Mostrando entradas con la etiqueta Citi. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Citi. Mostrar todas las entradas

martes, 9 de febrero de 2010

Un banco “hábil”

Dr. Edwin Francisco Herrera Paz

Si usted es comerciante, profesionista, o se dedica a cualquier otra actividad o servicio, le gusta que le paguen lo que le deben, ¿No es cierto? Y además, le gusta que le paguen a tiempo. Sin embargo y aunque parezca difícil de creer, hay una situación en la que el “no pago” es propiciado por el acreedor, y de eso se trata este artículo.
En estos dorados tiempos, usted puede esperar que en cualquier momento un delincuente lo intercepte y asalte. Más aun, puede esperar que su médico, mecánico o abogado de cabecera se aproveche de usted. Pero algo difícil de concebir es que una institución emisora de tarjetas de crédito, que debería ser sinónimo de rectitud y seriedad, lo atraque en descampado. Pero lo cierto es que en su mayor parte el robo, asalto, atraco o estafa en nuestra sociedad hondureña se filtra subrepticiamente, tomando formas sutiles, producto del ingenio de mentes delincuenciales con la más alta formación académica, quienes elucubran las más ingeniosas maneras de hacer dinero fácil que de paso no sean penadas por la Ley. Tal es el caso de la institución emisora de tarjetas de crédito de la que les voy a hablar. Si usted es hondureño y además posee una tarjeta de crédito con la mencionada institución, usted se dará cuenta de su identidad y se sentirá identificado.
Sabido es que si usted no paga la deuda de su tarjeta de crédito antes, o en la fecha estipulada para realizar tal pago, el banco le cobra una cuantiosa multa. Este hecho es aprovechado por el banco, de tal manera que si usted llega a realizar su pago el último día, el personal del banco es instruido para impedir, a toda costa, que usted lo realice. Usualmente hay varios cajeros atendiendo, pero el último día reducen el personal a la mitad de modo que se formen largas filas y el cliente termine capitulando y se resigne a pagar un día posterior. Muchas veces incluso el escaso personal que queda atendiendo toma tiempos libres para comer, divertirse y relajarse de diferentes maneras mientras el cliente, desesperado, libra una feroz guerra interna decidiendo si desiste (con lo que pagará la cuantiosa penalidad) o perseverará en el intento de pagar.
Si el cliente logra -después de revestirse de una paciencia sobrehumana- llegar por fin a la caja, sorpresivamente el “sistema está lento o caído”. Si por ejemplo usted quiere pagar lo que debe su cónyuge porque él o ella están de viaje, el banco, en una muestra de falsa rectitud, le indica que no se puede pues los pagos son personales, pues la información del usuario de la tarjeta debe ser protegida. Desde luego esta exuberante y súbita demostración de “ética profesional” aparece en las conciencias de los banqueros del susodicho banco únicamente (sí, usted adivinó) ¡el último día de pago!
El personal de la mencionada institución bancaria se encuentra perfectamente instruido para soportar estoicamente los innumerables reclamos del cliente. Lo único que funciona en la desesperada situación del usuario que quiere pagar su deuda es amenazar, llamando al cajero por su nombre, con denunciar el hecho a la Fiscalía del Consumidor o a la Comisión Nacional de Banca y Seguros después de cancelar definitivamente la tarjeta. Es hasta entonces que milagrosamente el cajero le resuelve a usted el problema. Es decir, usted puede pagar la tarjeta de su cónyuge y el sistema se repara brusca e inexplicablemente. Y todo esto sucede mientras el cajero mantiene una dulce y simpática sonrisa de oreja a oreja. Es probable que dentro del paquete de prebendas que el banco ofrece a sus empleados, se incluya clases de actuación con artistas profesionales, de tal manera que se facilite el cumplimiento de la “meta”.
Bien, como un importante porcentaje de clientes no logra pagar el último día, la institución se hace los bigotes con las penalidades por atraso en el pago. Enriquecimiento fácil, y además, el banco no incurrió en ilegalidad. ¡Y usted que se mata trabajando para ganarse unos centavos honradamente! Mejor ponga un banco emisor de tarjetas de crédito (bueno, a ver si puede).
Yo ya aprendí y no espero hasta el último día para pagar mi tarjeta. Sin embargo, hay ocasiones en las que tengo que pagar el último día, aunque me preparo sicológicamente para pasar por el suplicio antes mencionado. Algunos clientes fieles creímos, inocentemente, que el problema acabaría con el reciente cambio de nombre de la institución debido a la adquisición de un nuevo y flamante socio extranjero de prestigio internacional, pero para sorpresa nuestra, la política de “darle en la nuca” al cliente sigue intacta, incólume, y más vigente que nunca.
Por eso cuando algún representante de banco emisor de tarjetas intente insistente, tenaz y tercamente enchurungarle a usted una tarjeta de crédito, diga NO y luego pregunte. Indague con sus amigos sobre las características del emisor, no sea que una vez al mes se encuentre usted en alto riesgo de sufrir un infarto agudo al miocardio. Saludos.
P.D. De veras, no es broma. Hace poco vi a un anciano, el día de pago de tarjetas en el mencionado banco, quejarse de fuerte dolor en el pecho después de una discusión con una cajera. Citi Citibank