Eclipse lunar 21 de diciembre de 2010 visto desde Honduras. Tomado de: www.laprensa.hn |
Pero menos evocadoramente, se ha preguntado Ud. alguna vez ¿Porqué la Luna se ve gigantesca cuando está precisamente encima del horizonte, entre los edificios o los árboles, que más parece un gran globo traslúcido, a veces pincelado de púrpura o de rosa? ¿Y porqué cuando está en el cénit de la cúpula celeste se ve pequeña, como una pelota de golf?
Déjeme decirle que si lo ha hecho, en menudo lío se ha metido. La primera conjetura que se nos viene a la cabeza es que cuando está sobre el horizonte está más cerca de nosotros y cuando está colocada precisamente sobre el punto en el que estamos parados, está más lejos. Pero si reparamos un momento, veremos que seguimos sexplicando y no pensando con claridad. La Luna gira alrededor de la tierra en un movimiento de traslación que más que una elíptica es casi un círculo perfecto. Esto se traduce en que casi siempre se encuentra a la misma distancia del planeta azul, con variaciones nimias.
En algún momento pensé en dejar la respuesta a este misterio para el final, y así mantener al estimado lector en vilo, pero la verdad es que la sencillez de la solución de manera alguna justifica mayor dilación y tal vez hubiera dado lugar a un innecesario disgusto. La verdad es que con toda la tecnología actual, telescopios nucleares, satélites y computadoras...nadie lo sabe. Se han vertido dispares hipótesis, ninguna de las cuales ha podido ser comprobada y mucho menos satisfacen a todos los criterios y gustos, y la que es aceptada con mayor generalidad es la que los científicos han dado en llamar "Teoría Psicológica" que afirma que todo se debe a una percepción subjetiva: el observador relaciona la Luna con los objetos circundantes y la aprecia mas grande, sin que esto sea real.
Pero he aquí otro detallito con respecto a la Luna que tal vez le sorprenda aún más. Si bien la luna órbita alrededor de la pelota cósmica que habitamos, su movimiento de traslación con el cual nos circunda es convexo con relación a la Tierra (que no cóncavo). Así como lo oye. La Luna, como satélite al circundar la Tierra, suma su masa a la del planeta, formando un sola fuerza gravitatoria que a su vez circunvoluciona alrededor del Sol; y siendo que el centro de este microsistema no está precisamente en el centro de la tierra sino algo distante de allí, tal situación obliga a la Luna a girar de una forma más bien revoloteante, coqueta y cadenciosa...y convexa alrededor nuestro. Trate ested de verla desde aquí y dígame si NO lo deja maravillado y murmurando: ¡Qué de trucos los de esta morena...!
Y más: Si Ud. es amante del rock clásico o ha leído poesía de vanguardia, por allí debe haber escuchado la afirmación "the dark side of the moon" que en buen castizo quiere decir "el lado oscuro de la luna" al que a veces los cantores también llaman "el otro lado de la Luna". Bueno para explicar tal aseveración, déjeme desde el principio decirle que tiene bastante de verdad, algo de erróneo y mucho de maravilloso.
En efecto, al igual que la Tierra, la luna tiene dos movimientos: el de rotación (sobre su eje) y el de traslación (alrededor del cuerpo espacial que es su alfa). Como sabemos desde el kínder, la Tierra gira en unas 24 horas sobre su eje y transita formando una elíptica alrededor del Sol en 365 días y unas 6 horas (lo que se corrige con el año bisiesto cada 4 años, etc.). Así también se sabe que el período de orbitación sexi y cadencioso de la Luna alrededor de la Tierra es de unos 27 y pico días, con una coincidencia pasmosa según datos preliminares con el período de ovulación de la hembra del humano, lo que ha dado lugar a interesantes teorías como la de nuestro Doctor Edwin Francisco Herrera Paz, la cual fue galardonada con el cariño de los lectores y al cual especialmente lo remito en este mismo blog (Los estrógenos y la luz de la Luna llena).
