jueves, 28 de marzo de 2013

¿EN QUÉ SE PARECE UNA BELLA ESTRELLA DE CINE A UN ÁRBITRO DE FUTBOL?


Por: Edwin Francisco Herrera Paz

actriz cine famosa bella
Los seres humanos somos criaturas diseñadas con exquisitez y perfección. Cada detalle parece haber sido estudiado minuciosamente para dar como resultado lo que somos. ¿O quizá no es así?

Pues definitivamente no es así. Aunque somos un portento de funcionalidad, también estamos plagados de errores de diseño, y esto sucede porque la evolución se basa en lo que ya existe para construir nuevas estructuras que se adapten a los ambientes, y lo que ya existe tal vez no sea lo óptimo.

¿No me cree? Le comprendo. Cuando usted ve a su esposa o a su novia…. mmm no, mejor pondré otro ejemplo. Cuando usted observa una estrella de cine, como Megan Fox, le cuesta trabajo creer que lo que está contemplando no sea obra de un arquitecto supremo que pensó en cada pequeña curva, cada pliegue…. Usted pensará que ni siquiera el dedito pequeño del pie está fuera de lugar. Pero déjeme decirle que se trata tan solo de una ilusión. Su apreciación no es más que la necesidad que tienen sus genes de sobrevivir, y para ello deberá creer, en su mente, que lo que contempla es perfecto. El resultado es el deseo de apareamiento.

prurito espalda rascarse
¿No lo convenzo todavía? Le doy toda la razón si no cree el argumento de Megan Fox, porque a decir verdad, a veces ni yo mismo me lo creo. ¡Tan imbuidos estamos en la ilusión impuesta por nuestra biología! Pero entonces recurriré a los ejemplos específicos. De los que he pensado, uno me parece sobresaliente.

¿Alguien me puede decir por qué razón en la vida fuimos diseñados para que se nos hiciera virtualmente imposible rascarnos determinado sitio de la espalda? Existe un punto ubicado entre las dos escápulas (omóplatos) al que la mano no puede llegar, ni con un abordaje superior elevando el brazo y pasándolo sobre el hombro, ni con uno inferior realizando rotación interna y flexión del antebrazo y luego deslizándolo por la espalda, flexionando con fuerza y estirando los dedos en toda su extensión…. Pero nada. Ni por arriba ni por abajo logra usted alcanzarlo. Mientras tanto el prurito aumenta al punto del desespero.

Pepe Lobo et dedo rascadorPorque, no me diga que a usted no le ha pasado esto. Sucede todo el tiempo, en los momentos menos indicados. Usted se encuentra en un coctel diplomático con un plato de canapés en una mano, la copa de vino en la otra y platica nimiedades con el Primer Secretario de la Embajada de Lituania mientras pone cara de que está reparando el planeta Tierra. De repente siente la picazoncita. Primero mueve los hombros disimuladamente para ver si se quita, pero nada. Más bien la comezón va en in crescendo, como si se tratara del “Bolero” de Ravel.

Prurito picazon espalda oso negroPasados unos segundos, la sensación comienza a hacerse más incómoda y en un intento de autocontrol, se le queda viendo fijamente al diplomático y le comienzan a llorar los ojos. Ya no aguanta más, pide permiso a su interlocutor, busca un lugar donde dejar el plato y la copa y sale semi disparado pero disimulando hacia el baño, entra intempestivamente, y a pesar de que la experiencia le ha enseñado una y otra vez que no se puede alcanzar ese fugaz e inaccesible punto de la espalda, trata en vano por arriba y luego por debajo, y al verse fracasado en el intento busca un poste, una columna, una pared…. Cualquier cosa con tal de desahogarse. Por fin encuentra el filo de una pared y procede a apoyar la espalda y a realizar movimientos ascendentes y descendentes como si de un oso rascándose en un árbol se tratara, y nota como la verdadera paz va retornando a su alma. ¡Cual glamour! ¡Cual centro de la creación!

