Por: José María Castillo Hidalgo.
“Chespirito es un programa vulgar y dañino que los niños nunca deben ver”. ¿Por qué el programa sobreviviente de mil batallas recibió tan duros calificativos alguna vez? Y se los propinó nada más y nada menos que una de las personas con mayor sentido de la responsabilidad, del honor y del trabajo que he conocido. Pero este misterio NO podría resolverse tan fácilmente, sin poner de relieve una de las circunstancias particulares del entramado. El caso es que ese programa de humor blanco, se transmitía a la misma hora, cuando el único otro canal posible presentaba a Peregrina, Esmeralda, Corazón Salvaje, Natasha o a cualquiera de los arrumacos de la época, y habiendo disponible un tan solo armatoste con ventana proyectora de imágenes en surtido de grises, la dueña, después de su diaria faena, lo acaparaba, y puesto que las oportunidades de ver la telenovela eran poco menos que nulas, la mejor opción para evitar la orden de meternos en la cama, era salir pitados de la casa.
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Si para algo sirve la Historia es para ubicarnos en el tiempo y el espacio; para evitar los mismos yerros y tropiezos que ella misma nos enseña y establecer con buen suceso las estrategias y proyecciones hacia el futuro. Antes de cualquier otra cosa, quiero pedirle que por favor NO vaya a confundir lo que es una política de Estado con lo que son sus ciudadanos. Muchos de mis mejores amigos son americanos (o si prefiere "gringos"), les tengo alto aprecio y tenemos negocios en base al respeto mutuo.
Demos entonces un rápido vistazo a la que en cierta forma es nuestra querida metrópoli y albergue de más de un millón de connacionales que con su trabajo asisten importantemente a la economía nacional y que a fin de cuentas, de una forma u otra, inevitablemente tenemos muchos intereses en común.
El conglomerado social heterogéneo de los Estados Unidos de América ha vivido aglutinado alrededor de una doctrina y proyecto de país con reglas claras que en general se cumplen, con una visión dirigida hacia la riqueza material, fundamentada en una ideología político-económica liberal capitalista expansionista y de competencia de colmillos, con el principio de democracia e igualdad ante la ley fuertemente enraizado.
Con el paso de los años ese sistema ha venido degenerando cada vez más gravemente en una plutocracia o especie de oligarquía de los empresarios más poderosos, llámense, los banqueros, los inversionistas de la alta tecnología de Silicon Valley, los magnates del petróleo y de la industria militar, los dueños de la especulación en Wall Street y los promotores del circo en Hollywood, todo lo cual se ha dado en llamar “The Corporate America”. Esto es así porque en esta nación como en muchas otras “democracias”, el poder ciertamente lo detentan tras bambalinas, quienes financian las campañas políticas, y así, lastimosamente, el gobierno tiene vedado actuar en beneficio de las mayorías. La única forma de contrarrestar esta situación es mediante el activismo en las calles debido a la carencia de recursos financieros de las masas populares y es esto lo que últimamente se ha visto como protestas propugnando el cierre de Wall Street.
Pero estas protestas nacen desoxigenadas por falta de claridad en los objetivos y porque en “América” es tabú y traición a la patria hablar de lucha de clases, de élites dominantes y de mejorar la distribución de la riqueza por ser una aparente contradicción a los principios democráticos y capitalistas que le dieron vida y razón de ser al sueño americano y que ha sido el dínamo que los ha proyectado a la cima del mundo, pero paradójicamente en ello puede estar el germen de su perdición. NO del País en sí, sino de su condición privilegiada. Actualmente la situación llega a extremos ridículos, que a ratos pecan de brutalidad, donde minorías cada vez más cerradas controlan todo y la desigualdad económica es agobiante, con el agravante que el crecimiento económico se encuentra estancado o en reversa y el déficit público llega a ser obsceno y para rematar este pastel con una cereza tamaño manzana, la situación al otro lado del mar, es decir la Eurozona, tiene problemas tan o más graves, mientras en el extremo oriente el gigante comunista-capitalista va viento en popa hacia convertirse en la potencia hegemónica del planeta sin podernos figurar en este marasmo, cual será nuestra suerte.
