lunes, 6 de diciembre de 2010

Algunas características de la evolución humana


Para información sobre la evolución reciente del hombre moderno, incluyendo las teorías "Fuera de África" y "Multiregionalismo" lea: El origen del hombre moderno: el ADN resuelve la gran polémica.

Edwin Francisco Herrera Paz
Hace unos 6 millones de años, un cambio climático ocasionó la pérdida de la mayor parte de los frondosos bosques tropicales de la tierra. La disminución de la temperatura de nuestro planeta trajo consigo un descenso de la precipitación pluvial, lo que resultó en la substitución del exuberante bosque del África del Oeste por una sabana, compuesta en su mayor parte por arbustos y matorrales.
El cambio afectó a un grupo de homínidos que descendió de los árboles para adaptarse paulatinamente a la vida de la sabana. Entre estas adaptaciones resaltaron la marcha erguida y la visión binocular. El hecho de alzarse verticalmente sobre sus cuartos traseros proporcionó una ventaja biológica a estos homínidos, quienes precisaban detallar las presas de caza y los enemigos naturales por sobre los matorrales.
Pero la posición paulatinamente más erguida trajo consigo un grave problema de biomecánica: las pelvis femeninas eran incapaces de retener un feto hasta el término, por lo que las hembras comenzaron a parir prematuramente. Y no solo eso. La nueva posición exigió un cambio en el canal del parto, el cual se hizo tortuoso y de difícil tránsito de parte de la cría al momento del parto.
Y como siempre, la evolución encontró, a partir de lo que ya estaba presente, una ruta adecuada para este problema biomecánico. El nacimiento de bebés prematuros dio lugar a un tiempo de aprendizaje prolongado, y permitió la coevolución de cerebros de tamaños paulatinamente mayores a medida que el tiempo de vida intrauterino disminuía. ¿El resultado? Bebés gradualmente más inteligentes con un período de aprendizaje más largo, lo que permitió el desarrollo de una habilidad cerebral que resultó básica para la supervivencia y prosperidad de la especie: el lenguaje.
Para el grupo, estos cabios permitieron a la vez el desarrollo de interdependencia, especialización y cooperación, lo que a la vez admitió el crecimiento y una mayor estructuración de las comunidades. Ya he mencionado en muchos artículos anteriores que la simplificación de un individuo debido a la tendencia natural de los sistemas al desorden (entropía) interviene decididamente en el aumento de complejidad en el siguiente nivel, en este caso el nivel de comunidad.