Libreo de la selva rascándose
Resulta que las normas sociales no ayudan en nada a la hora de paliar con esa imperfección de diseño que cargamos a cuestas. Si a usted le pica el párpado derecho, por decir algo, se lleva su dedito disimuladamente y ejecuta el rascado. ¿Pero la espalda? Si usted se encuentra solo, no importa. Busca la herramienta adecuada, que puede ser una vara, un lápiz, o si tiene suerte, una manito rascadora que se puede conseguir a un precio módico en algún sitio donde vendan baratijas indispensables para el diario vivir. Cuando está con su pareja, basta con decirle tiernamente, “¿Me puedes rascar la espalda mi vida?” Y procede a darle las indicaciones como si estuviera dirigiendo a alguien que estaciona su vehículo, hasta que encuentra el punto exacto: “Más a la derecha…. No no no, un poquito más al centro…. Mas abajito….. si si, si allí, allíiii, duro, más duro…. Aaaaaaaah que alivio”.

Muy diferente es la cosa en público. ¿Cómo busca usted una vara o una pared para rascarse de manera disimulada? Imposible. Y esa, mi querido amigo, es la prueba más fehaciente de nuestra imperfección. Porque aunque le resulte difícil de creer, hasta a la Fox le ha picado la espalda alguna vez en el set de filmación, no digamos a nosotros simples mortales comunes y corrientes, a veces más corrientes que comunes o viceversa.  

Si todavía no lo he convencido y sigue creyendo que el Génesis I debe ser interpretado textualmente; que Dios nos moldeó del barro y literalmente sopló aire de su aliento para darnos vida, piense de nuevo. Le daré otro ejemplo y hasta allí lo dejaré.

futbol sancionesTodos somos hijos de Dios, ¿No es cierto? Entonces la lógica nos dicta que los árbitros de futbol también son hijos de Dios, aunque en un partido sea más probable que a quien le saque a relucir usted sea a la mamá. Pero asumamos que sí, que también son hijos de Dios los árbitros. ¿Se ha fijado la manera en la que durante un encuentro los réferis de futbol son capaces de cruzarse la cancha enterita corriendo de retroceso? ¡Increíble! Y lo hacen sin voltear a ver, una práctica común en los cangrejos pero que en los humanos resulta contraproducente. Contésteme entonces, ¿Por qué Dios, en su infinita misericordia, no se acordó de los árbitros de futbol y les puso un ojo extra a nivel del occipucio o de la nuca? No solamente podrían correr hacia atrás con mayor soltura y agilidad, sino que también serían más certeros ahorrándose las mentadas de madre de los aficionados.

Entonces sí, somos imperfectos. Se me antoja muchísimo más verosímil y digno de nuestro Dios, la creación de un conjunto de leyes que permitieran la actuación del mecanismo evolutivo para formar seres pensantes como nosotros. Además, la evolución es eficiente y hace que nos podamos adaptar continuamente a entornos cambiantes, y eso, con partes ya existentes gracias a la evolución pasada, lo que sería imposible si hubiésemos sido diseñados tal cual y ese diseño fuera inmutable.

Por ello si al terminar de leer este post le pica la espalda, por favor no me culpe a mí. Es la evidencia de su imperfección y la culpa es de la evolución.

Saludos. 

lunes, 25 de marzo de 2013

JUSTINO DEDO ROTO COMPEAN


Por: José María Castillo Hidalgo

Presidente federacion mexicana futbol

Previo al partido entre Honduras y México el Presidente de la Federación Mexicana de Fútbol Sr. JUSTINO COMPEAN le devolvió cariñosamente el efusivo y caluroso recibimiento que le brindó la afición sampedrana. El martes es el encuentro contra los canaleros, donde se puede definir en gran medida el pase de la Selección al mundial de Brasil.

sábado, 23 de marzo de 2013

CARLO COSTLY, EL ARTÍFICE DE LA REMONTADA

Por: José María Castillo Hidalgo

DE PILOTOS PREHISTÓRICOS O, "MAMÁ, COMPRAME UN NINTENDO"

Por: Edwin Francisco Herrera Paz

Estrellas
Mucho se ha escrito sobre teorías de conspiración de civilizaciones pasadas poseedoras de unos portentosos conocimientos tecnológicos y científicos; se ha especulado que dichas civilizaciones vinieron de más allá de nuestro sistema solar, probablemente de alguna estrella de la constelación de Orión. Se ha dicho que la raza humana fue modelada como una especie pensante mediante la utilización de técnicas de ingeniería genética. La evidencia, se dice, se encuentra en todos lados.

