domingo, 20 de febrero de 2011

La quinta fuerza



Las fuerzas débil, fuerte, electromagnética y gravitatoria organizan la materia hacia niveles crecientes de conciencia y voluntad. ¿Existe la posibilidad de una quinta fuerza?


Rayo de electrones
Edwin Francisco Herrera Paz ¿Cinco fuerzas? ¿Qué no eran cuatro? Si me tiene un poco de paciencia, procedo a explicarle.
Imaginemos un átomo de hidrógeno, compuesto por un solo electrón y un protón. Dos objetos con cargas opuestas unidos en un solo objeto por algo invisible. Pero esta simple asociación cambia completamente las cualidades de ambos, originando algo nuevo, original. Sin el protón, el electrón saldría disparado en línea recta a una altísima velocidad. El protón sin compañía correría un destino similar, pero mucho más lento.
Átomo de hidrógeno
Ahora piense en una persona. Imagínesela sola en el mundo. Tendría que defenderse por sí misma de las amenazas, buscar su alimento, confeccionarse su ropa, y finalmente moriría al final de sus días. Ahora, póngale compañía. Entonces, la pareja es capaz de realizar muchísimas cosas más mediante la división de tareas. ¿Qué une a estas dos personas? Sentimientos como el altruismo, el amor o la empatía, fuerzas tan etéreas e invisibles como aquella que une al protón y al electrón.
Hermitaño
¿Cree usted que esta es una simple comparación? Pues está muy equivocado. Es algo más que eso. Es la manera en la que Dios diseñó el universo para crear complejidad, y a la vez niveles progresivamente mayores de conciencia. Nuestro universo está construido así, desde las formas más elementales de la materia hasta las enormes galaxias. Parece diseñado adrede para que un pequeño conjunto de fuerzas organice los objetos otorgándoles propiedades emergentes en donde las interacciones son tan importantes –o quizá más– como los mismos objetos.
Molécula de agua
Reflexionemos un momento en la manera en la que estamos construidos. Nuestro organismo es un enorme conjunto de átomos de diferente tipo. Ahora bien, tome usted una cantidad de átomos equivalente a la que contiene el cuerpo humano, y además en las mismas proporciones, póngalos en un recipiente y luego proceda a batir todo. ¿Qué obtendrá? ¿Un ser humano? Por supuesto que no.
Para comenzar, los diversos átomos tienen que asociarse administrando de determinadas maneras las cargas de sus partículas para crear enlaces entre sí. Estas asociaciones darán lugar a moléculas de compuestos sencillos como el agua. ¡Y llegar hasta ese punto no ha sido sencillo! El universo pudo contar con este tipo de moléculas solo algunos miles de millones de años después del instante de la creación.
Proteína haciendo su trabajo:
regular la transcripción de genes
Las asociaciones entre átomos pueden crecer hasta alcanzar tamaños colosales, como las grandes moléculas de proteínas, o las de ácidos nucleícos. Para el caso, las proteínas tienen su propio mundo. Diferentes proteínas se especializan para efectuar diferentes labores. Algunas como las actina, forman vías férreas por las que se deslizan otras proteínas que son verdaderas máquinas, como la miosina, necesaria para la contracción muscular que se asemeja a un mil pies deslizándose sobre las moléculas de actina, o la quinesina, compuesta por un par de “pies que caminan “sobre una cuerda floja compuesta de actina para llevar substancias donde se necesitan.
Cuando se aprecian algunas proteínas realizando su trabajo, es difícil evitar reflexionar sobre las motivaciones en la naturaleza. A este nivel de complejidad, las moléculas parecen tener cierto grado de conciencia, voluntad y propósito, si me permite usted llamarlos así en un obligado antropomorfismo, puesto que el lenguaje no posee equivalentes semánticos de estos términos para la escala molecular.
Podríamos argumentar que las moléculas no tienen libre albedrío y que únicamente responden al vaivén de las interacciones moleculares, en su mayoría aleatorias y obedientes a las leyes de la estequiometria. ¿Pero es que acaso nuestro comportamiento no obedece también a comunicaciones neuronales y procesos bioquímicos? ¿No son acaso la sociología y la sociobiología disciplinas que buscan explicar los fenómenos sociales dadas unas interacciones en el seno de un grupo de seres humanos? ¿No son acaso la psicobiología y psicología ciencias que intentan explicar el comportamiento basado en el determinismo de las conexiones neuronales moldeadas por el ambiente y por millones de años de evolución?
Si conociéramos los valores
de todas las variables necesarias,
sería posible predecir el
comportamiento de una multitud
Para ilustrar mi punto, imagine dos poblaciones humanas que se unen para formar una sola. En teoría, si supiéramos con exactitud las variantes genéticas que influyen en la conducta y sus proporciones en cada una de las poblaciones, además de otras variables históricas y sociales que pudieran afectar su comportamiento, podría predecirse con cierta precisión el destino de la descendencia. ¿Se enfrentarían ambas poblaciones en una guerra sangrienta? ¿Qué proporción de la población se mezclaría para originar descendencia híbrida? Aunque el enorme número de variables implícitas en este caso hacen imposible una predicción exacta, pienso que en cierto aspecto la estequiometria se parece mucho a la sociología y otras ciencias poblacionales en el sentido de que en ambos casos se estudia la dinámica de un conjunto de elementos, y en este orden de ideas podemos sentirnos libres de utilizar el término “voluntad” para aplicarlo a las pequeñas moléculas, teniendo especial cuidado de utilizar algún tipo de graduación: definitivamente una proteína tendría mayores niveles de voluntad y de conciencia que un átomo de hidrógeno, aunque pequeños en extremo en comparación con organismos pluricelulares superiores.
La estequiometría predice el