¿Es la suerte de los Estados Unidos la nuestra? ¿Qué nos toca hacer a nosotros en este rincón del imperio?
Veamos:
La fundación, consolidación y expansión de los Estados Unidos de América delatan en la praxis el sustrato conductual tradicional de la clase gobernante de esta gran nación que Usted puede ver o NO ver, según le parezca conforme su respetable propia perspectiva, pero sin duda, más vale ser cautelosos. Hay casos clásicos desde los albores o fundación de esa Confederación de Estados hasta la etapa intermedia y más reciente que pueden servir de vitrina y dígase a sí mismo que se puede esperar.
1) Durante la conquista del Oeste, el indio de las praderas (apache, comanche, sioux, cheyenne, etc.) era un combatiente superior al colono o al casaca azul. Su espíritu indómito y el amor a su tierra lo hacían invencible. El hombre blanco, para pacificarlo, le ofrecía tratados pero nunca se los cumplió. Los indios burlados y obligados a pelear NO pudieron ser vencidos. Para deshacerse de ellos se estableció como política destruir los Wal-Mart de los indios, es decir, extinguir el búfalo. La población indígena sucumbió de inanición y sus remanentes fueron recluidos en campos de concentración.
2) Mucho territorio fue tomado del vecino sin más justificación que las armas.
3) Teniendo el canal de Panamá importancia capital y no pudiendo llegar a un arreglo económico con Colombia, forzaron la creación del Estado de Panamá. Circunstancias similares, pero esta vez por el petróleo, dieron lugar a la creación artificial del Estado de Kuwait, que después devino en la guerra de Irak.
4) Aunque NO creo en comunismo ni socialismo por ser básicamente utópicos, imprácticos y lastres al desarrollo, si creo en la democracia y la superación de la sociedad por mérito del trabajo de sus miembros con una idea de país. Tío Sam constantemente derrocó o influyó en el derrocamiento de gobiernos democráticamente electos en países latinoamericanos cuando NO estaban alineados con sus intereses o los de las empresas americanas.
5) Prácticas comerciales como venta de armamento en base a corrupción, mercadeo de drogas supuestamente medicinales, uso de pesticidas y otros venenos por trabajadores que le provocaron incapacidades, corrupción o chantaje para evitar actuaciones potencialmente inconvenientes para ellos o beneficiosas para otros, dividir a los países para imponer su voluntad y hegemonía. Inclusive incumplimiento de tratados o evitar suscribirse a convenios internacionales.
6) La Segunda Guerra Mundial fue ganada prácticamente por el ejército Rojo (URSS). No obstante que tenían firmado un pacto de asistencia mutua con los Estados Unidos, el gobierno estadounidense siguió la política de dejar que se diezmaran entre sí los países en conflicto, y NO intervino hasta que el ejército soviético estaba próximo a derribar las puertas de Berlín para así evitar la caza de los genios y la tecnología nazi. De allí nació la inquina que derivó en la carrera armamentista de la guerra fría, que tantas vidas y recursos costó a América Latina como pieza del juego geopolítico.
Usted dirá que mucho de esto es Historia antigua pero es que me gusta el clasicismo y no quiero dilatarme tanto y lo remito a las filtraciones de Wikileaks, si quiere versiones actualizadas de lo mismo. Y NO nos llamemos a engaño, esto es normal, recuerde que estamos hablando de una superpotencia mundial, y con todo y su doctrina histórica de la zanahoria y el garrote (siempre sacan más de lo que meten, desde luego) los ¿americanos? NO son malos, pero quizás podrían ser mejores.