Existen narraciones sobre una civilización constructora de pirámides que influyó en la formación de los grandes imperios pasados, y se especula que dejaron su legado en puntos estratégicos de la tierra; que una parte de su conocimiento milenario fue heredado al pueblo hebreo a través del Patriarca Moisés; y que otra pequeña parte de esa herencia ha llegado en secreto hasta nuestros días, portada por sectas o asociaciones como los Iluminati. Dicen que hay evidencia de una sociedad humana sedentaria y antigua en las ruinas de ciudades de hasta más de 90,000 años de antigüedad. Incluso se ha encontrado evidencia de una posible detonación nuclear antiquísima en las ruinas de Mohenjo Daro.

Mucho se ha dicho y escrito, pero al final el asunto no queda sino en teorías de conspiración. Es por eso que me dediqué a cavilar desde hace algún tiempo sobre algún otro tipo de evidencia; algo que nos indique que nuestra evolución no fue lineal desde los ancestros compartidos con nuestros primos simios antropomorfos; o al menos algún indicativo, alguna huella, la firma de algún pasado tecnológico. ¡¡Y creo haber dado con algo!!

Viendose espejo
Véase al espejo. Su apariencia, cada aspecto de su imagen, así como de su personalidad y su funcionamiento interno, obedecen a fuerzas evolutivas. Tiene unos ojos porque la fotorrecepción es necesaria para la supervivencia. Por ello es que las personas ciegas de nacimiento no abundan. Por otro lado tal vez usted sea miope, como yo. Los miopes, a diferencia de los ciegos, abundamos en la vida moderna. Ello se debe a que no se necesita una visión perfecta para sobrevivir en nuestra sociedad. No la necesitamos para la cacería ya que alguien más produce la comida con la que subsistimos. Tampoco para la guerra, ya que nuestra civilización es relativamente pacífica en comparación con aquellas existentes hace algunos miles de años. Aun así, sin necesitarlo para la supervivencia, una gran proporción de las personas que viven en la actualidad tiene una visión perfecta, de 20/20. ¿Por qué? Porque la buena vista alguna vez fue necesaria para la guerra y la cacería; y remontándonos mucho más atrás, la vida arborícola necesita de una visión extremadamente buena puesto que el fallo en el cálculo de un salto a una rama resultaría fatal y pondría fin a los genes de la visión defectuosa. En aquellos remotos tiempos, un miope como usted o como yo tenía muy pocas posibilidades de sobrevivir; sus variantes genéticas no se propagaban y por ello eran escasos, tal y como hoy en día lo son las personas con ceguera congénita. Este es solo un ejemplo de cómo una habilidad física se encuentra ligada al pasado evolutivo.

Chimpances arbol
Desde luego, hoy sabemos que la estructura física de un organismo vivo no solo es moldeada por la selección natural. El azar tiene mucho que ver con lo que somos. Por ejemplo, si en este momento una hecatombe nuclear destruyera el planeta y algunos pequeños grupos humanos lograran sobrevivir, entonces, si la tierra se repoblara, esa nueva humanidad sería portadora de las características de estos grupos. Si uno de ellos (grupos) fuera extremadamente bueno en algo, trepar árboles por ejemplo, entonces una buena proporción de esa nueva humanidad sería buena para trepar árboles, y probablemente las actividades sociales de esa humanidad futura se realizarían en construcciones arborícolas. La humanidad entonces habrá cambiado radicalmente sus hábitos debido a lo que los genetistas llamamos “efecto fundador”, uno de los varios fenómenos que se agrupan dentro de la categoría de cuellos de botella en los que la supervivencia de unas pocas variantes genéticas cambian drásticamente las características de una población.

Primate triste pequeño
Otro tipo de cambio en la composición genética de una población se da por lo que se denomina aventón, o en inglés, hitchiking. Le explico de manera sencilla. Imagine usted que ocurre una mutación en un gen, con lo que se origina una variante genética. Imagine que esa variante le confiere al individuo poseedor una ligera ventaja evolutiva, por lo que en cada generación la mayor probabilidad que tiene el sujeto de sobrevivir, hace que la proporción de la variante aumente. La selección natural estará beneficiando la variante. Ahora imagine que cerca de ese gen, hay otro, en el mismo cromosoma, que determina otra característica del individuo. Cuando ocurrió la mutación beneficiosa en el primer gen, en el segundo se encontraba una variante genética específica. Entonces, esta variante se heredará junto con la primera, y a medida que aumente la frecuencia de la una por selección, aumentará la frecuencia de la otra. O sea, se va de aventón.

