domingo, 16 de agosto de 2009

De guerras y fenómenos sociales complejos

Dicen que el presidente Arias de Costa Rica ya no nos aguanta mandándole cuatros: primero, a Mel y su cuarta, y ahora el 4 a 0 de la selección. Me alegra el triunfo de la selección, pero sigo creyendo que fue una irresponsabilidad permitir el partido a puertas abiertas. Tan solo dos días después del partido la cantidad de casos confirmados de gripe A H1N1 aumentó vertiginosamente. Aunque no sugiero que el partido es el único factor que ha acelerado la epidemia, la probabilidad de que haya contribuido es muy alta. Las autoridades lo sabían, y aun así se dejaron convencer por los directivos, a quienes no les importa la salud del pueblo con tal de cumplir con sus propósitos. Pero irresponsables somos todos, al poner como prioridad un partido de futbol sobre algo tan delicado como una epidemia. Irresponsables son también los participantes en las marchas, que contribuyen a la propagación de la epidemia. Pero el premio a la irresponsabilidad le corresponde al Gobierno, ya que este es el encargado de regular los asuntos de salud pública.

Pero claro, así como una vez le dijeron al Emperador romano: “Cesar, el pueblo tiene hambre”, a lo que el contestó: “Dadles circo”, en los tiempos modernos decimos: “Cesar, el pueblo está inconforme” Entonces podemos contestar: “démosle futbol”. Aunque ahora el papel de Cesar no recae sobre una persona sino sobre un grupo.

Las manifestaciones que en el país se han dado a llamar colectivamente “la resistencia” son un fenómeno social complejo, que no se debe simplificar con el apelativo de “los revoltosos”, así como el grupo de los que están a favor de la destitución de Mel no se pueden llamar colectivamente “la oligarquía”. Dentro de las marchas de resistencia uno puede encontrar personas interesadas en crear el caos por diversos motivos. Por ejemplo, al presidente Hugo Chávez le interesa la desestabilización social, pero alguien más estará interesado en la eliminación de los negocios de la competencia. Los grupos de revoltosos no están necesariamente relacionados con los manifestantes que reclaman cambios en Honduras, y que además lo hacen con convicción. Entre la resistencia hay personajes reconocidos por corrupción, y hasta por actos delincuenciales, así como hay individuos con trayectorias intachables, y gente cansada de las condiciones de miseria de nuestro país, intelectuales, artistas, y algunos que solo son metidos (sampalimones, les dicen en el pueblo de mi madre). En resumen, la resistencia está formada por un grupo heterogéneo de hondureños (y algunos extranjeros) que no debe ser analizado de forma simplista sino con un abordaje basado en los sistemas complejos.

Los hombres de ciencia de todas las ramas del conocimiento se están dando cuenta de que el mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa. Los gobiernos, diseñados para los cambios lentos, no se adaptan a las nuevas necesidades de las sociedades ni a sus propiedades emergentes. Por ejemplo, es sabido que las tácticas de guerra han cambiado, siendo ahora cientos de veces más efectivas con un mínimo número de bajas. En las últimas décadas del siglo pasado se puso de moda la guerra “basada en efectos”, en la que en lugar de destruir grandes contingentes de los ejércitos, utilizando una gran cantidad de poder, el objetivo se desplazaba a las necesidades, y aplicando relativamente poco poder en una línea de abastecimiento se ganaba la guerra. Pero gracias a las comunicaciones, las guerras siguen cambiando, volviéndose más sutiles y complejas.

En un sistema complejo surgen propiedades emergentes y efectos completamente desconocidos cuando se juntan dos o más factores, anteriormente aislados. Por ejemplo, la computadora personal fue diseñada en un inicio para realizar cálculos matemáticos, como procesador de texto, para jugar y hasta para hacer listas. Cuando esta tecnología se encontró con la tecnología de las comunicaciones, surgió Internet, una herramienta inesperada, y que hoy por hoy está cambiando a las sociedades humanas en muchos aspectos. Estamos hablando aquí de solo unas cuantas décadas, y se espera que los cambios en el futuro sean más radicales y rápidos, por lo que el único paradigma que se mantendrá, es que no debe haber paradigmas.

