domingo, 2 de octubre de 2011

COMO PRACTICAR UNA LOBOTOMÍA EXITOSA, CONVOCAR A UNA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE Y PERDER CUARENTA Y CINCO LIBRAS EN NOVENTA DÍAS

Por: JOSE MARIA CASTILLO HIDALGO

Supongamos que tiene un problema muy personal. Es decir, el tipo de problema cuya única razón de que exista se origina en Usted mismo. Advierta que estamos partiendo de que Usted ha alcanzado estadios superiores de madurez, pues ha dejado de echarle la culpa de sus problemas a sus padres,  a su pareja, a la oligarquía, a los gringos, al país profundo, a los conquistadores, al mestizaje, a la posición de los astros al nacer, o al golpe que le dieron justo detrás de la cabeza en la infancia. El problema existe porque existe Usted y ya eliminó la posibilidad de eliminarse a Usted mismo como opción para acabar de una santa vez con el problema.  Entonces, ¿Cómo enfrentar esa circunstancia  para  desarticularla? ¿Cómo reírse del pasado?

Digamos, como pudiéramos decir cualquier otra cosa, que su problema es el sobrepeso, porque come demasiado y pasa demasiado tiempo afanado tecleando el control remoto de la tele y picando bocadillos mientras pierde su figura. Esto le daña su salud, le afecta en el trabajo, le resta atractivo y por si fuera poco, le maltrata el presupuesto con excesivo gasto en comida y medicinas.

El motto del Army(1) dice: “Sé lo máximo que puedas ser.”

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Con el tiempo, con la proliferación de las especies y la evolución inherente de la vida hacia niveles de progresiva complejidad, el hombre llega a ser verdaderamente tal y sus capacidades de abstracción y de razonamiento se vuelven el prodigio que son. Entonces y desde hace unos 10,000 años caminan sobre el planeta individuos tan complejos como los que podríamos ver en las aceras de Nueva York en traje formal o como los que vemos fatigándose en la sierra sembrando frijoles de postrera. Pero hay constancia que desde tiempo inmemorial, algunos de estos hombres y mujeres a consecuencia de su misma complejidad, a experiencias negativas y desde luego, a su predisposición genética, se desconectan del entorno. Y aunque algunos de ellos parecen felices, lo cierto es que su condición los incapacita en mayor o menor medida, padecen alucinaciones terroríficas y se encuentran sumergidos en una batalla síquica constante, por lo que el sufrimiento de estas personas, víctimas de psicosis, es innegable.

Aparte de algunos ceremoniales supersticiosos practicados por otros probablemente más desquiciados que los mismos pacientes y los exorcismos o expulsiones demoníacas de algunas religiones, las cadenas y garrotazos era el tratamiento más eficaz y conveniente hasta hace relativamente pocos años, para los enfermos mentales. En 1935 el neurólogo Antonio Egas Moniz (premio Nobel 1949) en contubernio con el cirujano Almeidas Lima de la Universidad de Lisboa, procedieron a realizar ciertas operaciones en que se separaba la conexión de la corteza prefrontal con el resto del cerebro. Después de sus experiencias ellos reportaron buenos resultados en el tratamiento de la depresión. Pero aunque parezca ficción de horror y no verdaderos antecedentes científicos, todas las conclusiones hechas por ellos se basaban en una única observación hecha en un desafortunado chimpancé.