comportamiento de una multitud
de moléculas
Sin embargo, la existencia de una proteína por sí misma no tiene sentido. Toda proteína necesita de otras para nacer, efectuar su trabajo y morir. Las proteínas “viven” en un ecosistema en el que cada tipo de proteína tiene un “nicho” bien definido. Y esta increíble complejidad formada de miles de tipos de proteínas diferentes actuando de manera bien orquestada, trabajando al unísono, también tiene su propio mundo. La mayoría de las proteínas residen en una estructura tridimensional limitada por una membrana, que hemos llamado célula. 
¡Volvemos al asunto de la voluntad! Quiero referirme a un grupo de células que se denominan fagocitos, encargadas de “comerse” los desechos de los tejidos corporales y los agentes invasores. ¿Ha visto alguna vez a un neutrófilo perseguir a una bacteria? ¿O a un osteoclasto comerse (literalmente) el material óseo para remodelar el hueso? Es difícil presenciar una animación de estas células en acción sin que a uno se le ocurra que hay voluntad. ¡El neutrófilo parece una verdadera fiera hambrienta tras la presa! Y los laboriosos osteoclastos se comen el hueso a discreción según el estrés al que se ve sometido y a las necesidades de calcio del organismo. Decisivamente, los niveles de voluntad y conciencia de una célula son una pequeñísima fracción de los de un humano, pero muy superiores a los de una proteína.
Dos tipos de células con funciones antagónicas.
Los osteoclastos destruyen hueso, mientras
los osteoblastos lo construyen según los reqierimientos
del organismo
Creo que hasta aquí he ilustrado mi punto a pesar de haber utilizado una mínima cantidad de ejemplos. Todos estos, sin embargo, incluidos en el rango de acción de la fuerza electromagnética. La vida tal como la conocemos es posible debido a esta fuerza, pero tomemos en cuenta que las acciones de la fuerza electromagnética son posibles a su vez por relaciones entre “seres” en niveles aun más bajos (subatómicos) que son el objeto de estudio de la mecánica cuántica. En efecto, a estos niveles de organización las fuerzas fuerte y débil dominan el panorama.
¿Y qué hay de la más débil de las fuerzas? ¿Aquella que junta y organiza las estrellas y los otros cuerpos celestes gigantescos como las galaxias, supergalaxias y los agujeros negros? ¿Podría esta fuerza llamada gravedad organizar y estructurar la materia a gran escala hasta originar conciencia? Y por cierto, que una conciencia de una escala muchísimo muy superior a la que conocemos en la tierra. ¿Seríamos los pequeños y limitados seres humanos capaces de reconocer este tipo de conciencia?
Desde luego usted intuye mi argumento. La diferencia de niveles de conciencia y voluntad entre un organismo de este tipo y un ser humano, sería tal vez equivalente a la que existe entre una molécula de proteína y ese mismo ser humano. ¡Enorme! Más aun. Un organismo estructurado por la fuerza gravitacional viviría en una escala espaciotemporal tan diferente a la nuestra que difícilmente percibiríamos su existencia.
Mosca
Para hacernos una idea de las diferencias, solo imaginemos a otro organismo que vive aproximadamente en nuestra misma escala de espacio y tiempo. Tomemos una mosca, por ejemplo. Cuando usted mueve su mano para intentar matar al esquivo bicho, lo hace con extrema velocidad (según su punto de vista). Pero a los ojos de la mosca su mano se mueve muy lentamente, tan lentamente que a la pequeña criatura le queda tiempo de sobra para batir sus alas, echar a volar y escapar. “¡Que rápida esa pequeña alimaña!” piensa usted. “¡Que lentejo el dueño de esa mano!” piensa la mosca.
La mosca vive unos cuantos días y luego muere, y no obstante, estos pocos días son para la mosca toda una vida. Si es difícil apreciar el entorno de un organismo que vive en nuestra misma escala, ¿Qué posibilidades tendríamos de imaginarnos la mentalidad de un organismo de escala gravitacional?  ¿Cómo podríamos siquiera inferir su existencia? El tiempo necesario para realizar alguna función –tal vez equivalente al procesamiento de una molécula en una ruta metabólica en un humano– sería de millones de años. Tal vez esa mínima función estaría representada por acontecimientos de escala galáctica, como el choque de dos galaxias, o una explosión supernova. Tal vez el tiempo necesario para la formación de una inteligencia de esta naturaleza sería larguísimo. ¿Quién sabe?
Galaxias espirales en plena colisión
¿Hasta dónde llegará este diseño universal de crear complejidad valiéndose de fuerzas? ¿Existe la posibilidad de la existencia de fuerzas que actúen a escalas gigantescas (superiores a la escala gravitacional) pero de magnitudes tan pequeñas que apenas nos afecten? ¿Será que existe alguna fuerza que organiza y junta diferentes universos para formar estructuras aun más complejas? ¿Se ha preguntado usted de donde proviene la llamada energía oscura responsable de la aceleración de la expansión de nuestro universo físico? La existencia misma de una energía oscura es desconcertante, y se me ocurre que este invento de los cosmofísicos podría ser substituido por la acción de una quinta fuerza actuando entre universos para organizarlos en estructuras complejas poseedoras de una conciencia y una voluntad inimaginables.
Cordón de galaxias primitivas en los confines del
universo visible
Puede que usted crea que estos temas son para gente que está un poco tocada de la cabeza. También es probable que usted piense que ya tenemos muchas preocupaciones en nuestra pequeña escala espaciotemporal como la criminalidad, la inflación, la recesión y el desempleo para preocuparnos por la existencia de superovoluntades o hipervoluntades de escala galáctica o universal. ¿Sabe qué? Creo que por hoy, tiene usted toda la razón.
Saludos. 
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3 comentarios:

