Alguien dijo por allí que la soberanía no se come. Y también
se ha dicho hasta el cansancio que el hambre tiene cara de perro. La soberanía,
la independencia y la libertad se alcanzan cuando se vencen el hambre, la
ignorancia y se sacuden de una vez por toda la estupidez y la enfermedad del
alma, mientras tanto aquellos conceptos son quimeras y laberintos para los más
pobres y los miserables. Habría que querer aún más a la gente que al
territorio. El territorio es sagrado porque es para servir a la gente. Ningún
otro interés tiene preeminencia al problema del hambre, la salud y la
superación en la calidad de vida de las grandes mayorías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor comente este entrada.