Esta incompletísima memoria la hago con ocasión de la visita del Subsecretario Adjunto de Estado de la Oficina Antinarcóticos y de Aplicación de la Ley o Zar antidrogas de los Estados Unidos William R. Brownfield, quien viene notoriamente a causa de la propuesta que está en el ambiente latinoamericano hecha por el Presidente de Guatemala Otto Pérez Molina sumándose a la corriente de pensamiento de prestigiados intelectuales, que consiste en despenalizar el consumo de drogas, la creación de una Corte Internacional Antinarcóticos y otras figuras a fin de mejorar la situación de la violencia que provoca el tráfico de drogas (se calcula que 7 de cada 10 homicidios en nuestro suelo, están relacionado con dicho tráfico, con una tasa de muertes promedio mayor que la de los territorios en guerra).
Aquí el Sr. Brownfield dio dos millones de Dólares con fines sociales y 30 motocicletas, que felizmente fueron recibidos por el gobierno. Además ofrece y promueve como contrapartida el fortalecimiento de instituciones que prevengan el crimen.
Y dijo que “en Estados Unidos hemos analizado este concepto (de la despenalización) y coincidimos que no sirve, que no funciona”.
Pero si esta es una cuestión eminentemente sociológica ¿En donde la experimentaron o como lo averiguaron? Todos sabemos que los países del Primer Mundo se capitalizaron e industrializaron con la explotación de los recursos naturales ajenos, la mano de obra esclava, tráfico de opio, piratería, la guerra y otras prácticas de dudosa calidad, pues aún entendiendo las circunstancias históricas por las cuales las cosas se dieron como se dieron (y que por ello no pueden catalogarse apropiadamente en el contexto actual) pero sí se puede considerar inmoral NO indemnizar a sus descendientes o tratarles de manera lesiva e injusta, pero más bien, sigue la explotación de diversas maneras, con el petróleo, la venta de productos tecnológicos, el pago de deudas, comercialización de armas, etc., situación en la cual estamos en franca desventaja por la asimetría. ¿Y otra vez en Washington están afanados tratando de averiguar lo que nos conviene?
La verdad es que yo NO puedo saber qué es lo que nos conviene en un problema tan grave y complejo. Lo más que puedo hacer es aconsejarle a cualquiera, americano, chino, indio o lo que sea, que se aleje de las drogas. Sin embargo la aplicación de la lógica inversa jamás me ha fallado en casos semejantes y me informa que los gringos ya sacaron sus cuentas y ya saben. Hicieron los estudios de factibilidad, económicos, sociales y están seguros que NO les conviene, o lo que es lo mismo, que a nosotros sí nos conviene. Por eso mandan a bloquear, a entorpecer, a dividir. Más bien estoy seguro que por allí está el punto más álgido de la yaga. Allí donde es preciso apretar.
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O a saber. Depende de la estrategia. Después de todo, en unos cuantos años estaremos hablando de una nación anglolatina o latinanglona, lo más probable, esto último. En cuyo caso será más fácil extender la ciudadanía al provincianato y que le quiten unas cuantas franjas a la bandera para sumarle estrellas al rectángulo.
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A aquella hora, cuando escuchábamos los primeros acordes y la tonada que más bien parece un himno a los pueblos irredentos de estos lares:
“Deshojada florecita
tu inocencia es blanca nube, la la la,
que al cielo iraaa...
la enramada de la vida
puso espinas al camino
mas pasaraaan...
quien te juzga no ha vivido
lo que tu viviste para ser al fin una mujer
ooh Natasha
oooh Natasha...
Pasarán los magros días
para dar paso a los nuevos
y sonreirás...
Entonces salíamos disparados a la oscuridad de la noche a encontrarnos con la pandilla, y alumbrados por las tenues estrellas y unos cuantos faroles, nos enfrascábamos en jugar “libre” hasta que nos llamasen a grito partido, y en aquellos no tan lejanos días (ja!), en verdad nos sentíamos libres y seguros, protegidos, sin darnos cuenta, por la férula militar que le halaba las bridas al viento, evitando el movimiento de las hojas de los árboles sin su permiso.