  1. EXCELENTE, al leerlo se siente como un sueño, ccmo que la cosas se articulan y conectan, y es que el sabor esta en los oìdos que contemplan.- Si se vale el escape. slds. JMCASTLLO.

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  2. -Para poder resolver adecuadamente el enigma de la materia oscura, tenemos que aceptar que el interior de las estrellas es un agujero negro, donde reside la materia faltante e invisible que hace falta para explicar las altas velocidades orbitales.
    - Si las estrellas son las fábricas de los elementos tienen que almacenarlos hasta su posterior liberación al explotar como supernovas.
    - Las estrellas no pueden ser sólo plasma o esferas de hidrógeno.
    -Los agujeros negros no son eternos.
    - Las estrellas tampoco son eternas.
    -Todos los cuerpos celestes se reciclan.
    -Todos los agujeros negros explotan.
    -Las explosiones cósmicas hacen parte del proceso cíclico normal del reciclaje energético: la gravedad concentra masa y las explosiones y colisiones la dispersan e impulsan los movimientos inerciales y orbitales.
    -Las explosiones de rayos gama son también consecuencia de las explosiones de agujeros negros, ya sean solos, como centros galácticos, como núcleos estelares o como grandes atractores de grupos de galaxias.
    - Los agujeros negros son de forma esférica y su horizonte de sucesos también es esférico.
    Los núcleos de las estrellas son agujeros negros.
    La capa externa, incandescente y visible de las estrellas está por fuera del horizonte de sucesos.
    Las manchas solares muestran ocasionalmente el agujero negro en el interior del sol, a través de los espacios donde no hay actividad nuclear.
    La información que tenemos sobre las estrellas es solamente sobre sus partes externas, o sea de las que están por fuera del horizonte de sucesos y de su interior no sale ninguna información y es allí donde reside la mayor parte de la materia oscura. Por eso se ha creído erróneamente que las estrellas son gaseosas.

    Estas son afirmaciones del libro “Teoría sobre el Universo” si deseas tenerlo te lo obsequio, solicitándolo a: martinjaramilloperez@gmail.com

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  3. Pero si todas las estrellas tuvieran un agujero negro, serían mucho más masivas de lo que son. La velocidad orbital de la tierra y los planetas sería muy superior a la que vemos. ¿Y por qué la capa externa no cae al agujero negro? No podría mantenerse por las fuerzas nucleares ya que no tendrían un punto de apoyo en el centro, a menos que la velocidad orbital de la capa externa fuera extremadamente rápida alrededor del agujero. Si así fuera, las presuntas "ventanas" por las que observamos el agujero negro, o sea las manchas solares, no podrían ser observables debido a la alta velocidad.
    De cualquier forma, no es la materia obscura la que me intriga. Esa puede ser explicada por cualquier cosa que no podemos ver pero que tiene masa. Lo que me pone a pensar es la energía obscura. ¿Algo que hace que todo el universo se expanda? No creo que sea algún tipo de materia repulsiva dentro de este universo, sino una fuerza fuera del universo que lo succiona, como creando un "vacío." A esa es la que llamo yo "la quinta fuerza".

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