Por: Edwin Francisco Herrera Paz. Hoy, viendo televisión con mis hijos, me sorprendí al ver un programa de la caja estúpida (que a veces es inteligente) en el que un grupo de elefantes rescataba a uno de sus bebés. Les cuento: el bebé cayó a la laguna en donde los paquidermos aplacaban su sed en ese momento. Como había cierta altura desde donde estaban los elefantes hasta el agua, al pequeño animalito se le hacía imposible salir. Mientras se ahogaba, su tía bajó, y colocándose detrás de él intentó rescatarlo. Ante los esfuerzos infructuosos de la tía, la madre del bebé también bajó, auxiliada por un macho. Después de muchos esfuerzos, a la madre se le ocurrió algo ingenioso: en lugar de sacarlo por el extremo escarpado, empujó a su hijo varios metros hasta el otro extremo, más bajo. El animalito finalmente salió con la ayuda de toda la manada, pero luego, ya fuera del agua, comenzó a hundirse en el suelo cenagoso. En vano los elefantes intentaban sacarlo, pues mientras más luchaba, más se hundía. Repentinamente, a la madre se le ocurrió otra idea: comenzó a cavar un canal frente a su hijo. Pronto se le unieron los demás elefantes hasta que el pequeño logró salir por el canal sólido. La operación de rescate completa duró 7 minutos.
¡Increíble! ¿Quién dice que el ser humano es el único ser inteligente sobre la faz de la tierra? Ante la cámara, este grupo de imponentes mamíferos demostró más inteligencia que el común de las personas. Entre las características de la operación de rescate a resaltar se encuentran una rápida respuesta a la emergencia, coordinación y trabajo en equipo, ingenio y creatividad, y lo más importante, una férrea voluntad de ayudar a sus congéneres. La operación no dejó nada que desear a un grupo de rescate entrenado, o a un escuadrón de marines, o seals.
La ciencia demuestra, cada vez más, que la inteligencia no es un don propio de los mamíferos bípedos y que se encuentra ampliamente distribuida en el reino animal. Sin embargo, a los humanos se nos ha proveído de la capacidad de trascender nuestro entorno y cotidianeidad, utilizar nuestros miembros para crear complejos mecanismos y elaborar sofisticadas formas de comunicación. A pesar de eso, no me cabe duda de que, si permitiéramos la evolución de los elefantes en ambientes propicios por una cantidad adecuada (que podría ser considerable) de tiempo, terminarían adaptando su trompa a la manipulación de herramientas, su rudimentario lenguaje aumentaría en complejidad, y a esto le seguiría un aumento de su capacidad de abstracción y planificación, y tal vez, solo tal vez, podrían convertirse en una sociedad tecnológica.
¿Pero es que acaso somos los seres humanos únicos? ¿Construiría Dios este magnífico universo para ser disfrutado por nosotros, mamíferos imperfectos, llenos de pasiones, destructores los unos de los otros? Bien, le diré lo que pienso. Para comenzar, ¿para que crearía Dios algo tan raro como la vida? De verdad, la vida es algo de lo más extraño. Mientras todos los eventos en el universo tienden a aumentar la desorganización (lo que en física se denomina segunda Ley de la termodinámica), la vida parece seguir justo el camino opuesto. Las formas simples evolucionan para formar estructuras más complejas, y esto ocurre en múltiples niveles, de una manera que se asemeja a los fractales. La dirección temporal de la vida es opuesta a la del mundo inanimado. Aunque hay otros tipos de sistemas complejos, la evolución hacia la complejidad originando una gran variedad de formas adaptativas, es exclusivo de la vida.
¿Para que todo esto? ¿Para qué máquinas moleculares especializándose y cooperando para formar organelas, organelas especializándose y cooperando para formar células, células especializándose y cooperando para formar tejidos, tejidos especializándose y cooperando para formar individuos, individuos especializándose y cooperando para formar comunidades, comunidades especializándose y cooperando para formar conglomerados de sociedades? ¿Termina este proceso de evolución hacia la complejidad con la globalización? O, ¿será posible concebir aun múltiples niveles de complejidad por arriba de este?
Este proceso no es privativo del género humano. Un hormiguero, por ejemplo, funciona como un organismo, etc, por lo que la diferenciación categórica entre organismo y comunidad es el resultado de la escala espaciotemporal del ego humano; sin embargo, la estructura de niveles nos muestra que esta distinción es únicamente didáctica. Como ejemplo, los biólogos de sistemas hablan hoy en día de “inteligencia celular”, y los sociólogos hablan de “inteligencia colectiva”.
Lo que creó Dios (al crear la vida) es, a mi parecer, un sistema que se desarrolla por cuenta propia para conquistar algo. ¿Conquistar qué? No lo sé, pero puedo especular. La capacidad de los niveles vivos superiores para trascender la escala planetaria, llegando incluso a la conquista del universo entero. A esta escala, un hiperorganismo universal habrá logrado dominar los recovecos más intrincados del mundo físico, incluida la segunda Ley. ¿Se imagina? El dominio de la segunda Ley de la termodinámica, la inmortalidad del universo, lograda por el sistema (la vida) creado por Dios para ese fin. La segunda Ley se relaciona con la destrucción, con el desorden. En el mundo espiritual, se le puede relacionar con las entidades malignas, con propósitos decadentes. Es probable que en un futuro, tal vez distante, la humanidad comprenda que la teología y las ciencias son dos caras de la mima moneda.
Lo que creó Dios (al crear la vida) es, a mi parecer, un sistema que se desarrolla por cuenta propia para conquistar algo. ¿Conquistar qué? No lo sé, pero puedo especular. La capacidad de los niveles vivos superiores para trascender la escala planetaria, llegando incluso a la conquista del universo entero. A esta escala, un hiperorganismo universal habrá logrado dominar los recovecos más intrincados del mundo físico, incluida la segunda Ley. ¿Se imagina? El dominio de la segunda Ley de la termodinámica, la inmortalidad del universo, lograda por el sistema (la vida) creado por Dios para ese fin. La segunda Ley se relaciona con la destrucción, con el desorden. En el mundo espiritual, se le puede relacionar con las entidades malignas, con propósitos decadentes. Es probable que en un futuro, tal vez distante, la humanidad comprenda que la teología y las ciencias son dos caras de la mima moneda.
Bien, tal vez conquistemos el universo, pero solo si sobrevivimos. Es ahora que tenemos nuestra oportunidad. Los dinosaurios fallaron, y si nosotros fallamos, quizá otra especie tome nuestro lugar. Quién sabe, tal vez los elefantes, algún pájaro, un insecto u otra especie que ahora vemos insignificante. Todo depende de la manera con la que abordemos los problemas de seguridad para la humanidad: el cambio climático, las armas nucleares, los peligros de una pandemia aniquiladora, el desarrollo sostenible, el cuidado de nuestro entorno y hasta los peligros del impacto de un meteorito. Además la humanidad debe, en esta época crucial y decisiva, idear nuevos modelos para cruzar la frontera hacia niveles superiores. Saludos.
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