A mis tíos Orlando,
Alcides y Elpidio Tijerino.
Por: José María
Castillo Hidalgo
Podría plantearle
ahora mismo un par de cuestiones de las cuales no tendría una salida clara. Por
ejemplo: ¿De qué hay que llenar un barril para que pese menos? O ¿Es el crimen
organizado y la delincuencia común combinados la versión nueva de la vieja
guerrilla centroamericana?
La lógica llega a ser
una broma cuando después de bregar el día con voces altisonantes,
preocupaciones fieras, estiras y encoges, risas que se alejan, pululan y
regresan como un globo que rechifla despavorido en el aire y al fin del día no
queda más que el cansancio que cae encima y al recio influjo que da la rutina,
se te disipan las luces y en el momento en que el caballito de mar pare sin
dolor, el mundo ya no existe.
Mas en un lapsus
ignoto, te encuentras con que el mismo se ha disfrazado y se ha conjurado para
hacerte una mala pasada en que el castigo es engañarte a ti mismo, y te ves en
la angustia de resolver un acertijo nunca antes imaginado o a librarte de un
lío en el que no te habías metido. Y para que puedas escapar del revoltijo de
tus particulares percepciones y concepciones y del bodrio que se parece a tu
propia infancia que irredenta te visita, es preciso un escapismo a lo Houdini o
bien, por el contrario, has de tratar de permanecer equilibrado entre suspiros
y lágrimas, nutriéndote de la morena, empezando por el ombligo hasta dejarla en
pura calavera.
En esos viajes,
pareciera que eres el arquitecto, el diseñador, el orquestador de un universo
masivo y desbancado, pero nada más lejano, puesto que los sueños se mandan solos,
impasible tu voluntad hace ratos ha salido por la ventana y te ha dejado la
mano y la realidad de mentiras te asalta armada hasta los dientes, y se te
muestra apabullante, enredada y remilgosa, a ratos macabra, algunas veces
sublime.
Entonces puedes pensar:
Si tan solo pudiera modelar mis propios sueños, adaptarlos a mis gustos y
aficiones y que jamás sean tristes, desvalidos ni funestos, sino que en ellos
siempre se materialicen mis más caros anhelos, carcajearme dormido y ver mis
venganzas flotando y danzando al son del martilleo en las uñas de los dedos
gordos de los que así me caen, soberanamente pesados.
Pero no. Para
manipular los sueños es necesario algo más que el simple deseo; es necesario
dominar la técnica onírica proactiva, conocer el entramado psíquico que los
gobierna y prestidigitar como con una moneda de oro, todos los trucos de
Morfeo. Hágame caso, y hoy que se meta en la piyama, acuérdese de mis palabras
aunque tan solo sea un poco y verá como entre las telarañas de la selva y las
de las etéreas sábanas, al son de tambores caribeños y de trémulos ronquidos,
la guerrilla bailará con su huipil moteado, abrazando a un barril rozagante y
escuchará gritos alucinantes buena parte de la noche. A la mañana siguiente, si
el naufragio se lo permite ¡voilá! Los problemas se habrán fundido.
******
Además de la agudeza,
son la óptica inaudita y el desparpajo, las cartas de presentación del gran
filósofo alemán Friedrich Nietzsche quien escribió en su obra llamada “Cómo se
filosofa a martillazos” lo siguiente: “Ni el más valiente entre nosotros, se
anima a reconocer lo que verdaderamente sabe”.
Obviamente por más
que estemos dormidos, las corrientes psíquicas no se detienen, pero la
necesidad de restaurar las energías, ocasionan que las conexiones lógicas se
distiendan y sucumban provisionalmente. Científicamente se ha comprobado que
durante el sueño hay de dos a cinco períodos REM (Rapid Eye Movement o Movimientos Oculares Rápidos MOR) que es
durante los cuales se produce el “sueño paradójico” con duración de unos
cuarenta minutos cada uno, en los cuales efectivamente se sueña, sea que nos
acordemos o no de lo soñado.
Es durante estos
períodos de tramas y aventuras en que las carreteras al subconsciente se
despejan (parafraseando a Sigmund Freud) o que se accede al inconsciente
colectivo que nos llega junto a la información genética (según la famosa teoría
de Carl Gustav Jung) o es el momento propicio en que se puede echar mano a la
energía paranormal que todos tenemos aunque no nos demos cuenta de ello (como
sostiene Alex Tanous y otros Parapsicólogos) o que la conexión con lo
trascedente y lo divino (misticismo) tiene su momento más álgido, de lo cual
dan cuenta algunas religiones.