Planeta de los SimiosPor otro lado y a pesar de los cambios aleatorios, es difícil que una habilidad particular se desarrolle en una especie si no es por intensas presiones evolutivas. El lenguaje, por ejemplo, probablemente se desarrolló en solo unas cuantas decenas de miles de años bajo las presiones de la caza y las guerras entre grupos rivales, dejando una increíble ganancia secundaría que nos ha permitido un nivel elevado de abstracción. La habilidad para la manipulación fina de objetos se desarrolló concomitantemente debido a la ventaja que proporcionó la elaboración de armas y otros utensilios para la caza y la guerra, dejando esta destreza un gran número de ganancias secundarias, como la ejecución de instrumentos musicales.

Chango primate simio
Ahora bien, hay una habilidad que me intriga ya que en la historia evolutiva del ser humano, tal y como la aceptamos hoy en día, no tiene parangón, ni tiene ninguna razón de existir a menos que se haya desarrollado en el seno de una sociedad tecnológica de viajeros, ya sea durante unos cuantos miles de años, o mediante ingeniería genética. Si al lector se le ocurre un mecanismo evolutivo que explique esa característica, por favor me lo hace saber. Por favor explíquenme, ¿Cómo adquirimos las finas destrezas motoras y de equilibrio necesarias para maniobrar una nave a velocidades que superan la del sonido? Nacemos con la potencialidad para maniobrar y tripular velocísimos jets de combate, y manipular aparatos electrónicos que los simulan en los videojuegos. Todos sabemos que para los niños el desarrollo de destrezas en las consolas de Nintendo o de otras marcas, se da naturalmente, como si estuviéramos equipados con las conexiones necesarias para guiar veloces naves a través del espacio o sorteando intrincados obstáculos.

Caballo yegua
Se podría argumentar que la guerra y la caza se vieron favorecidas con la domesticación y el uso de animales de carga, como el caballo. La ventaja en el combate (entre grupos rivales) que proporcionaba la velocidad de los animales debió haber determinado la proliferación de individuos con una mayor habilidad motora a altas velocidades. Sin embargo este argumento no me convence del todo, ya que los parámetros que debe controlar un jinete solo alcanzan a ser una pequeña fracción de los que deben ser controlados por un piloto de combate. Y sin un aliciente evolutivo, la capacidad irá desapareciendo lejos de aumentar.

Avion guerra fuerza aerea
Otra posibilidad es que durante un cuello de botella originado en la población humana hará unos 100,000 años, hayan sobrevivido los genes que benefician este tipo de control motor. Sin embargo esto es sumamente improbable ya que, como mencioné anteriormente, al no ser utilizada la habilidad se hubiera perdido en el corto tiempo de unos miles de años. Entonces, lógicamente, esos humanos debieron haber desarrollado una sociedad tecnológica en donde esa enorme capacidad tuviera una ventaja competitiva en sus poseedores, dándoles prestigio, favoreciendo el apareamiento y permitiendo la expansión en frecuencia de las variantes genéticas responsables. La evolución de la destreza motora para tripular veloces naves se pudo incluso desarrollar en una sociedad avanzada sin necesidad de un cuello de botella, si dicha civilización hubiese subsistido por un tiempo suficiente, como unos cuantos miles de años.

aviador leyendo
Le diré lo que pienso. Las variantes genéticas de la extrema habilidad motora necesaria para el control de veloces máquinas motorizadas terrestres o voladoras evolucionaron natural o artificialmente en una sociedad tecnológica avanzada que debió haber desaparecido hará unos 4000 años, pero que debió haberse desarrollado a lo largo de muchos miles de años. Los viajeros o sobrevivientes de esa avanzada civilización debieron haber propagado sus genes entre diversas culturas, así como sus técnicas arquitectónicas, especialmente aquellas destinadas a la manipulación de la piedra.  Otra característica heredada de esa gran civilización pudo haber sido la alta valía dada a los metales preciosos, especialmente el oro. ¿Qué partes importantes de sus naves o instrumentos pudieron haber sido construidas con dicho metal? Tal vez nunca lo sepamos.

