Por: Edwin Francisco Herrera Paz
En una pequeña ciudad, se ha cometido un horrendo crimen.
No, no, perdón, me equivoqué de imagen. Este post no se
refiere a los crímenes de los banqueros sino a otro tipo de crimen. No es esta caricatura del caricaturista Banegas la que pretendí colocar .
Ahora, sí. Así está mucho mejor. ¡Toda una obra maestra del museo de arte
contemporáneo de la Rivera Hernandez!
Cerca de la escena del crimen los investigadores de CSI,
división Honduras, encuentran un chicle
mascado y tostado.
¡Ay no! Disculpen, me volví a equivocar. Esta es una
caricatura que me compartieron en el Facebook. Ahora sí, aquí está el chicle.
Chicle mascado |
Los detectives envían el chicle mascado al laboratorio de ADN
donde los científicos (muy listos ellos) extraen el ADN de las células, tipifican los genotipos de un conjunto de sitios variables, y finalmente comparan el perfil del ADN obtenido de la saliva del chicle, con el de un sospechoso que atraparon (porque pasaba
por allí en esos momentos).
Pues resulta que el perfil encontrado en el chicle es exáctamente igual que el del sospechoso. Se utilizaron 24 sistemas microsatélites del ADN para realizar la comparación. Así que el maluco que atraparon debe ser culpable.
El fiscal tiene un caso. Prepara su alegato y comienza el juicio oral.
El fiscal le explica al juez que el perfil del chicle concordó con el acusado, así que la probabilidad de que este sea culpable es del cien por ciento. El fiscal pide un castigo ejemplar para el acusado. La pena de muerte en la horca, que puede ser conmutada por una pena mucho peor: pasar en una celda el resto de sus días con solo un televisor viendo "Equis Cero da Dinero", además de las cadenas nacionales con Pepe Lobo.
El acusado se para y da un grito de pavor a todo pulmón, reclamando que prefiere la horca a escuchar una más de esas cadenas de don Pepe.
Es el turno de la defensa. El abogado defensor se para y comienza su alegato.
Se ha preparado muy bien y se ha ilustrado. Comienza explicándole al juez que un perfil de ADN, en teoría, no es único. Las huellas digitales sí son únicas y la probabilidad de que dos personas tengan el mismo patrón dermatogífico es de 0. Pero eso no sucede con el ADN. Como en una ciudad determinada habrá gente que se parezca a otra, entonces sus ADN pueden ser muy similares. Si por ejemplo hay 100 personas que compartan el mismo ADN, por lo menos en los 24 sitios del genoma examinados, entonces cualquiera de ellos pudo haber cometido el crimen.
Ahora sí. El juez está más perdido que lombriz en baile de gallinas.
Para zanjar el asunto el juez busca un asesor, un perito, un sabelotodo que lo saque de la terrible confusión en la que aquellos dos ilustres leguleyos le han convertido la vida. Llama entonces al experto para que haga un análisis profundo del caso.
El experto, con aires de semidios caído a la tierra por alguna terrible casualidad o ironía del destino, procede a explicar. "Señor Juez", dice con tono comedido y condescendiente, "tanto el fiscal como el defensor han caído en lo que se denomina una falacia. Es decir, algo que parece tener lógica y que por lo tanto parece verídico, pero en realidad no lo es. El fiscal dice que la culpabilidad es del 100% solo porque el perfil del chicle concuerda con el del acusado. El defensor por su parte dice que la probabilidad de culpabilidad es de 0 porque el chicle pertenecía a alguien más con el mismo perfil.
Pues bien, lo que debe hacer usted, su señoría, es poner en la balanza de la justicia ambos puntos de vista dándoles igual credibilidad inicial a ambos, a ver cual pesa más. Vamos entonces a dividir la probabilidad de culpabilidad emitida por el fiscal, que es 100% o 1 si se toma en proporción, con la probabilidad total, es decir, la probabilidad del fiscal que es de 1 más la probabilidad de que perfil pertenezca a otra persona de la misma población (que es lo que alega la defensa), que en este caso resultó ser de 1 en un millón, o sea de 0.000001. Entonces tenemos la expresión 1/(1+0.000001), que es igual a 1/1.000001. Al dividirlo el resultado es de 0.999999, o lo que es lo mismo, existe una probabilidad del 99.9999% de que el chicle pertenezca al acusado, eso, en relación con una persona tomada aleatoriamente de la población general".
¿99.9999? Esa es una probabilidad muy alta, bastante próxima al 100%. Al fiscal se le dibuja una sardónico-sarcástica sonrisa en el rostro.
"No tan rápido", le increpa el perito. "El hecho de que el chicle pertenezca al acusado no lo convierte en culpable, por mucho que el ADN sea confiable. La probabilidad de esta evidencia en particular se debe multiplicar por las probabilidades de todas las otras evidencias en forma de apuesta otorgándole un peso, como medida de su importancia relativa, a cada una dentro del caso. Y para cada trozo de evidencia se deberán poner las probabilidades de la defensa y las del fiscal en la misma balanza. Por ejemplo, ¿que tal si el acusado pasaba por casualidad antes del crimen y tiró el chicle en ese sitio? Tal vez alguien lo vio y la opinión del testigo tiene mucho peso. En ese caso asignamos poco valor a la prueba del ADN en relación a la declaración del testigo.
Digamos que el señor Juez decide asignarle un peso de un
1% a la prueba del ADN, y de 99% a la declaración del testigo. Entonces
tendremos: 0.999999 X 0.01 (peso de la prueba de ADN) / 0.99 (peso de la
declaración del testigo) = 0.010101. Esto es, la probabilidad de culpabilidad
bajó a un 1% tomando en cuenta tanto el ADN como la declaración del testigo, lo que podría constituirse como una duda más que razonable."
Pero entonces, en definitiva y de una vez por todas (y es lo que el juez quiere saber realmente), ¿Es culpable del crimen el acusado o no?
Yo le pregunto, amigo lector, ¿y como voy yo a saber tal cosa? Yo no estaba ahí cuando ocurrieron los hechos. Solo soy un simple perito con la encomienda de desenredar un poco el revoltijo que tiene el juez en sus neuronas, pero no nací para arreglarle todos sus problemas. Ahora bien, si usted me lo pregunta le diré que este que está aquí abajo sí es culpable y se merece la cámara de gas:
¿Por qué? Simplemente porque creo que hay tipos que se
merecen la pena capital solo porque sí.*
Bien, si desea leer una versión más completa de la "falacia
del fiscal y del defensor", lo invito a revisar el siguiente link:
Saludos.
*En realidad el motivo por el que los padres de familia deberíamos linchar a este personaje es porque las niñas y las muchachas ya ni estudian escuchando sus cancioncitas de amor.
*En realidad el motivo por el que los padres de familia deberíamos linchar a este personaje es porque las niñas y las muchachas ya ni estudian escuchando sus cancioncitas de amor.
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