Por José María Castillo Hidalgo.
Debido a mi
mas reciente e improductiva gira por Saturno, cuando salí a hacer mis
ejercicios matutinos con Paquito, al pasar por la bifurcación de la calle de
concreto recién terminada en West End, noté de nueva cuenta, que allí empezaba
a haber un movimiento inusual de personas; un estrado provisional había sido
engalanado y mas allá había un toldo blanco con flores, sillas y mesas.
Yo andaba en
lo que andaba, es decir, levantando polvo y transpirando, pero al regreso había
un gentío, así que por puro instinto me detuve a curiosear.
Fácilmente,
al primero que reconocí fue al
Presidente de la República y los elementos de la cúpula policial. Yo los espié
un poco de largo, pero el Presidente Lobo, empezó a saludar personalmente
estrechando la mano a toda la concurrencia (y aquí la palabra toda debe estar
subrayada): niños, extranjeros,
periodistas, ancianos, minusválidos, todos, todos, fueron saludados.
Cuando se
encaminó a saludar al grupito de gente por donde yo estaba, recapacité en mi
situación: Estaba chorreando a gota gorda y no había donde secarme, toda mi ropa
estaba empapada de sudor. Usted tiene
que verme cuando hago ejercicio para creerme, parezco una fuente chorreante,
así que retrocedí.
Pero Pepe
Lobo me arrinconó contra la pared, y sin más remedio, antes de darle la mano hice un ademán como
que me secaba con la camiseta, pero la mano habría de seguir tan anegada como
un pipián en salsa. El saludo fue firme, con una proverbial sonrisa de su parte
y unas pocas palabras, y durante un fugaz instante que me vio directo a los
ojos, advertí que trataba de ubicar en el ordenador de su cerebro, donde me
había visto antes, pero fracasó en el intento. Varias veces me ha pasado esto,
quizás se debe a mi extraño parecido con Bruce Willis o por mis rasgos más bien estandarizados,
siendo más probable lo último, je, je. Luego frente a mí, con su porte militar
y más grande de lo que imaginaba o quizás por puro influjo del elemento
psicológico lo vi así, el Comandante Juan Carlos, El Tigre Bonilla, me apretó
cálidamente la mano. En su momento, me fijé bien a ver si alguno de ellos hacía
un gesto al sentir mi ensopada extremidad, pero no, nada. Aún los seguí con la
vista a ver si se secaban la mano en el pantalón, pero no, nada.
Entonces
decidí tomar el camino más corto a casa, para cambiarme y hacer este reportaje.
******
Cuando
regresé, hablaba el Alcalde Julio Galindo Sosa y se refería a la fuerte
oposición que tuvo para realizar la obra. Decía que la comunidad de extranjeros
quería el pavimento pero los locales estaban más interesados en la obra de
saneamiento, y que al fin se habían hecho las dos cosas. La verdad, me consta
que mucha gente no quería el concreto porque le quitaría características al
lugar que se pueden considerar atractivas, lo desestresado e informal y que
fuera más suave para caminar. Desde una óptica muy personal esa última
circunstancia me parecía muy deseable de conservar. Pero hay que admitir que la
obra terminada se mira bastante bien.
Después habló
la Designada y Ministra de la Presidencia María Antonieta Guillén de Bográn,
quien como le es habitual, habló con mucha gracia y soltura y dijo que ella y
su esposo se consideraban tan isleños como los isleños, después de tantos años
visitar las islas.
Y llegó el
turno de hablar al Presidente. De manera totalmente improvisada, primero se refirió a las deficiencias del
funcionamiento del micrófono, y uno por uno fue presentando a su comitiva,
haciendo alusiones a sus características como funcionarios y el por qué estaba
contento con ellos. De la Rectora Julieta Castellanos dijo que era una mujer
valiente, que le estaba ayudando, además de con la Universidad, con el aspecto
de salud y con la depuración policial, y así siguió con las demás personas,
pero al referirse al Abogado Roberto Bográn Idiáquez, dijo que tenía una deuda
impagable con él, porque era quien mantenía con energía y buen ánimo a la
Ministra de la Presidencia, bastión del gobierno. En ese momento la Ministra
compartió una mirada cariñosa y cómplice con su esposo.