En términos estrictamente científicos, "el desplazamiento completo de nuestro satélite dura un período sidéreo de veintisiete días, siete horas y cuarenta y tres minutos, computados con relación a un punto de referencia que no rote, o con las estrellas". Bien, esto es bien sabido, pero aunque usted tal vez suponga lógicamente cual ha de ser la siguiente pregunta, quizás inconscientemente la esté evadiendo (si no es aficionado a los temas del espacio): ¿Cuánto tarda la Luna en girar sobre su propio eje?
La respuesta explica el porqué hay un LADO OSCURO DE LA LUNA aunque hablando con total propiedad deberíamos decir que LO QUE HAY ES UN LADO DE LA LUNA QUE NUNCA ES VISIBLE DESDE LA TIERRA. De manera que es difícil de creer y nos deja atónitos, y de lo cual resulta que, después de todo, la Luna si es una bandida, por decir lo menos, ya que por el efecto equilibrante de las fuerzas gravitatorias en juego, el movimiento de rotación de la Luna dura exactamente lo mismo que el de traslación.
Cuando digo exactamente quiero decir que quirúrgica y cronométricamente tienen la misma duración, de manera tal que tanto los Sumerios como los egipcios, los griegos, los arabes, los mayas, y subsiguientes auscultadores del cielo, llámense Galileo, Copérnico, Newton, etc, hasta llegar a Stephen Hawking (mientras pueda doblar el pescuezo o cuello), han visto desde la tierra el mismo lado o cara de la Luna, precisamente por la sincronización asombrosa de dichos movimientos, de manera que la Luna al ir circunvolucionando sigue presentando idéntica faz hacia nosotros. Aunque hay que enfatizar que lo cierto es que el lado de la Luna que queda contrapuesto a la Tierra, en verdad a veces está totalmente iluminado, medio iluminado o nada iluminado por el Sol dependiendo de la etapa del periplo en que se encuentre, por lo que es inexacto llamarle lado oscuro.
Y este enano, ¿de donde sacó ese hueso tan grande? ¡Debe andar en malos pasos! |
Si no fueran perfectamente sincronizados dichos movimientos, con el transcurso de los milenios la mas mínima variación implicaría una exposición diferente de la superficie lunar hacia la Tierra que iría in crescendo, y que nos permitiría ver partes nunca antes vistas...lo que NO ha sucedido desde la última glaciación por lo menos.
Lo invito ahora a que extrapolemos los guiños siderales con los agujeros negros psíquicos: Cuando fallamos en reconocer que somos espíritu y materia, y que cada parte de nuestro ser requiere su propio alimento, se pierde la sincronía o equilibrio de nuestro estado anímico o afectivo. ¿Cómo saber que tan bien calibrados o sincronizados están estos dos aspectos de nuestra naturaleza? Por fortuna hay un instrumento de precisión infalible del cual podemos echar mano. Es aquel que los moralistas llaman el más infame, burdo y cruel de los sentimientos: La envidia, la cual debe su mala fama a que supuestamente no sirve para nada y si puede hacer mucho daño a ambos lados (envidioso y envidiado) y ya lo creo, que muchas guerras y muertes se deben a ella. Pero es mi intención en todo su atrevimiento, dejar sentado aquí un nuevo paradigma, en el sentido de que de alguna manera se puede aprovechar este sentimiento. En términos científicos a la envidia no podríamos llamarle pecado, pero en términos psicológicos es sin duda una manifestación de un desequilibrio afectivo más o menos amplio.
Como sabemos la envidia, la constituye aquella sensación que va desde una simple desazón siguiendo a molestia, prurito, disgusto y hasta cólera incendiaria que nos ocasiona y provoca el hecho de ver que alguien tiene algo que nosotros No tenemos y que le permite ser más feliz que a nosotros; pero también la conforma aquella infelicidad y amargura que nos provoca ver que alguien llega a tener algo que nosotros ya tenemos y que le permite ser tan "feliz" como nosotros, lo cual nos desbanca de nuestra situación de privilegio (circunstancia considerada herética). En verdad, esto es solo una percepción subjetiva equivocada y viene de subestimarnos sin necesidad, tal vez debido a una interpretación errónea de algún suceso en la infancia y el cual NO hemos vuelto a revisar con posterioridad ya con un mejor criterio o quizás de alguna fantasía compensatoria que fabricamos también hace tiempo y que NO tiene buena razón de ser, vaya usted a saber, pero lo cierto es que todos tenemos la misma capacidad de ser felices y nadie nos pide que demos lo que no podemos buenamente dar, y normalmente si estamos bien afinados invariablemente nos alegramos cuando los demás buenamente se alegran (es decir, sin mediar injusticias).