La evolución hacia la complejidad es una espiral en la que los elementos
aumentan progresivamente su interdependencia
Esto se logra debido a que el individuo pierde habilidades –lo que es natural dada la omnipresente entropía- que de alguna manera deben ser suplidas por la comunidad. La pérdida de una habilidad da como resultado, entonces, la especialización de otros individuos en la realización de esa actividad. La subsecuente división del trabajo libera recursos energéticos que proporcionan ventaja a la comunidad, y por ende a los individuos que la conforman. Los sistemas evolucionan hacia la complejidad impulsados por principios económicos y termodinámicos básicos. La evolución humana es un buen ejemplo de este proceso.
Las crías del homínido arborícola antecesor del hombre nacían sin dificultad y con la habilidad de sobrevivir con pocos cuidados de parte de su madre. El aumento de tamaño del cráneo en los antecesores del hombre moderno trajo como resultado la dependencia de la madre parturienta a sus congéneres. La madre ya no pudo más asistirse ella misma en el proceso del parto lo que dio lugar a la especialización de algunas hembras de la comunidad que servían de matronas o parteras. Concomitantemente, las crías prematuras e incapacitadas para alimentarse por sí mismas necesitaban ahora de toda la cooperación posible. Las variantes genéticas gregarias femeninas se vieron beneficiadas por la protección del grupo, sobreviviendo y dispersándose.
Por otro lado, se hizo indispensable la ayuda del macho en la búsqueda de alimento para la cría ya que esta última consumía la mayor parte del tiempo de su madre. Esto trajo como consecuencia profundos cambios en la psicología de ambos sexos. La mujer debía retener al macho el tiempo suficiente hasta que la criatura estuviese preparada para valerse, en gran medida, por sí misma. La estrategia evolutiva fue proporcionarle a la mujer un estro permanente. A diferencia de la mayoría de las especies que presentan un período específico durante el cual se aparean (llamado estro), los humanos lo hacen todo el tiempo. El fin de esta “hipersexualidad” no es simplemente la reproducción en sí misma, sino también mantener cerca al macho proveedor. Nace con ello una institución fundamental en la evolución humana: la familia nuclear, y con ello, un aumento de la interdependencia de sus miembros.
¿Podemos encontrar algunas signaturas o evidencias de este proceso en la psicología y fisiología del ser humano moderno? Desde luego que sí, y mencionaré algunas.
Para comenzar, sentimos una especie de nostalgia por aquella vida arborícola cuando vagábamos libremente de rama en rama, lo que redunda en un gusto por las alturas que nos ha hecho remontar al “infinito y más allá,” factor este que podría constituir un mecanismo de supervivencia futura de nuestra especie al permitirnos sembrar nuestra semilla en otros lugares –tal vez distantes- del universo.
El tiempo en el que la cría humana moderna no puede valerse mucho por sí misma, unos tres a cinco años, concuerda con la mayor actividad de romance e interés mutuo de la pareja, reactivados con cada nuevo hijo (la famosa “comezón del séptimo año” es más bien del tercero). Una vez completada la paridad, con los hijos en edad de mantenerse por sí mismos, a los machos más fuertes les resultaba ventajosa la búsqueda y el apareamiento con una nueva consorte. Los que así lo hacían tenían una mayor oportunidad de propagar sus genes a su descendencia, por lo que surgió en la población masculina lo que llamamos actualmente “crisis de la edad madura,” que comienza alrededor de los 40 años.
Amaor entre hombre mayor y muchachaSi. Los machos viejos más fuertes se iban por allí a buscar florecillas que le ayudaran a perpetuar sus genes de macho altivo, garañón y (aun) androgénico, pero la evolución operaba de diferente manera en favor del sexo femenino. La tendencia a la agregación femenina continuó evolucionando. La cooperación entre las hembras determinaba que las abuelas permanecieran cerca de las madres ayudándolas a completar el proceso de formación de las crías.
Mientras las madres abandonadas buscaban alimento, las abuelas acompañaban a los pequeños  defendiéndolos de peligros, enseñándoles trucos de vida sacados de su vasta experiencia y prodigándoles diversos cuidados (hoy en día los lleva a veces al colegio, por ejemplo), completando una valiosa labor difícil de llevar a cabo por la hembra sola. Pero entonces, las hembras más longevas cuidaban por más tiempo a su descendencia, que con dichos cuidados aumentaba su probabilidad de sobrevivir. Los genes de longevidad femeninos pasaron a la descendencia femenina y hoy en día la esperanza de vida entre hombres y mujeres presenta una brecha de varios años a favor de las damas.
Bueno, hasta aquí todo es pasado. Pero el mundo del homínido evolucionado y complejo está cambiando. Las herramientas que le permitieron alterar y manipular su ambiente se han vuelto más sofisticadas. Vale preguntarse, ¿Ha llegado a su fin en nuestra especie esa tríada –necesaria en el proceso de aumento en complejidad- de simplificación, especialización e interdependencia? Desde luego que no.
Abuela y nieto
En el pasado, el proceso de cerebración (aumento del tamaño cerebral) se llevó a cabo por un fenómeno de relajamiento evolutivo. En los homínidos antecesores del hombre, al igual que en los primates modernos (y en el mismo ser humano hasta muy recientemente), el perímetro craneal se mantenía debajo de un límite preciso. Tamaños craneales grandes determinaban la posible muerte de la cría y de la madre al imposibilitarse el parto, por lo que las variantes genéticas destinadas a proporcionar un mayor crecimiento craneal se conservaban a raya en la población.
En cambio en aquel ser humano en ciernes sujeto a una rápida evolución, la prematurez y el auxilio de matronas durante el parto permitió la supervivencia de bebés con mayor perímetro cefálico. Es decir, la presión biológica que mantenía las variantes genéticas mencionadas en proporciones bajas, y por ende perímetros craneales por debajo de un límite, se vio reducida. El rasgo entonces (tamaño cerebral) se vio de esa forma “relajado,” y las variantes proliferaron en la población. Los cerebros grandes proporcionaron al individuo inteligencia y culturización permitiendo la supervivencia de las variantes.
Este proceso de cerebración debió disminuir hace algún tiempo, tal vez unos pocos cientos de miles de años, al establecerse el equilibrio entre diferentes factores ambientales, sociales y genéticos. No obstante recientemente volvemos a experimentar el relajamiento evolutivo del perímetro craneano. Los avances de la altamente especializada medicina moderna permiten la supervivencia de crías progresivamente más prematuras. Esto, aunado al aumento de frecuencia de la operación cesárea, permitirá continuos –aunque leves- aumentos del tamaño cerebral de generación en generación cuyo resultado solo se apreciará dentro de muchas generaciones. Pero como evolutivamente nada es gratis, las futuras generaciones dependerán cada día más de esa misma medicina especializada para nacer y sobrevivir, lo que aumentará la interdependencia.
Actualmente, la humanidad experimenta una transición hacia un desarrollo tecnológico sin precedentes. La manipulación de los genomas, la creciente longevidad, las tecnologías de la comunicación y la medicina vaticinan, con toda seguridad, transformaciones evolutivas en nuestra especie con resultados difíciles de predecir, por lo que hoy, más que nunca, debemos ser flexibles a los cambios y acogerlos de la mejor manera posible en beneficio de la humanidad. No podemos negar el cambio. Somos individuos más sencillos –cuando de sobrevivir se trata- que aquellos primates arborícolas que fueron nuestros abuelos lejanos. Somos más interdependientes. Y hoy, lo que hacemos afecta a otros mucho más que en cualquier otra época, y de maneras casi totalmente impredecibles.

