Por: José María Castillo Hidalgo. Ayer miércoles, el ciudadano Sergio Fidel Borjas supo el
precio que se paga por incumplir las instrucciones de las escoltas de los altos
funcionarios del Estado, de "orillarse a la orilla" de la calle para
dejar libre el paso. Según el mismo manifiesta, le propinaron tremenda paliza,
lo amarraron de pies y manos como garrobo y lo tiraron a la paila de un
vehículo y después lo anduvieron paseando de posta en posta por cuatro horas.
Primero lo acusaron de atentar contra la vida del Fiscal General del Estado, Abogado
Luis Alberto Rubi, pero como después pareció excesivo ya que NO portaba arma
alguna le redujeron la denuncia a atentado especial contra el orden público
agravado.
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