viernes, 8 de febrero de 2013

COMPORTAMIENTO CRIMINAL DEL ESTADO


“Dios es el pánico que sentimos justo cuando nuestra vida se vuelve aterradora”

Por: Nelson Arambú


Kafka con cuerpo de mosca
Siempre estamos hablando de cambiar, siempre es cambiar, como que si nuestra cruz – como la que llevaba el revolucionario hijo de un carpintero hace más de 2000 años – fuese añorar el cambio; pero ese cambio parece utópico, y no parecemos muy interesados en iniciar esa tarea. Recuerdo unas líneas de Franz Kafka, cuando Gregorio Samsa se despierta y se ve así mismo convertido en un adefesio; justo en ese momento es que comienza a verse como un insecto detalle a detalle y todo lo que había asimilado de sí mismo había cambiado rotundamente de forma. – Me pregunto – ¿Será que nuestras paradojas existenciales son demasiado transitorias? O ¿Es que asimilamos tan en lo profundo nuestras debilidades que terminamos creyéndonos lo que no somos? Unas veces pasamos por envalentonados, otras por pávidos, la mayoría de las veces somos displicentes; ante los ojos nuestros y los de los demás suele suceder que un día nos despertamos de un sueño un tanto perverso y resultamos ser una pantomima mal confeccionada de una persona que se piensa digna.

Retrato de Charles Linneo
El sueco Carlos Linneo (1707-1778) en 1758 nos definió a los seres humanos con un rasgo que nos hace diferentes de las otras especies, algo a lo que llamamos inteligencia; él sin embargo, nos llamo “sabios” – me atrevo a considerarlo un tanto quimérico, pues la sabiduría alude a algo más que el ejercicio inerte de pensar –, según su hipótesis seriamos capaces de ser planeadores, consientes de nuestro pasado, una especie muy dinámica que toma decisiones acertadas y competentes. Sin embargo, en completa incongruencia, aspectos de la cotidianeidad como la política, la prensa, el proselitismo, la doble moral, la religiosidad, el miedo, especialmente el miedo; nos devela como la especie incapaz, una que está más interesada en la pereza; cada vez somos menos emotivos, más individuales, mucho menos empáticos con las interacciones entre las personas, la conciencia pasó de ser colectiva a una conciencia mas individual – y no fue al azar –.

Pintura de Jacob y la escalera al CieloTal como en la parábola sobre la salida de Jacob de la casa de su padre para adentrarse en Jarán, -  al fin de cuentas nuestras epopeyas terminan siendo una analogía del viaje individual que cada uno hace para construir su propio destino y mejor que eso, convivir en algo más perceptible y que denominamos como: el presente -  Siempre volvemos a una discusión exquisita respecto a nuestra contribución al futuro y nuestro papel en el presente; de alguna manera – aunque extraña – nos hemos acostumbrado a justificarnos. No sabemos con precisión el instante en que nosotros como un todo, el conjunto al que llamamos estado nos volvimos expertos en la justificación, y no podemos denominarlo excusas porque no es exactamente lo mismo, puesto que mediante la justificación nos descubrimos más hábiles para ponderar lo incorrecto, lo aberrante y lo cínico.

Un ejemplo concreto de lo anterior es nuestra conducta desadaptativa, la que ha evolucionado y dejó de ser un rasgo individual o aislado para convertirse en un síntoma que explica lo errático de todo un organismo; es decir, muchas de las que parecían ser nuestras malas mañas, han dejado de ser “nuestras” y pasaron a formar parte del patrimonio de toda una sociedad; indigencia, timos, apariencias, andamiajes, monserga, crimen y la procacidad, ya no son cualidades de algún personaje eventual de nuestra cotidianeidad, sino que por el contrario, se convirtieron en las mas enarboladas musas de la masa, la gente, la sociedad y el vulgo.

Expresidente hondureño corrupto
En ocasiones transgredir se convirtió en una conducta tan común que a una velocidad impensable acabó siendo normal y la norma se tornó costumbre; unos transgreden desde una institución del estado, otros desde la fuerza pública, hay quienes lo hacen desde los templos, desde la escuela, la universidad, las empresas, los sindicatos, desde el núcleo mismo de la familia; de ahí que las cosas que hace unos días podían parecernos aberrantes, ahora nos parezcan normales o comunes; tan simple como la frase afianzada en los amantes de la democracia folklórica, ¿Si los azules hurtan porque los rojos no van hacerlo? Entonces, sin lugar a dudas nuestra moralidad ha sido determinada por nuestro medio y nuestra relación con ese medio forzosamente depende de una moralidad cada vez más efervescente; esto no significa que seamos más morales unos que otros, no, no es ese el punto; el tema central es que a medida que somos más permisivos con ciertas situaciones que se van dando en nuestro medio, en esa medida, vamos cambiando nuestra conciencia y nuestro ímpetu irremediablemente terminara en la basura.

