEEEERTOOOOO!!!!!!!!!!

Aunque existen tantos desaciertos que se podría escribir un libro titulado “Los mil y un Desaciertos del gobierno,” por hoy es suficiente. Hoy, me he dado cuenta de que no soy bruto, o al menos no tanto como al gobierno le gustaría.

lunes, 4 de julio de 2011

De la Sabiduría o: ¿Por Qué se Pelean los Hermanos?


Edwin Francisco Herrera Paz¿Qué es la sabiduría? No es, por cierto, conocimiento, aunque es conveniente el mucho conocimiento para conducirse con sabiduría. No es necesariamente más sabio aquel con maestría en determinado campo del saber, o el que hace gala de habilidades especiales.

Decía un amigo que sabio es aquel que sabe vivir. O sea, es el arte de vivir. Yo diría, en cambio, que sabio es aquel que sabe administrar racionalmente los aspectos irracionales (la mayoría) de la conducta para brindarle al sabio los mejores resultados posibles.

Y no hay mejor manera de ilustrar esto que con un ejemplo que se me ocurrió en estos momentos cuando mi hija menor pega un gran grito: “¡Papáááááá, mi hermana me está molestandooooo!”, y que por tanto  titularé: “¿Por qué se pelean los hermanos?”.


“¿Por qué se pelean los hermanos?”


Voy caminado por el mall de mi ciudad. Levanto la barbilla, arqueo una ceja y se me dibuja una media sonrisa ladeada y socarrona. Camino con la dignidad de un doctor, con muchísimos conocimientos en muchos campos, muy bien parecido, fuerte, inteligente y simpático a más no poder (o al menos eso pretendo parecer). De pronto me congelo. Me encuentro de frente con un amigo de la niñez. Casi mi hermano.

– ¡Urraca, como estás! –, me grita mi amigo y súbitamente vuelvo a mis días de infancia cuando jugábamos a la lucha y casi siempre me ganaba. Lo saludo con cordialidad, intercambiamos unas cuantas palabras y luego continuamos nuestros respectivos caminos. Para mi amigo yo sigo siendo “Urri” la urraca.

Los hermanos y amigos cercanos conocen nuestros apodos, nuestras debilidades, nuestros puntos negros, los botones que nos tienen que apretar para que reaccionemos de maneras que ellos ya conocen. Para ellos, somos completamente predecibles. Si mi amigo le hubiese dicho urraca a cualquier otro transeúnte, probablemente se hubiese ganado una trompada. Sin embargo ese apelativo aplicado a mí persona le permitía a mi amigo reírse a mis costillas con mi presunto permiso.


Este conocimiento profundo de nuestros hermanos nos permiten las rencillas sin consecuencias desastrosas. Y lo que es cierto con las personas también lo es para grupos sociales y hasta países. Los protestantes nos peleamos con los católicos por mínimas diferencias en doctrina; los judíos se pelean con los musulmanes siendo ambos descendientes del patriarca Abraham. Honduras fue a una guerra con El Salvador, y son muy conocidas las pugnas entre otros países vecinos, como Chile y Argentina, o Colombia y Venezuela.

¿A qué obedece este comportamiento? Las rencillas entre hermanos tienen definitivamente una base genética. Los genes, moldeados a lo largo de cientos de millones de años, han determinado un comportamiento ventajoso en la rencilla. Charles Darwin en su Teoría de la Evolución por Selección Natural remarcó el papel de la competencia y la supervivencia del más apto. Pero, ¿Quiénes compiten?
Compiten los hermanos por la atención de los padres, por obtener la mejor ración de alimento, el mejor juguete, la mejor ropa, las mejores caricias, la mayor protección.

No compiten aquellos individuos que se encuentran alejados entre sí, por muy marcadas que sean sus diferencias. La competencia se da entre individuos cercanos, y cuanto más cercanos, más fiera esa competencia. El objetivo es la selección de esa minúscula parte del genoma que nos diferencia de nuestro hermano. Esa pequeña fracción de genoma –ínfima, por cierto–, es la que se personifica en la eterna pugna. El pleito obedece a un motivo irracional, es decir, no nace principalmente de la razón sino de la determinación biológica; de la lucha por hacer que esas pocas secuencias del ADN que nos diferencian, finalmente predominen.

Claro que conocemos a nuestros hermanos, los ofendemos y peleamos con ellos, pero ¡Ay de aquel que se atreva a dañar a nuestro hermano! Si bien es cierto que la pugna es marcada, también lo es la protección que se brindan ante amenazas externas, la cooperación y el altruismo. Casualmente, el mismo factor que nos inclina al pleito con el hermano también nos lleva a protegerlo, puesto que las diferencias entre nuestro genoma y el suyo son mínimas. Con la supervivencia de mi hermano sobrevivirá también ese genoma común entre ambos.

Dos caras de la misma moneda. Dos comportamientos irracionales. Una misma carretera que conduce en ambos sentidos. El hombre sabio intuye las diferencias que nacen de la misma raíz y saca el mejor provecho de ellas. Analiza racionalmente sus propios comportamientos irracionales. Elimina aquel comportamiento irracional que conduce a la destrucción y toma aquel que lo dirige a la construcción de un mejor ambiente, de mejores relaciones o mejores resultados. Sabe cuando ceder, cuando ayudar y cuando alejarse.

Las teorías de juegos han demostrado que gran parte de nuestro comportamiento es irracional y obedece a la influencia genética. Por lo tanto, la sabiduría consiste en administrar de forma racional esa conducta irracional.


Saludos.