En base a esas noticias y con una distorsión tremebunda, el Doctor Walter Freeman (quien ni siquiera era Cirujano aunque Médico hijo de Médico) salió a recorrer todo el territorio de los Estados Unidos en una furgoneta que llamó el “lobotomobile”, en el que practicó allí mismo o bien en insalubres cuartuchos de hotel, entre los años 1936 a 1950, unas 50,000 lobotomías bajo el argumento de que esta era la cura para todo tipo de enfermedades mentales, aún las más reacias. La operación consistía en introducir en el cráneo, inmediatamente por debajo del conducto lacrimal, un picahielo que era martillado con un mazo de caucho y ya adentro, el Doctor lo batía para reventar las conexiones nerviosas entre el lóbulo frontal y el resto del cerebro, valga mencionar, sin anestesia. Parece que efectivamente los enfermos se tranquilizaban, me imagino de bajar al infierno del dolor y regresar como zombis al mundo bestial de los cuerdos locos. Fue hasta 1967 que se practicó la última lobotomía de manera legal en los Estados Unidos.(2)

Einstein dijo: “Hay dos cosas infinitas: El universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy seguro.”
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Básicamente una Asamblea Nacional Constituyente es el órgano colegiado que establece el ideario político y las aspiraciones de la sociedad y que han de regir al Estado que se constituye, quedando plasmados en un documento llamado Constitución Política o Carta Magna. Es, pues, la Constitución la manifestación de “la voluntad soberana,” que conforme a valores éticos y morales sirve de base a todo el entarimado jurídico del Estado, y ninguna ley o autoridad puede contrariarle, al menos en teoría. En sentido estricto, como su nombre indica, la Asamblea Constituyente tiene propiamente por objeto constituir el Estado, formar uno donde NADA existía, o bien, la transformación radical del existente.(3)

Ahora bien, los asambleístas en la reunión constituyente NO son representantes del pueblo, pues aunque la población es preexistente, se parte de que NO ha existido una organización o forma de gobierno previo válida para ese pueblo o que el gobierno previo que ha existido es espurio, invasor y no representativo, y los miembros de la constituyente son más bien impuestos por grupos de poder fáctico, normalmente políticos y militares patriotas partícipes en la sublevación o bien en la revolución, y efectivamente y por definición, son un poder de facto que tendrá o debería tener como primer tarea crear un gobierno de auténtica representación popular. Es disparatado imponer un poder fáctico a un poder constituido democráticamente “por las buenas” o sin al menos, existir un acuerdo social previo, todo porque normalmente los que detentan el poder y los privilegios NO quieren arriesgarlos o perderlos en favor de otros, por más que estos otros se desgañiten argumentando que pueden hacer mejor las cosas, cuando lo trascendental para los privilegiados es que las cosas se hagan bien para ellos.

También es un contrasentido que quien haya llegado al máximo poder diga que el mismo juego que jugó y que le permitió ganar, es injusto y que hay que cambiar las reglas. ¿Para qué se supone que es el juego democrático? Para hacer ofertas libremente a los electores y que estos elijan. Pero más bien, lo que la Historia enseña, es que la Historia misma es revolvente: El que tiene el Poder tiene los recursos; el que tiene los recursos se hace de privilegios; el que tiene los privilegios tratará a toda costa que otros no se los quiten, estableciendo reglas para ese fin y de allí aterrizan las dinastías celestiales, las dictaduras nacional socialistas y los mesianismos sureños, pero también, paradójicamente, el Estado de Derecho, este por su parte, propugnando por un equilibrio de fuerzas y leyes permisivas al debate de ideas y que dan oportunidad a la rotación del poder, y todas las ideologías, como papelotes, se vuelan aquí.

Para los que gustan de la Historia, esta nos entrega en bandeja de oro dos ejemplos clásicos de Asambleas Constituyentes: la que creó la República Francesa y la promulgada después de declararse la independencia de los Estados Unidos de América.

El caso francés es que en los albores de la edad media y a consecuencia de la decadencia del Imperio Romano, la provincia llamada Galia se desmembró en favor de los Francos, Borgoñones, Vikingos, Bretones, Galos y los remanentes del pueblo Celta, formándose paulatinamente una sociedad mestiza homogeneizada en la que predomina el idioma francés y la cultura cristiana y latina, en un sistema feudal que en algún momento perdió por completo el concepto de Estado, siendo este mas bien propio de los Romanos y no de las tribus germánicas (La Cosa Pública en contraposición de los bienes de la familia Real) instaurándose firmemente en la sociedad los estamentos nobiliarios.