Hondureño dictador
¿Quiénes son los verdaderos canallas en esta fabula de estado? – Solo por mencionar un ejemplo –  ¿Serán los que toman decisiones por todos y por todas sin recibir castigo alguno? O ¿realmente seremos todas y todos nosotros por permitir cada uno de los vejámenes? En ocasiones la pasión se vuelve un mecanismo tan arrogante que nos aleja de la razón; cuando llegamos a este punto la capacidad de cuestionarnos y cuestionar al resto se pierde por completo; y es que no es extraño pues para cuestionar la rectitud es fundamental, aun más, si ese cuestionamiento es endógeno, el ejercicio radica principalmente en observar, dilucidar, des construir, replantear y proponer; es aquí donde obligatoriamente debemos volver al inicio, a las preguntas generadoras del “conflicto” ¿Cuál es nuestro papel esencial en esta situación? Tal y como hemos planteado en el tema central de esta discusión ¿Cuál es nuestro papel en el funcionamiento distorsionado del estado en su conjunto?

Esta es EspartaDebo reconocer que la reflexión no viene de gratis, al contrario, tiene un costo humano bastante obsceno; no es desconocido dentro o fuera de las fronteras de este país, que nuestra situación económica y social, pasó de ser desastrosa a calamitosa; para una parte de la población es tan fácil como llenarse la boca de interpretaciones ordinarias, para otros basta con cerrar los ojos y apretar la panza contra el colchón o sobre un petate en la tierra; hay quienes se bastan con endiosarse como los sabios o los ungidos de un conocimiento bastante parecido a la mofa; pero es muy probable que lo más aberrante sea la actitud indulgente que hemos acogido como sociedad en su conjunto, es decir nosotros: el estado.

Pepe LoboY debemos reconocerlo así: somos indulgentes con el descalabro de país en el que estamos, ¿Dudamos? – si es así estamos peor de lo que creímos – la violencia dejo de asustarnos, ahora jugamos en las grandes ligas; diez, quince o cincuenta asesinatos en un día, no son nada; mujeres violadas, madres asesinadas, hijos descuartizados, policías abusadores y delincuentes, militares vendiendo drogas o cuidando narco políticos, políticos hurtando sin ocultarse, manipulación de las leyes, pastores en política, curas asesinando a sus amantes, cardenales sustrayendo las riquezas – o lo que queda – del estado, esposas de funcionarios públicos andando con maletines atestados de dinero mal habido, diputados corruptos sentados durante décadas en los curules del congreso, bufones y pateadores de pelota como candidatos al congreso, bailarinas eróticas como imágenes de campañas políticas, muertes televisadas, periodistas manipuladores de la opinión pública, borrachos dirigiendo la corte suprema de justicia, estafadores en el tribunal superior de cuentas, sindicatos convertidos en burdeles, niñas pariendo a los once años; y todavía nos sorprende que nos gobiernen presidentes estúpidos.      

Luis XIV de Francia
No estoy seguro si Luis XIV fue lo suficiente reflexivo respecto a la grandeza de sus palabras cuando expreso: l'etat se moi.  Cuesta creer que de ese momento hasta la actualidad el estado se volvió cleptócrata y se alejo tanto de la decencia, que aunque el estado está representado en cada uno de nosotros y nosotras, nos es imposible cumplir con nuestro rol fundamental en la construcción de una sociedad equilibrada. Como bien lo dijo Slavoj Žižek, ¿Qué pasa cuando el desarrollo del pensamiento se estanca? Es un llamado repetitivo a repensar, a desarrollar esa habilitad única de cuestionar los nuevos paradigmas, redibujar el espectro intelectual o el ejercicio mismo de pensar, tan simple como eso; quizás cuando hayamos aprendido a repensar y re-contextualizar, quizás entonces seremos capaces de crear y más que eso, recuperar el impulso para defendernos.    

Nelson Arambú 
febrero 2013.

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