Lo más seguro, por lo
menos como yo lo veo, es lo que dice Nietzsche, sabemos mucho más de lo que de
manera consciente manejamos.
Esta situación se da
porque mucha información obtenida en las vivencias cotidianas está bloqueada,
cohibida o reprimida en el subconsciente por los mecanismos de defensa que
hemos desarrollado. El problema con los tales bloqueos, es que no son finos ni
quirúrgicos, sino que con ellos se van de volada grandes tajos de
conocimientos, que quedan ocultos o no disponibles durante la vigilia. Otras
opciones para acceder a esa importante información son las sesiones de
hipnoterapia o las de psicoanálisis, muy buenas para desenterrar el maridaje
entre las experiencias y las emociones del pasado y la forma en que
retroalimentan el presente de manera subrepticia y manipuladora ocasionando a
veces actitudes irracionales e incontrolables.
Los sueños son una
ensalada de deseos, recuerdos y abstracciones que se mezclan como un contrapeso
a la situación psicológica consciente, es decir, su principal objeto es
balancear las emociones o ser un catalizador o autorregulador que hace que lo
que falte aquí sobreabunde allá o viceversa, y que deja divagar la mente, para
que deambule libre en el mundo de las ideas, y así mismo poder filosofar,
fantasear, atisbar en el futuro y un amplio y probablemente infinito etc.
Otro concepto de sueño
paradójico es “una autorepresentación espontánea de la situación actual del
inconsciente expresada simbólicamente”. Y otra, aparentemente más acertada
aunque más compleja, engorrosa y pesadillezca es la siguiente: “una trama de
relaciones simbólicas alrededor de un núcleo de significado; este significado
se da mediante la relación del núcleo con las estructuras de significado
supraordenados en la psique, en la escala superior de la totalidad”. Como sea,
lo cierto es que los sueños pueden servir para hacer un reporte fiel de la
situación emocional en que nos encontramos y ofrecernos experiencia que está
contenida en un mar de conocimientos mucho más amplio que el que nos aporta la
vida consciente, o como dice Jung, “para ayudarnos a superar una disociación de
la personalidad”.
Hay una cierta
técnica que puede utilizarse para aprovechar de la mejor manera los sueños
paradójicos y sacar a flote sus valiosos mensajes y advertencias, poniéndolos a
trabajar a nuestro favor. A este respecto dijo R. Hisda: “Un sueño que NO se
interpreta es como la carta de un buen amigo que NO se lee”. Pero
lastimosamente, para los incrédulos, aunque la técnica es simple, para
descifrarlos y obtener un mensaje coherente hay que seguir reglas.
Requisitos:
1. Es preciso soñar.
Parece fácil y obvio, pero hay personas que afirman que no sueñan. En verdad,
esto es un acto de rebeldía porque todos soñamos, aunque a veces cueste
recordar nuestros sueños.
2. Así que el segundo
requisito es lograr recordar y poner a disposición de la vida consciente, los
sueños.
3. Por ello, si
recuerda lo que soñó, descríbalo por escrito diariamente lo mejor que pueda.
Los personajes, la trama, el escenario, las sensaciones, los colores, las
emociones. Preferiblemente hágalo al despertar aunque el análisis lo haga
después.
4. Una vez obtenida
la trama de un sueño, vea qué símbolos existen en el sueño para averiguar o
discernir su significado.
5. Luego analizar y
descifrar el mensaje que usted mismo se está enviando (o lo que es lo mismo, la
información que se está ocultando durante la vigilia) y determinar la forma de
aprovechar esa información para una mejor calidad de vida.
Tenga presente que la
persona más idónea para este menester siempre será Usted.
Freud llamó al enredo
o proceso de deformación onírico “el trabajo del sueño” y sostenía que para
obtener su verdadero significado es necesario hacer el psicoanálisis completo
del individuo. Según Jung, ante la situación de desconexión de los sistemas
inhibidores y censores de la vida consciente, el sueño se manifiesta en un
lenguaje de símbolos arquetípicos que es un lenguaje común para la humanidad,
por ello es posible descifrar el sueño de manera aislada.
Lo cierto es que los
símbolos utilizados en los sueños NO son tan crípticos y se pueden interpretar
con relativa facilidad usando el sentido común y la analogía, y con un poco de
estudio y la destreza que da la práctica, nos podemos hacer maestros en poco
tiempo. Dado lo extensa que puede ser una lista y lo limitado de este artículo,
lo remito a un diccionario serio de interpretación de sueños o sobre
oniromancia o a un índice de equivalencias entre imágenes oníricas y la
realidad. Por ahora solo le dejo unos ejemplos:
El agua sugiere la
vida.