Originalmente los privilegios de la nobleza se alcanzaban por méritos y por servicios militares y políticos prestados al Rey, pero rápidamente se volvieron hereditarios. El sistema feudal prevaleció hasta que los revolucionarios franceses, en un levantamiento popular armado, derrocan al Rey y al poder constituido. No obstante el proceso social y político desarrollado entre 1789 y 1799 en base a los ideales revolucionarios, que eliminó las bases económicas y sociales del anterior régimen así como toda la organización política de Francia, NO fue de manera alguna un toque de varita mágica que hizo brillar como un sol de mediodía a la justicia, la igualdad y la democracia, sino que el gobierno osciló entre la República, el Imperio y la Monarquía durante 75 años en medio de ríos de sangre que manaban de las calles y al pie de los cadalsos, toda vez que la Primera República cayera tras el golpe de Estado del más importante héroe de la revolución: Napoleón. Pero en efecto, desde el ángulo amable, la revolución supuso el fin del Absolutismo y una mayor participación popular en la política de Estado y ulteriormente fue luz que iluminó a las revoluciones americanas.

El caso de la revolución estadounidense, es consecuencia de la rebelión de las trece colonias británicas originales contra el imperio Inglés (entre 1775 y 1783) debido a que los colonos sentían que sus intereses NO estaban representados en la metrópoli, así que calcularon que con sus propios medios podían crear su propio Estado quedándose para sí el poder político y eludir el pago de impuestos al Rey británico. Los representantes de las antiguas colonias se reunieron en Filadelfia con el fin de redactar una Constitución, que vino a crear el gobierno federal y origina el Estado bajo los principios de igualdad y libertad, dejando por fuera definitivamente los estamentos europeos (los privilegios sociales de unos pocos).

Con respecto a este tema, y con los vientos que soplan del sur, muy siglo veintiuno, parece que toda la lógica jurídica y la experiencia mundial se viene a pique como el Titanic y los catedráticos de la vieja escuela están en desbandada, como patos escopeteados en una laguna y hay que rescribir todos los textos universitarios y empezar de nueva cuenta el pensum académico. Algún intelectual criollo siguiendo órdenes color verde olivo de “buscá la forma de hacerlo y no de impedirlo” asimiló la idea de que las Asambleas Constituyentes impuestas “pacíficamente” también sirven para introducir cambios radicales al sistema politico-social, al completo gusto del peticionario, y reinventar toda la forma de gobierno, desnucar a las autoridades constituidas y ponerle dados esféricos al juego democrático, y así lograr por vías tranquilas y serenas, el regreso al trueque de productos, al trabajo comunitario gratuito generalizado y dejar a muchos privilegiados oliéndose el dedo por quedar ipso facto caducos y desfasados, para todo ello valiéndose del mismo sistema democrático para desmantelarlo desde adentro, al igual que el virus de una infección usa el mismo sistema reproductor de las células del huésped para replicarse y pasar inadvertido.

Gandhi dijo: “Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo.”

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Vamos ahora al asunto del sobrepeso haciendo una asimilación de lo mencionado y apoyándonos en la teoría de los sistemas complejos, que nos permiten ver una transmigración de la forma en que se dan los fenómenos biológicos en las intrincadas rutas de las conductas de los grupos sociales y, asimismo, el apropiado parangón de las complejidades sociales nos deja entrever con mayor claridad la fenomenología confusa de algunas funciones metabólicas; y yendo más lejos, así como las parábolas del Maestro Salvador nos permiten vislumbrar el Reino de los Cielos, que ciertamente Usted está pronto de ver en vivo después de haber bajado al infierno si persiste en su empeño: bajar 45 libras en 90 días.
La decisión está tomada y no hay vuelta atrás. La decisión nace del sentido convencimiento de que lo que se propone es lo más conveniente. Desde luego, tan pronto sea posible habrá de convocar a una Asamblea Constituyente en la que estén representadas todas las fuerzas de su ser para formar su nuevo y revolucionario yo; entonces el viejo yo, el viejo ello y el viejo superyo se convertirán en un yo superado y conformado por el yo-yo, el recontra-ello y el ultra superyo. Aquí definirá sus ideales, sus aspiraciones y las estrategias que le permitirán vencer a las fuerzas reaccionarias.

