Dr. Edwin Francisco Herrera Paz.
Hoy por la mañana me encontraba viendo parte de la inauguración del mundial de futbol por televisión. Le tocaba el turno de pronunciar unas palabras al presidente de la Federación Internacional de Futbol Asociado (FIFA), el señor Joseph Blatter. El periodista que narraba el evento en español dijo: “ahora dirá una palabras el todopoderoso”. Pensé: ¿Cómo? ¿Todopoderoso? Pero si a mí el señor Blatter me parece ya algo viejito. Además, está un poco gordito y si fuera en realidad todopoderoso hubiera trabajado en su apariencia física. No, no. Definitivamente comparar al señor Blatter con Dios es como comparar a una molécula de agua con todos los océanos del mundo, y aun esta comparación se quedaría corta.
Mencionaré en esta ocasión –al margen del liderazgo que ejerce el señor Blatter en una de las organizaciones más influyentes del mundo- una prueba (entre muchas) del por qué el presidente de la FIFA no es un ser todo poderoso: Su temporalidad. Es decir, el breve tiempo que transcurrirá entre su origen como cigoto (óvulo fecundado) hasta el momento de su muerte. Porque si hay una realidad, es que nuestra existencia es efímera en este mundo físico. Incluso, es probable que nuestra especie tenga una existencia pasajera en la tierra, y que nuestro futuro se encuentre en algún punto ubicado entre la autodestrucción, y la evolución hacia una especie superior, tan distante de nosotros como nosotros lo estamos de los primeros humanos bípedos que transitaron la faz de la tierra hace unos 7 millones de años.
Ahora, pongamos el asunto en perspectiva y a modo de ejercicio comparemos el tiempo de vida del señor Blatter con el del universo. En el tiempo 0 se produjo el llamado big bang, que fue seguido de una rápida expansión, desde el tamaño de un átomo hasta el de una toronja en tan solo una pequeñísima fracción de segundo (el tiempo aproximado transcurrido desde el momento de algunos eventos de importancia hasta el presente, se muestra en la tabla 1). A dicha expansión se le ha llamado “universo inflacionario”. Desde ese instante hasta nuestros días han pasado nada menos que 13.7 mil millones de años. A esta escala de tiempo, 1 millón de años más o menos no hacen ninguna diferencia. El señor Blatter en cambio, ha vivido solo 74 años, un tiempo muy modesto para un ser todopoderoso. Suponiendo que el señor Blatter viva 100 años, su fracción de vida en comparación con el tiempo total de existencia del universo sería únicamente una parte en 137 millones.
Para que quede claro lo diminuto del tiempo de vida de un ser humano de 100 años, comparemos la edad del universo con el perímetro de la tierra en el ecuador, que es de unos 40,077 Km. Si usted decidiera dar la vuelta al mundo a pie, caminando a una velocidad de 5 km por hora sin detenerse a dormir, comer o descansar, usted se tardaría 334 días. O sea que llegaría al punto de partida casi un año después de su salida. Entonces, la vida de un ser humano de 100 años equivaldría a unos 22 cm., una longitud inferior a la de un solo paso.
¿Que debemos conquistar? Correcto. ¿Que debemos construir? De acuerdo. ¿Que debemos disfrutar de esta vida terrenal y comportarnos de la mejor manera posible? Difícil de discutir. Pero de eso a decir que alguien sea todopoderoso, creo que es pecar de exageración. Aunque pensándolo bien, tal vez la afirmación del periodista fue solo metafórica. ¿No lo cree?
Saludos.
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