Niño Playstation
Es incluso posible que en nuestro desarrollo como especie no haya habido una, sino varias civilizaciones avanzadas. Especulaciones fantasiosas, dirá usted, y tal vez tenga razón. Pero si no es así, si acaso mi hipótesis tiene una pizca de verdad, cada vez que usted vea a su hijo manipular de forma natural el control de su Play Station, es posible, tan solo posible, que esté contemplando en plena acción, en todo su esplendor, los genes de los viajeros de aquella gran civilización perdida.

Saludos. 

viernes, 22 de marzo de 2013

HONDURAS CONTRA MEXICO: SE RECUPERA UN PUNTO

Descargue aquí el libro: Superorganismo Universal. Una Teoría de la Evolución hacia la Complejidad.




















Por: José María Castillo Hidalgo

Mexicano hondureño futbol

El día de hoy la selección hondureña, bajo el intenso calor húmedo veraniego de San Pedro Sula,  logró el empate con la escuadra tricolor.


Honduras versus México: Si con la lengua se jugara.....

Descargue aquí el libro: Superorganismo Universal. Una Teoría de la Evolución hacia la Complejidad.

Evolución Complejidad

AAAAAH NUESTROS HERMANOS MEXICANOS!!!!!! 

Antes del partido contra Honduras: 

mexico honduras futbol

Lustrando zapatos honduras mexico

Después del partido.....

Mexico honduras futbol

Futbol mexicanos gringos honduras

Si con la lengua se jugara al futbol, nuestros hermanos serían campeones del universo.

Lengón

Pero al final, somos hermanos.


banderas Mexico Honduras

Igual los queremos, mexicanos.

Futbol Honduras Mexico


lunes, 18 de marzo de 2013

RASEL TOMÉ, LIDER DE LA RESISTENCIA

Por: José María Castillo Hidalgo

Líder resistencia honduras

Abogado Rasel Tomé, expresidente de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) y líder de la Resistencia. Acompañó al expresidente José Manuel Zelaya Rosales durante los seis meses que permaneció refugiado en la Embajada de Brasil en Tegucigalpa. 

viernes, 15 de marzo de 2013

I AM NOT AFRAID OF AN ALIEN INVASION


By: Edwin Francisco Herrera Paz

Space invaders
I have no fear of an invasion of aggressive and technologically advanced aliens, and you should not have it too. You may fear a spider, a venomous snake, an earthquake or even your mother in law, but aliens.... For what do you think would happen if suddenly, either visibly or surreptitiously, a horde of aliens visited us? It is a very good exercise to speculate.

Much has been written about a possible contact with travelers from other worlds and its consequences. It has been said that these pos technological beings, able to transport across millions of light years of space, would possess such a state of advancement that, for them, humans would be simple worms whose extermination would not have major consequences.

Of course, we extrapolate our conduct to beings with thousands or perhaps hundreds of thousands of years of progress in relation to us. We ascribe to them the emotions and passions typical to humans who are just beginning to be aware of their own potential; who drag the heavy burden of their genetic background imposed by their evolutionary history. But the fact is that a race with technological advances just a few thousand years beyond would have a very different behavior.
Alien visitor
We humans enjoy the privilege of possessing a consciousness that elevates us above the other animals of our world. However, if we look carefully, our behavior conforms largely to a set of rules dictated by evolution under ever-changing environmental pressures. We have the same basic drives that motivate most living beings: we seek for food, flee from danger or react aggressively to those who attack us; execute intricate rituals in order to reproduce and perpetuate our genes; we share with other living things feelings such as love, jealousy, anger and hate.

Even some behaviors that are considered specific to our species have lost the privilege to correspond exclusively to mankind, zenith of creation. We share much of our social transactions with chimpanzees and bonobos, and it has been shown that more distantly related species, evolutionarily speaking, are capable of incorporating social elements in their groups once considered exclusively humans.1, 2

Porfirio Lobo Sosa
In this regard, Steven D. Levitt and Stephen J. Dubner, in their bestseller “Superfreakonomics” (second part of their seminal, iconoclastic “Freakonomics”) cite experiments in a community of Capuchin monkeys in which the researchers introduced a type of currency as a form of exchange. After a few months of training by conditioning the monkeys learned to properly use the money in order to buy food. Surprisingly, economic transactions identical to humans were seen, including those with a high dose of irrationality. Negative behaviors also emerged, such as vandalism and prostitution, so Levitt and Dubner titled this chapter of their book: "Monkeys are human too" .3

Love, the most sublime of the sentiments, is extremely common all across the animal kingdom. And this is not limited to creatures of the same species. Altruistic and fraternal behaviors across species are common. And that behavior is not unique to mammals. The fact is that altruism with other species has been observed in a wide variety of animals. As an example I will cite the case of a reptile. One day in October 2006 at the zoo in Tokyo, the caregiver introduced into the cage of a rat snake, intended to be a meal, a small hamster. The surprise for the caregivers was that far from eating the rodent, the snake adopted him as his best friend. Since then, both share the same cage.

