A Kidbi.
Por: José María Castillo Hidalgo.
No o si, si o no...?
Al fin al traerlo
cabía en mi mano
como una frágil taza
de leche caliente.
Tembloroso y en silencio
lo vi como un corazón sufrido
que con las horas
recobró la ilusión.
Entonces todos en casa
nos inundamos de un entusiasmo fresco
y él con su irreverente insignificancia
El más grande se acomodó a sus impertinencias
y el más chico,
sin más remedio,
a su encanto sucumbió.
¿Y quién era yo?
Me imagino su amigo.
se subía a los muebles,
si me carcajeaba,
saltaba de emoción
y si sollozaba
mas lastimero y más sentido
él gemía conmigo.
intrépido, listo,
geniosabio instantaneo,
nunca le entró una lección,
pues ya venía sabido.
Severo con los desconocidos
jamás aceptó que lo tocara
y desde el principio no dudó
para quien había nacido.
Vano. El mundo es vano.
¿Existe acaso algo más grande que esto?
Si los buenos y valientes van al cielo
Y nadie peleará más fieramente que mi amigo
por mi puesto en el cielo
aunque yo no tenga derecho,
¡Gracias alero
por ahorrarme el rezo!
¡Hasta pronto Nikolai!
17-6-12
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