Los animales
representan al mismo soñador y su situación emotiva.
Las aves, la huida.
El barro, sugiere
problemas.
Las caídas, el
fracaso y la pérdida de control.
El cielo, hace
referencia al futuro.
Los caminos, la vida
del soñador.
Desnudez,
vulnerabilidad y vergüenza.
Excrementos, sugieren
prosperidad.
Flotar y volar,
quiere decir que la persona se siente bien.
Cuando Usted sueñe
con una ciudad blanca, con elefantes albinos, ranas arborícolas transparentes,
con una niña linda haciendo la primera comunión, unas montañas cubiertas de
nieve o con la alegría personificada mostrando sus dientes níveos,
probablemente es que está teniendo el último sueño que va tener en la vida, o
que se pasó con la dosis o que ya todo lo tiene resuelto porque se ganó la
lotería mayor o porque alcanzó un alto grado de perfección espiritual o tal vez
es que tenga que ir con un psicoterapeuta paranormal para anormales.
Quizás más importante
que interpretar los sueños, es manipularlos. A esto es lo que se llama tener
“sueños lúcidos” (no confundir con “sueños húmedos”) en los cuales se hacen
“correcciones de guión de sueño”. Durante mucho tiempo se negó la factibilidad
de tal cosa y hay quien afirmó que “cualquier experiencia consciente que se
tenga, no importa su naturaleza, no se le puede considerar dormir”. Esto parece
lógico, ya que durante el sueño paradójico se produce atonía muscular, y solo
los ojos, los dedos, la presión sanguínea y la respiración NO se paralizan, así
que pensar que la voluntad está en fuga, es elemental. Podría decirse que
pretender soñar y estar consciente del sueño, es una doble paradoja que puede
llegar a ser hasta triple, como es el caso de soñar que soñamos.
Pero ya los monjes budistas
tibetanos desde hace miles de años, dominaban estas técnicas, que podemos
llamar “yoga del sueño”. Es el hecho de reconocer en el sueño que se está soñando,
con el fin de percibir la dimensión ilusoria y voluntariamente modificar las
producciones oníricas. Pero recuerde que ya algo así teníamos en occidente
desde hace siglos, y es la técnica del pellizco usada en las pesadillas, para a
partir de allí NO pararle bola al sueño.
Gracias a la alta
tecnología actual, se pudo comprobar la realidad de tales experiencias. El
sujeto soñador sometido a prueba se puso de acuerdo con los científicos para
que durante el sueño paradójico y durante los movimientos oculares rápidos
característicos, les marcaría unos movimientos irregulares como señal, digamos,
hacia la derecha. Fue así como se comprobó sin lugar a dudas la posibilidad de
este tipo de sueños.
La técnica es
relativamente sencilla:
1) Propóngase
conscientemente ciertas visualizaciones agradables para el sueño.
2) Propóngase
reconocer situaciones incongruentes con la realidad que se puedan presentar en
los sueños, para identificarlos efectivamente como tales.
3) Contrate a alguien
que lo despierte cuando esté en situación REM (cuando le “rebotan los ojos”) y
retome el sueño pero con una trama o guión más agradable.
4) Cuando se
despierte en medio de un sueño, tal vez porque el sueño le agobiaba, vuélvase a
dormir e introduzca correcciones.
5) Sueñe todo lo que
quiera e invite a las novias a que lo haga y ahórrese el cine, las palomillas y
los fredis.
Dado el voluminoso
expediente que tiene la historia de sucesos inexplicables relacionados con los
sueños, los parapsicólogos profesionales se han afanado en teorías científicas
que den cuenta de ellos. Exponen que parte de los casos se producen por los estados
alterados de conciencia, como la duermevela, los cuales son propicios para
acceder a formas de energía todavía no entendidas plenamente y que de alguna
manera nos transportan a sitios como pueden ser los agujeros negros, los cuales
sirven de vínculo de acceso o de portales a universos paralelos que forman
parte de un todo multiplexado. Las infinitas combinaciones de posibilidades que
se pueden presentar darían lugar a que planos dimensionales paralelos
trasieguen información unos con otros y la interconexión mediante mecanismos
todavía desconocidos, permitiría una especie de ósmosis con el plano actual
produciendo cambios en la naturaleza física del entorno.