There are hundreds of examples of altruism among species. Definitely, our links with the animal kingdom are evident. We are tied to bestial behavior, raised from our kinship with other species, and a clear example of this, is that we must kill other living things for food.

Vestiges of Evolution

Snake and hamster
As for the features that make a living thing - structural, functional or behavioral - including ourselves, it can be observed in many instances inaccuracies in design. And this is because evolution, at all levels, uses existing structures to build new ones that suit the requirements of individuals in a population at a certain time in a changing environment. Some of these are "fit" to fulfill new functions, while others that could not find a new "niche", remain part of the body without any function.

There are structures molded by a process of evolution whose function is efficient, but obviously does not correspond to an intelligent design. As an example, let's remember the human eye. In humans and mammals, the eye is a camera with a set of light-sensitive cells. If the eye had been designed by an engineer (assuming that engineer counts on the necessary technological elements) would have never thought of it as it is.

In the organ of vision, the photosensitive layer (which detects light) is behind the nerve cells leading visual sensations to the brain. In a camera, that would be the equivalent of cables and circuits placed in front of the photosensitive surface, interrupting arrival of light. This is because the eye had to transform, from a simple photosensitive layer placed in front of the nerve fibers in simple animals, to the one observed in higher organisms that consists of a wide, transparent chamber. In the evolutionary process, the photosensitive layer didn`t change its position.4

Surgery apendicitis
Let’s take a look at other example. The so called "vestigial organs" have no function, but were useful in some moment of the evolutionary history of a species. We humans have the vermiform appendix, a small addition of the colon or large bowel, whose role is limited to helping surgeons in paying the mortgages of their houses (when one gets appendicitis). But in our arboreal herbivorous ancestors it may well have been part of a longer large intestine, necessary for a diet rich in fiber, or alternatively, it may have been an important part of the immune system.5

Similarly, humans exhibit some behaviors remnants of our ancestors that have adapted to different needs over the millennia, and also others that are no longer as useful, and maybe even unwanted. Thus, as pointed above, many of our social and micro transactions, in addition to the basic impulses like love and aggression, are share with our arboreal cousins.

Vestigial Eugenics and Aggressive Behavior

Aggression, like his twin brother fear, is the product of complex reactions in the brain structures of an animal (or a human) that lead to the secretion of substances, especially adrenaline, which prepare for fight or flight. Aggressive behavior has been historically favorable for humans in certain situations - and still is to a certain extent - as it prepares our bodies for hunting or for coping with rival tribes.6 However, in a more civilized world, well regulated by laws, aggressive behavior will become increasingly unnecessary and even counterproductive. We could say that, in this sense, vestigial.

Aggresive man.
The term eugenics was coined in 1865 for the first time by Sir Francis Galton, cousin of Charles Darwin and founder of the Biometric School. In short, eugenics became a social philosophy intended to improve the human species by selection, genetic manipulation or any other form of intervención.7 Initially popular among the scientific guild, was soon adopted by many countries as a policy of state, but its reputation began to decline when it was taken to the extreme by German Nazi party.8 Today, the term is a sad reminder of how terribly disastrous a technology or idea could be when applied incorrectly by politicians.

Various cultures have practiced the removal of defective genetic variants through eugenics. In Ancient Sparta, children with malformations or defects (and therefore with little potential for war) were left to their own to be devoured by wild animals. The Nazis committed massive genocide of Jews, as well as disabled people, and the United States conducted contraception campaigns in nulliparous, young indigenous women in many parts of the Americas. However, despite its current negative connotation, in certain well-defined conditions genome alteration through genetic engineering methods would be benign, because unlike previous approaches, it would respect human life, and the abomination that the elimination of defective offspring represents would no longer take place.  The repairing of adverse genetic variants will be possible. For many futurists, this fact will give us humans the ability to guide our own evolution towards transhumanism.9

Humanity is currently in a cyclical phase of existence as a species. The genomic analysis technologies, systems biology and DNA sequence editing will soon allow correction of defective or undesirable physical or psychological traits. Excessive aggressive behavior could, in extreme cases, be controlled by these technologies.