Sin embargo, al igual que nuestros antepasados de hace unos cuantos millones de años, solo somos sensibles a la experiencia cotidiana. El rango de acción espaciotemporal de un ser humano es limitado. Nos es difícil remontarnos tan solo a dos generaciones futuras. Debemos pasar la batuta de unos cuantos gobernando este mundo cada vez más complejo, a un esquema futurista de una colectividad inteligente que planifique en un rango espaciotemporal mayor. Debemos valernos de la inteligencia colectiva y aceptar nuestro aumento de la dependencia a una sociedad cada vez más compleja.
Para terminar, dirijámonos con firmeza y valentía, sin negaciones, hacia ese género humano evolucionado del futuro. Dios nos ayudará en el proceso.


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La Irreversibilidad de los Sistemas Complejos Vivos
Sobre la Génesis del Génesis 


Evolución de un rasgo multifactorial (como el perímetro craneano) por relajamiento evolutivo. Si la presión selectiva en contra de los individuos ubicados a la derecha de la curva de distribución normal en un tiempo (T) =0 desaparece o disminuye, la media se desplaza hacia la derecha un número n de unidades en T=1. Hipótesis: el perímetro craneano, y por ende el tamaño del cerebro, han entrado, en la actualidad, en un período de crecimiento debido a la operación cesárea y a la mayor supervivencia de los niños inmaduros producto de partos pretérmino (prematuros).

5 comentarios:

  1. Muy a pesar de los "vegans" (vegetarianos empedernidos) parece que los tales hominidos se vieron paulatinamente envueltos por la sabana y obligados a cazar y competir por carne para sobrevivir, siendo lo mas probable que empezaran como carroñeros (en el sentido de comer los despojos de otras fieras y no de comer carne en mal estado).- Como sabemos la carne es alimento de primer orden para la conformación de fibra muscular y demás tejidos del cuerpo.- Esta nueva fuente de alimentación además resulta que satisface durante un período de tiempo mas prolongado, lo que dejó oportunidad para desarrollar facultades intelectuales, como la comunicación grupal que ya de por si era un requerimiento básico de la cacería en grupo, y que implica la organización y jerarquización de la masa de individuos (desarrollo del instinto social) tal como se aprecia en el león, el lobo, el delfin y otros mamífero cazadores que ostentan sofisticadas formas de comunicación y diferenciación de status.- Ya con el desarrollo tanto de la capacidad de abstracción como de los órganos de fonación, el desarrollo del cerebro (lóbulo prefrontal) el individuo se encontró a si mismo (consciencia).-Por allí es que empezó el rollo aquel de Eva y la serpiente y es cuando el hominido se gradua de hombre influenciado por la mujer, (tenía que ser, pero la mujer también se graduó con sus méritos aparte, aunque ahora a veces se salva con las benditas césareas, verdad Doctor, ja, ja).- Curioso pues todo el proceso empezó por carencia de frutas y llegó al punto crucial comiendo una fruta prohibida (discernimiento moral) ja ja.- Saludos.- JOSE MARIA CASTILLO HIDALGO.