Esto explicaría la
percepción extrasensorial, la telequinesis, la telepatía, la precognición, la
clarividencia, experiencias extracorpóreas, el espiritismo y los poltergeist (en castizo, espíritus
chocarreros) todos bien documentados. De todas maneras, recordemos que el
hipnotismo, el poder de la oración y el concepto del planeta vivo o del
superorganismo global, una vez fueron parias o alienígenas para la ciencia y
ahora tienen credenciales, medallas y diplomas. Por otro lado, la ciencia,
supuestamente siempre rigurosa, racional y benefactora, una vez dio el visto
bueno a la lobotomía, a enviar los desechos tóxicos a los países pobres y el
uso de la tecnología nuclear para matar a la gente como hormigas.
Bueno, estas solo son
unas ideas; lo importante es introducir cambios positivos en su vida presente y
que haga proyectos valiosos para su vida futura. Desde luego el pasado no puede
ser alterado, pero mejorando su presente puede despedir al que le está
administrando los recuerdos y que solo le manda a flote los malos y miserables
y los buenos y agradables se los tiene arrinconados y humillados. El presente
se levanta con buena voluntad y trabajo, día a día, noche a noche, hora tras
hora, minuto a minuto y segundo por segundo no dejándose vencer por las fuerzas
negativas, o sea, los infames, nunca bien ponderados, siempre metiches y
totalmente despreciables demonios.
******
Si se dice que en
nuestro suelo hay tantas muertes violentas como los que se producen en un
territorio en guerra: ¿Por qué vamos a pensar otra cosa que no sea que estamos
en plena guerra?
La muestra inequívoca
es la muerte violenta y la rapiña. La muerte en las calles y la rapiña de los
corruptos.
En las guerras hay
generales y soldados. Los Generales saben lo que están haciendo y los soldados
solo cumplen órdenes. ¿Qué es lo que nuestros generales están tramando o será
que nuestros Generales tan solo cumplen órdenes extranjeras?
Si hay guerra es
porque hay conflicto y aunque pueda parecer que es por diferencias ideológicas,
siempre la pugna económica es la razón subyacente.
Pero especialmente
cuando hay una guerra fratricida, es porque hay injusticia.
No hay casi
denuncias. Las maras, el narcotráfico y otras formas de delincuencia organizada
y la delincuencia común están parapetadas en la indiferencia de gran parte de
la sociedad que se calla, porque considera que en cierta forma las tropelías
criminales son una reivindicación en contra de una sociedad eminentemente
injusta en un mundo particularmente injusto.
Aunque también hay
terror por doquier. Pues los que reciben las denuncias pueden ser los mismos y
todo queda inmerso en una insufrible impunidad.
¿No sería mejor que
en vez de comprar más armas para echar al fogón de la guerra, mostrásemos más
sentido común, mas compasión y más sentido de pertenencia, para que la sociedad
como un nudo se proteja mejor a si misma?
En efecto, el barril
hay que horadarlo, llenarlo de enormes agujeros tan bastos que le cercenen
parte de su estructura para que así pese menos. Pero si le echamos más metralla
y más explosivos, este nos va a arrastrar a todos al despeñadero, al abismo del
Estado fallido.
La guerra, por lo
menos en esta oportunidad, no va a terminarse. Muchos recursos de la guerra se
desviarán y se utilizaran para la vanidad de unos pocos opulentos. Pero si
quiere desoxigenar el conflicto hay que empezar por acabar la inconformidad, el
recelo y el odio.
Todos estamos
dispuesto a dar un poco o mucho para evitar que nos maten, nos secuestren o nos
traumaticen.
Menos los outsiders y
los que están detrás de sus murallas, con sus blindajes, con sus cámaras, con
sus guaruras y sus rottweilers.
Por eso las
revoluciones, como enseña la Historia, siempre surgen del seno de la clase
media. Y aquí se va hacer lo que la clase media diga. Y todos somos Espartaco.
Y vamos a dar un ejemplo cívico al mundo.
Un pacto social en el
cual en vez de invertir en armas se invierta en más educación y en acabar la
pobreza extrema.
******
Lo anterior, a manera
de respuesta a las cuestiones planteadas al principio y como ejemplo de un sueño
programado y así bajar dos pájaros de un tiro. Pero si no luce bien logrado,
quiere decir que NO me curo a mí mismo, que así como ronco, no es que sueño y
habría que cambiarme la receta.
Saludos.
Mayo 15, 2012.