La suerte del feo, el bonito la envidia. |
Nuestros pensamientos informan a nuestro raciocinio que es lo que como sujetos nos hace felices. Así usted puede ser más feliz estrechándole la mano a una viejecita desconocida para ayudarle a cruzar la calle como buen "boy scout" o bailar un merengue con una mulata despampanante en pleno carnaval, que por digamos, recibir el premio Nobel de Física por teorizar la Tercera Ley de la Termodinámica o por ganarse la lotería alemana sin comprar el boleto, siempre y cuando su cerebro le informe que esto es así, por ser aquello intrínsecamente mas valioso que esto y por lo que sea que son sus motivaciones o fines últimos.
Recuerde que el Universo tiene fuerzas que se sobreponen unas a otras para que todo sea perfecto. Es importante saber jerarquizar para su propia vida y hacer valoraciones inteligentes. Piense que la envidia es cuestión de una percepción subjetiva equivocada pero que con una óptica positiva nos sirve de pitazo sobre la necesidad de una calibración o recalibración, de la cual depende tanto nuestra felicidad como la de aquellos más cercanos a nosotros...; es como un botón rojo parpadeante que nos avisa de un desorden en nuestras corrientes psíquicas.
Evoque entonces a su propia discreción los trucos de la Luna y hágase consciente de qué percepciones preliminares nos pueden engañar, pues hay situaciones que requieren de una visión razonada...así también haga de su mente una conjugación de fuerzas en equilibrio el cual sea espejo de la armonía de las esferas del universo.
Estimado amigo y amiga: Que la Fuerza le acompañe.
Roatán, Diciembre 12, 2010.
JOSE MARIA CASTILLO HIDALGO.
Muy buena descripción de la danza del par tierra-luna alrededor de un eje común. A mí también me parece intrigante la exactitud de la concordancia en los movimientos de traslación y rotación de la luna. ¿Y sabe otra cosa interesante? Se supone que la luna fue arrancada de la tierra primitiva por el impacto de un cuerpo celeste, lo que se asemeja a Eva siendo extraída de la costilla de su Adán. O sea que la luna nació también de la costilla de la Tierra (que debería entonces llamarse “Tierro”). Solo una ocurrencia.
ResponderEliminarBien, con respecto a la envidia la neurociencia tiene mucho que decir. Los recientes avances utilizando la tecnología de imágenes de resonancia magnética nuclear funcional están permitiendo la construcción de mapas con la localización cerebral de las diferentes funciones. Por medio de esta técnica se ha demostrado que el sentimiento de envidia activa las mismas localizaciones cerebrales que el rechazo social, la sorpresa y el dolor. Desde luego la envidia ha tenido un lado bueno: activar el deseo de alcanzar la meta, de luchar por obtener aquello que envidiamos. Si el sentimiento no ofreciera una ventaja biológica, nunca se hubiese desarrollado.
Sin embargo, usted tiene toda la razón cuando dice que el sentimiento de envidia es irracional, pues depende de la posición relativa del individuo en el grupo y de sus relaciones con los demás individuos. Por ejemplo, es posible que alguien no sienta un ápice de envidia por Bill Gates, que tiene muchísimo dinero, pero sí por el vecino que recién se compró un carro último modelo. Envidiamos solo a los que consideramos iguales, y que poseen aquellas cosas que tienen un grado de importancia para nosotros.
Jesús en las Escrituras nos enseña que la envidia es un sentimiento negativo cuando nos narra la parábola de los trabajadores en el viñedo (Mat 20:1-16). Aunque la parábola habla del Reino de Dios, en el que los postreros serán primeros, también da una lección en contra de la envidia. Y es que como sentimiento primitivo nos aleja de nuestros congéneres y de Dios. Debemos resistirnos a ese sentimiento de dolor provocado por el triunfo ajeno, y por ello me parece muy interesante su propuesta de utilizar nuestro propio sentimiento de envidia como termómetro, o más bien como sensor, de nuestra salud espiritual.