Pero Usted sabe bien que una cosa es saber lo que conviene y otra muy distinta es cumplirla: vencer a la carne que gime, tiembla, supura, sangra y se subleva. Va a tener que estirar y encoger ese café del desayuno, esas cuatro onzas de carne magra con vegetales para el almuerzo y el huevo escaldado para la cena por 90 días, en la mesa de negociación con todas las fibras fácticas cercanas a su ombligo. Además deberá meterle fuego a la candela por ambos extremos, para que se derrita más rápido el cebo. Es decir, empezar en las mañanas, gradualmente, caminando primero hasta llegar a correr después, con cuidado de no pisarse la lengua, digamos unos 15 kilómetros diarios. Hacer pilates, bicicleta fija (ni pensar aquí en Honduras en sacar una bicicleta con ruedas a la calle para que le den en la duramadre) y escaladoras en las tardes. Su prioridad sobre todas las cosas es fundir la energía potencial manifiesta en forma de lonjas adosadas a su abdomen. Va a olvidarse al máximo posible del trabajo, porque su energía vital la va invertir en los mentados aeróbicos, asimismo obviar los festines, los tragos y la comida rápida.

Entonces ante las protestas incendiarias y los grafitis alusivos a su progenitora plasmados en las paredes internas de su estómago, va a ver como sus partes deliberantes optan por soltar los mastines y gorilas y como sus demás entes de represión practican una lobotomía sin anestesia mientras aplican los toletes y echan gas del bueno.

Si, destruir totalmente las conexiones de su cerebro, entre la parte que discierne y las mas irracionales, primitivas y bestiales... pero ni así hay garantía: en adictos a la cocaína y al tabaco terminales se practicó la lobotomía para investigar si los pacientes abandonaban sus compulsiones y adicciones, con resultados más bien negativos: los cocainómanos morían en las cunetas drogados y los tabaquistas terminaban con los pulmones hechos una papilla oscura y de olor nauseabundo, pero con el pitillo en los labios tostados y sangrantes, justo antes del último tosido. Además sentirá una lágrima hirviente y desgarradora correr por sus mejillas cada vez que vea a su vecino que como un cerdo se embarra los cachetes con salsa de barbacoa mientras engulle una deliciosa chuleta. Así que Usted deberá imponer un poder dictatorial que no admite ni el más mínimo refunfuño, que no habrá de ceder un ápice hasta que Usted felizmente languidezca. Si... NO va a dejarse vencer por simples satisfacciones pasajeras y mundanas; no va dejarse corromper ni manosear por la debilidad. Usted va a bajar esas 45 malditas libras, sin trampas ni cirugías o se va a cambiar el nombre.
Ojo, un antiguo refrán español dice: “El orgullo llegó a caballo y se regresó a pie.”

Roatán, Octubre 01, 2011.

(1)Army: Fuerzas Armadas de los E.U.A.

(2)Gracias al descubrimiento de la Clorpromazina (Largactil), medicamento neuroléptico utilizado por primera vez por el Dr. Henri Laborit, Cirujano, Escritor, Filósofo y sabio, además de pintor y poeta, lo que supuso la llamada “Cuarta revolución de la Psiquiatría.”

(3)En Honduras como ejemplo de lujo de nuestra identidad, creo ha habido más de una decena de Constituciones, sin implicar alguna de ellas en tiempo alguno mayores beneficios para la situación general de la sociedad., excepto la del 82 que ha permitido la efectiva rotación en la silla presidencial, gracias a ciertas piedras colocadas estratégicamente en la misma, que sirven de tropiezo a los avorazados.