But of course, every technology has its dark side. The altered DNA sequences via genetic or genomic therapies could be applied by governments to people in order to regulate conduct that would be disruptive or inconvenient for those governments. The potential threat of turning citizens into sheep, followers of the will of those in power is always a danger. However, I must insist, eugenics itself could have a practical application in the treatment of individuals with a markedly aggressive behavior.
Eugenics
We need eugenics

Take the case of a convict charged with any offense arising directly from his aggressive behavior, which also is found that his aggressiveness is mainly due to genetic factors. It would be desirable for the inmate to remove the excessive aggressive genetic variants, both within himself and from his offspring. Then, these variants could be removed off his brain cells and his sperm by a DNA editing process, facilitating the reintegration into society and improving his future generations.

This procedure would eliminate from the human genetic pool, in each generation, a small proportion of the genetic variants that contribute to extreme aggressive behavior until, a number of generations into the future, aggressive variants were observed in a small proportion. Thus, alleles of aggression would be phased, almost imperceptibly. In addition and in parallel, the progressive development of society could lead to social stability where aggression had no place. And with the reduction of aggressive behavior, post-technological society would empty its prisons, but also acquire a greater appreciation for life in all its forms.

Environmental and genetic interactions

Someone scolded me one day that not only genes have an influence in aggressive behavior, but also the rearing environment, education and culture. Moreover, genetic manipulation poses a major ethical dilemma.

I must say that I am aware of the implied ethical issues. However, proper regulation of the practices (what is allowed and what is not) through legislation would obviate these difficulties. I personally think that DNA sequence editing technologies will increasingly find niches in biomedical branches, a trend that will be unstoppable. So instead of talking prematurely about prohibitions, we must focus on the correct regulation.

Moreover, I have to accept that different aspects of human behavior are multifactorial, i.e. in its various manifestations come into play a number of socio-cultural, educational, environmental, and genetic factors. I don’t mean to minimize the impact of education and family environment in the genesis of aggression in an individual, but genetic influences might be an important part of the behavior. Many behavioral (and even physical) traits must have coevolved together with the sociocultural environment.10,11 Genetic variants evolve, in some cases, to suit the sociocultural background, or is the latter that is molded by the influence of genetic variants present in a population, in a rather complex interaction.

Black white men
For example, it has been proved that many physical characteristics in humans appeared in the past 10,000 years in response to environmental changes.12 Clear examples are simplification of the teeth by the introduction of cooking in the diet, and genetic differences between populations in the number of copies of the amylase gene. For the latter - an enzyme found in saliva, useful in the digestion of carbohydrates –an increased activity due to an increased number of copies of the gene in people with a traditional starch rich diet has been demonstrated.13 Another notable example is the pigmentation of the skin that is a function of latitude of residence: people who live at high latitudes, where UVB ultraviolet rays necessary for the synthesis of dihydroxycholecalciferol (vitamin D) are scarce, have developed a clear pigmentation, while in latitudes close to the equator, dark pigmentation of the skin protects from cellular damage produced by UVA radiation, which causes the destruction of folic acid.14

Although aggression is influenced by an interaction between social, psychological development and the genetic background, we cannot ignore the influence of genetic factors favored by evolution. To date, studies have shown genetic influence on aggressive behavior. For instance, in 2010 Dr. David Goldman and colleagues found, in Finnish men convicted of crimes related to aggressiveness, a genetic variant in a brain receptor called HTR2B.15 Surprisingly, the variant was not found in other populations, and it apparently also predisposes to alcoholism, drug addiction and suicidal behavior.