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  2. Sin duda la cacería fue crucial para el desarrollo cerebral. Todavía a los hombres nos gusta hacer barbacoas los fines de semana, reminiscencia de las épocas de cacería. El amor por la carne asada nos viene de ese tiempo cuando cazábamos un mamut y allí mismo hacíamos la fogata para comernos una parte, y si había por allí alguna frutita fermentada hacíamos un jugo embriagante y listo. A divertirse. Así fue como exterminamos a los lanudos mamuts.
    Es probable que estos grupos de hombres cazadores aprovecharan la luna llena para perseguir a sus presas, la cual coincide aproximadamente -según algunos datos plreliminares que tengo- con el período menstrual de la mujer. Al regresar los hombres al campamento con el costillal de mamut para los niños y las mujeres, estas últimas se encontraban ya en en la fase estrogénica, cuando están más bonitas y aptas para procrear.
    Debimos pasar muchos miles de años así, hasta hace unos 10 a 20,000 años, cuando aparecieron las primeras poblaciones sedentarias. El hombre pasó entonces de la diversión total (ahora recordamos la cacería en equipo jugando futbol), al trabajo arduo para hacer producir la tierra.
    Según Carl Sagan fue en esta época cuando se registró una exacerbación de nuestros impulsos criminales básicos. La lucha por la posesión de la tierra la continuamos observando en nuestros días. Definitivamente algo pasó para que perdiéramos aquella inocencia selvática.

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  3. Puede ser casualidad o precisamente Sagan tomÓ de allí mismo la idea, cuando Abel era representativo de la actividad ganaderA y Caín de la Agricola, mostrando el Creador preferencia por las ofrendas de aquel y produciendose la envidia malsana entre hermanos.- Es fascinante viajar por el tiempo y pensar en todos los detalles de la evolución, como la mujer perdió el vello facial y gran parte del corporal para lucir atractiva, que es de donde puede provenir la idea de que es ella la provocadora, hemos de convenir mi estimado Doctor, que lo manifestado en el Libro son explicacíones simples a cuestiones complejas para las cuales ni la técnica y ni siquiera el idioma daba para exponer con claridad, pero para mi es evidente que los antiguos sabios las entendieron en su debida dimensión y la explicaron lo mejor que pudieron y de manera asequible y resultaron bien, pues dichas exposiciones pseudo filosoficas y cientificas pasaron las pruebas del tiempo que implica aceptación, y como sabemos se sigue insistiendo en su infalibilidad...que en efecto despues del debido análisis para mi parece un enfoque y una explicación válida de la transición que se produjo entre la condición selvática o inocente de las fieras a la del individuo moral.- Que gusto intercambiar ideas con Ud. Doctor.- Saludos. JOSE MARIA CASTILLO HIDALGO.

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  4. En fin, que todavía parecemos changos, dándole explicaciones científicas, totalmente fuera del método científico.

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  5. En cuanto al método científico (que en adelante referiré como MC), entre los datos y las conclusiones de un estudio puede existir un mundo de subjetividad y especulación, y es precisamente ese omnipresente elemento de incertidumbre el que hace de la ciencia una ocupación fascinante. Y ¡Desde luego que el MC no es la única forma válida de pensamiento! Aunque este tema no compete al artículo en cuestión, refiero al lector a la obra "El Conocimiento Humano," del filósofo británico Bertrand Russel.

    Más aun, un chango podría seguir adecuadamente el MC (con entrenamiento) pero fracasar completamente en entender un poema de Neruda, por ejemplo. Por eso, mi estimado anónimo que comentó anteriormente, me veo obligado a decirle que lo que nos diferencia de los changos no es el MC, el cual tiene de existir solo unos cuantos siglos. Si lo que usted afirma tuviera un mínimo atisbo de verdad, los humanos habríamos dejado de ser changos en el mismísimo momento en el que comenzamos a utilizar el MC, por lo que no es dificil reducir su afirmación al absurdo.

    Por cierto, el comentario que aquí escribo no se basa en el método científico, sino en el sentido común, el menos común de los sentidos.

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