1 comentario:

  1. Bien, supongo que una lobotomía es excesiva para tratar un impulso como el hambre, y así también para tratar los males de la sociedad. Definitivamente yo también creo que una Constituyente no solucionará nada, y que los que ostentan el poder harán todo lo posible por seguir ostentándolo. Pero hay algo en lo que no estoy de acuerdo: cuando usted dice que las mismas fuerzas que hacen que surjan las dinastías o los sistemas totalitarios, hacen que también surjan fuerzas que equilibran. Estos sistemas surgen precisamente de un desequilibrio social, algo llamado "circulo vicioso" que no se romperá a menos que haya una revolución o una guerra, o a partir de -una alternativa más benigna- hacer correcciones paulatinas, voluntarias y conscientes de parte de los grupos en el poder.
    Confieso que me equivoqué. Después del golpe de estado del 2009 creí que en los grupos de poder en Honduras surgiría una nueva consciencia social. Pensé, erróneamente, que captarían que lo de la Cuarta Urna y el fenómeno Mel Zelaya pudo surgir y prosperar (casi) debido al desequilibrio, y por lo tanto, debido a esta revelación, harían algo para amortiguarlo. Lejos de eso me he dado cuenta de la inconsciencia, o más bien de la irracionalidad, de estos grupos. Porque no es lo mismo, José María, ser vivo y astuto como la zorra, que ser racional y consciente. La primera es muy buena en actuar en beneficio propio y de su existencia. Un ser verdaderamente racional actuará en beneficio de sus generaciones futuras.
    Y vea usted que en una sociedad humana cada vez más interrelacionada se hace indispensable un tipo de visión más aguda. Tenemos que aprender a interpretar la historia para no cometer los mismos desaciertos. Estados Unidos está pagando hoy su desacierto en su política exterior en Latinoamérica, y ahora es víctima de una invasión de latinoamericanos pobres en busca del sueño americano. Además, su falsa lucha antidroga exportada ha llegado ya a sus fronteras. Definitivamente los gobiernos estadounidenses han sido “muy vivos” en mantener su hegemonía en la región, pero irracionales cuando de calcular las posibles consecuencias futuras se trata.
    En Honduras (como en el resto del mundo), el verdadero poder no se encuentra en manos del gobierno. Los gobiernos vienen y van dejándonos la falsa sensación de democracia, cuando las grandes decisiones de estado siempre serán en beneficio de esos grupos. Y con esto adquieren más poder, y más dominio y avaricia. Cuando el desequilibrio se vuelve insostenible surge la revolución, que en lenguaje de los sistemas complejos se denomina “transición de fase.” Esta podría ser completamente evitable por un conjunto de seres racionales, sin embargo en Honduras, tristemente, el raciocinio escasea.
    Le daré ejemplos en Honduras: Las térmicas y en general todo el asunto de la energía y los carburantes; el tema de la tierra en el Bajo Aguán; las comidas rápidas; la deuda de energía eléctrica por parte de grandes corporaciones; las prebendas al sistema bancario y la permisividad a sus excesos en detrimento del pueblo; etc. etc. etc.
    Por allí anda un eminente economista hondureño que estudió en Europa diciendo que el progreso de los pueblos está en mejorar en PIB. Sin embargo esto no es del todo cierto. Si todo ese capital se acumula en unas pocas manos el aumento del PIB no hará más que crear un desequilibrio progresivamente mayor.
    De acuerdo que una dosis diaria de Largactil sería infinitamente preferible a una lobotomía. Esta última se hacía a “lo bestia”, mientras la primera necesitó de la genialidad de Laborit y su anestesiólogo Huguenard. Pero vislumbro que ante la ausencia de genialidad en nuestro país en un futuro más o menos cercano veremos lobotomías en forma de Constituyentes y revoluciones.

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