Y continuó
con que algo muy conveniente para el desarrollo de Roatán, es la población
bilingüe, porque eso permite que los turistas puedan comunicarse fácilmente. El
hecho de tener el segundo arrecife más grande del mundo es otra inmensa
ventaja. Que Singapur tiene un ingreso per cápita de $40,000.00 anuales, unos
$3,000.00 al mes, con un territorio un poco más grande que el de las islas. Que
las ciudades modelo es la oportunidad de hacer las cosas de diferente manera a
como las hemos venido haciendo. Que los hondureños tenemos capacidad para hacer
cosas grandes.
Entonces
alguien en el público gritó e hizo ondear una bandera azul con una estrella
solitaria. El Presidente dijo que él NO andaba en campaña. Que cuando el ganó
la presidencia, los hondureños estaban peleados y fue por eso que el prometió
un gobierno de integración nacional, lo dijo, mientras entrelazaba los dedos de
las manos a como se lo permitía el hecho de sostener el micrófono.
Se procedió
al corte de la cinta y se entregaron pedazos de la misma a los funcionarios,
quienes estuvieron muy amistosos, saludando a la gente con apretones, abrazos y
besos, dando entrevistas, tomándose foto con quien así lo quisiera, a excepción
del Ministro Marlon Escoto, quien siempre pareció distante y serio, a saber por
qué, porque problemas todos tenemos, aunque se comprende en parte, porque ese
barullo de los Maestros es agobiante e infinito. El ambiente era festivo, el
clima ideal, y la gente de Roatán como siempre, espontánea, sencilla y afable.
*****
Durante su
intervención el Presidente también dijo, que uno tiene que hacer las cosas que
considera son correctas aunque haya oposición, pues esta siempre la habrá, pero
así como el caso de esta calle de West End tuvo tanta oposición, y al fin se
hizo, ahora es que ha de verse si tiene
utilidad y conveniencia. Y será la historia la que juzgará a los gobernantes.
De ello, me
vienen a la cabeza unas preguntas: ¿Estamos todos tan influenciados y decantados
en el presente que estamos incapacitados para juzgar a nuestros gobernantes
actuales de manera imparcial? ¿No hay forma de atisbar al futuro para
enterarnos un poco de qué manera la historia calificará al Presidente Lobo?
Dice un amigo
mío que es Pediatra, que la pregunta es buena cuando no se sabe la respuesta o
cuando el interrogado sabe la respuesta pero no sabe que la sabe. Asimilando y
exponiendo la idea de otra manera, la pregunta es buena cuando para contestarla
nos obliga a incorporar nuevas corrientes lógicas al intelecto.
Creo que
cualquier Presidente que supiera mantener el sistema democrático y la paz en
las condiciones en que recibió el país el Presidente Lobo, por lo menos tiene
garantizado unas estrellitas y ser promovido al siguiente grado y de allí para
acá, todo lo demás es ganancia. Quizás por ello el Sr. Lobo Sosa, se siente
estar por encima de la descalificación, actúa de manera festiva y
“familionarista” en público y permanece impávido a la crítica.
Véalo de otra
manera: Quizás esa es la forma en que el Presidente en su condición de
Representante de todos nos reafirma. Equivale a expresar: Hey hombre, cierto
que como hondureños, tenemos una historia difícil en la que nos han pisoteado y
ultrajado, pero vea Usted, no hemos perdido la dulzura de carácter ni la
esperanza. Desafiamos al mundo entero a que lo intente, pero NO podrán doblegar
nuestro espíritu.
30-9-12.
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