Junte usted los préstamos hipotecarios conocidos como sub-prime en los Estados Unidos por un lado, con capitales de riesgo por el otro, y usted obtendrá un derrumbe financiero de escala global, inesperado y sin precedentes. El derrumbe del sistema socialista en la antigua Unión Soviética obedeció a la confluencia de muchos factores previamente aislados, y en una combinación improbable. El mundo moderno, debido a su creciente complejidad, está lleno de factores que se encontrarán cada vez con mayor frecuencia, resultando en efectos previamente desconocidos. Junte la sed de poder del presidente Chávez, la voracidad por el oro negro del mundo, la falta de guía espiritual en la sociedad con el consiguiente aumento en el consumo de drogas, una oligarquía y una clase media asustadas, la cuarta de Mel y cientos de otros pequeños factores y ¿Que obtiene? un golpe de estado (y/o sucesión constitucional, usted nómbrelo) atípico que al mundo le cuesta comprender, por más que se le explique. Junte usted todos estos factores, añadido a intereses personales, con un pueblo por décadas inconforme, con falta de educación, sin acceso a los servicios de salud, con escasa o ninguna posibilidad de salir de la pobreza a menos que migre hacia el imperio, y usted obtendrá una revolución.

Escuchaba hace algún tiempo hablar por una radio de la capital al Abogado Enrique Ortéz Colindres, una persona a quien admiro desde mi niñez por sus amplios conocimientos y por la manera en la que transmite esos conocimientos. No estuve de acuerdo con algo que dijo: que poco a poco irá disminuyendo la resistencia en el país. No lo creo. Hay muchos intereses involucrados, una gran proporción de las clases trabajadoras siguen inconformes, y es más fácil crear el desorden, con la ayuda de la segunda Ley de la termodinámica, que organizar y construir. Y es que no estamos en los ochentas. La estructura mediática del socialismo latinoamericano es impresionante, y las nuevas formas de comunicación convierten a los grupos en entes altamente comunicados y adaptables. Además, la historia nos muestra que las revoluciones son resilientes y resistentes (por eso se llama resistencia). Las medidas utilizadas en aquel entonces no harían más que agudizar y magnificar el fenómeno.

Afortunadamente y contrario al lo que dicta el sentido común, esta guerra se puede ganar cediendo, proponiendo decididamente medidas sociales, haciendo de este conflicto una negociación de ganar-ganar. Pero eso solo se logrará con una actitud proactiva tanto de la clase gobernante como de la llamada “oligarquía”, quienes ganarán a cambio una mayor tranquilidad y seguridad para sus hijos y nietos en este país. Desde luego, no es con futbol. Es con medidas reales.

Un amigo me dijo el otro día: “vos no sos ni chicha ni limonada”. Claro que no, -le dije- “yo soy solo hondureño, pero comprometido y que quiere lo mejor para su patria”. Si usted me pregunta a que equipo de futbol le voy, yo le contestaré que al Real España, pero también al Maratón, los dos equipos de mi ciudad. Usted me dirá, con una expresión de asombro, que eso no se puede. Pero entonces usted deberá sustentar su hipótesis con sólidos argumentos, si acaso quiere convencerme. Rompamos unos cuantos paradigmas. Saludos.

2 comentarios:

  1. Muy buen articulo! Estoy de acuerdo la solucion no esta en buscar culpables inocentes , buenos o malos;sino en llegar a un acuerdo que como pais nos haga resurgir y aprender de los errores cometidos para no volver a realizarlos. En buscar el bienestar de nuestra nacion sin intenciones politicas. ANDREA CORDOVA

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  2. Gracias por su comentario Andrea. Creo que ese es el sentir de la mayoría de los hondureños en este momento.

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