This research confirms that a factor to consider in the study of aggressive behavior is sex. Male sex hormones (testosterone and dihydrotestosterone), and the female (estrogen and progesterone), bind to receptor molecules into target cells causing the on and off of a variety of genes that cause changes leading to sexual differentiation in the embryo. But not less important are its effects on the brain.

angry aggresive
Sex hormones produced in the brain trigger a gene cascade leading to the activation of specific neural networks. The result is reflected in the behavioral characteristics of each sex, as part of so-called sexual dimorphism. Some of these genes are involved in territorial aggressiveness typical of male behavior, which has been tested in animal models.16

Belligerent behavior, driven by genetic variants such as these could have evolved in our recent past. Formerly (and even now), aggressive tribes used to attack other villages, eliminated or enslaved men, and abducted women, giving them a greater opportunity to convey and disperse their belligerence genes.17 However, in the future, eliminating aggressive genetic variants will not only be desirable but absolutely necessary for the survival of the human race in the long run, because I put in doubt that a civilization with the technological capacity of self-annihilation can survive, even for a few centuries, with the high levels of aggressiveness we observe in modern humans.

Every day we see how we continue to drag on the genetic variants of aggressiveness as they are the byproduct of our struggle to survive. They are part of our biological nature. If a mosquito bites us, we instinctively crush it without mercy in a sudden attack of aggression influenced by our genes, since its sting of death makes us susceptible of being victims of a potentially mortal disease. We do not stop to think that the mosquito is a sophisticated biological machine shaped by millions of years. Our unconscious assumes automatically that the bug lacks any degree of consciousness and love to life, and hence, it does not deserve of our forgiveness. In an automated movement we convert the mosquito into an insect soufflé. And our total ignorance of the pain inflicted on a living organism, with a complete lack of empathy, is not limited to mosquitoes. It also applies for cockroaches, flies, mice and other living organisms.

Homini Homo Lupus

Adolf HitlerThe human being is a body of contrasts. We are extraordinarily altruistic in some circumstances, but in others, extremely destructive. Our component of intrinsic disdain for life of other beings is not limited to other species. It was not until recently that Western societies decided, with fanfare, to proclaim the equality of all men (and women, of course) before the law. Yet we see how historically, xenophobia and belligerent behavior have led to aggression, domination and enslavement of groups of peoples over others. I will mention some outstanding cases. The North American Indians were hunted to virtual extermination; Latin America's indigenous population was depleted; the black Africans were exported as slaves in a profitable industry, conducted by what was the first transnational corporation in the Americas: the Atlantic Slave Trade; the Nazis built their extermination camps to kill Jews, and the Jews in turn, have used the sacred texts of the Torah to justify the subjugation of the Palestinians; Christians of the Middle Ages, used Scripture to launch their crusades against Islamic world; in turn, Islamists now use their sacred texts (Koran) to execute Christians accusing them of apostasy and to proclaim their "holy war" or jihad; some states in the U.S., consider immigration a crime, if the immigrant is a poor person from an undeveloped country; and ethnic confrontations often reach the category of genocide in various parts of Africa.

We see the domain of man by man everywhere, or as it was rightly stated by Titus Plautus Macio, popularized by Thomas Hobbes, homini homo lupus, i.e., man is wolf to man. All these examples show that the equality of men is just an expression, a rhetoric ideal put on a lifeless piece of paper. But although the domain of man by man undoubtedly has deep cultural nuances, genes largely dictate surreptitiously much of the local and global patterns of human aggressive behavior.

What about the aliens?

Man evolutive stages
And this is precisely the main reason why we believe that aliens would have no mercy on us! We think that given their high level of technology, we would likely be mosquitoes that they can destroy without further scruples and no remorse. However for a post-technological society capable of traveling to distant places, the danger of self-annihilation would have passed long time ago. Irrational aggressiveness would have been left behind. The high social order would make unnecessary the use of violence arising from the emotions, and they would have known how to control their own genetic programming long, long time ago.

An advanced race that visited us would have learned to appreciate the true sense of the complexity of life, and far from exterminating us, might help us in the process of evolution. Their high advanced technology would allow them to observe us from a distance.

So, occasionally, I am afraid of the bad decisions made by the president of my country; afraid to walk the streets of my city, one of the most dangerous in the world; afraid of falling off the bed at night, during sleep; afraid of an Islamic terrorist with a cargo of explosives attached to his waist; or afraid of my sisters in law when they get angry. But aliens? Naaaaa! No sir. I do not fear aliens; not at all.

Arab John Bin Laden
Literature cited

1. Roma PG, Silberberg A, Ruggiero AM, Suomi SJ. Capuchin Monkeys, Inequity Aversion, and the Frustration Effect. Journal of Comparative Psychology 2006, 120(1), 67–7.

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