viernes, 30 de octubre de 2009

De futbolistas elocuentes y candidatos presidenciales receptivos

Dr. Edwin Francisco Herrera Paz

Hoy por la mañana me encontraba haciendo una de las cosas más importantes al comenzar el día (después de encomendárselo al Señor): revisando las noticias del periódico. Particularmente, me detuve en una que contaba que la Miss Universo, Estefanía Fernández, ha estado muy malita de una fuerte gripe. –Pobrecita Estefanía,- me dije, cuando de repente mi esposa comenzó a contarme que ella había amanecido muy mal, que tal vez se trataba de la influenza A H1N1, -y además estoy muy congestionada y con dolor de cuerpo- me dijo. Pero como yo estaba absorto en la lectura no pude más que contestarle: “espérese mi vida, que en estos momentos estoy leyendo una noticia muy importante”.

En la página siguiente leí: “Las más bellas decepcionan”, refiriéndose el artículo a que las hermosas candidatas del Reinado Hispanoamericano respondieron erróneamente a las preguntas que se les formuló durante el concurso. Yo me pregunté a mi mismo: “mi mismo, y esa que sale en la foto, ¿para qué quieren que conteste que cuando llegó Colón a América? !Si esta no necesita ni saber hablar, con lenguaje corporal lo dice todo! Si yo fuera el que dirige estos eventos no le preguntaría nada. Si la gente quiere oír hablar bonito o de manera inteligente a una mujer, que oigan a Hillary Clinton, a Elizabeth Blackburn, a Eileen Colins o a cualquiera de las muchísimas mujeres inteligentes que tiene el planeta tierra y estaciones espaciales aledañas, asunto arreglado."

En esos pensamientos estaba cuando comencé a escuchar una entrevista que le hicieron a un jugador de futbol después del partido. ¿Por qué cree usted que perdieron? –Le preguntó el entrevistador-. Bueno, – replicó el jugador con un acento argentino que le daba un aire de sabiduría- para comenzar un saludo a la afición. Pienso que nosotros jugamos bien, dimos todo de sí, pero lastimosamente no se nos dieron los espacios, y es que el futbol es así, ¿no? Algunas veces se gana y otras se pierde, ¿no?... De nuevo me pregunté a mi mismo: “mi mismo, ¿Por qué será que los entrevistadores deportivos no se limitan a pedirle a los jugadores después de los partidos que le manden un saludo a su mamá? Deberían decirles: “señor jugador estrella X, por favor envíele un saludo a su mamá”. El jugador diría: “Saludos, mami”, y ya. Se escucharía más inteligente y no tan repetitivo, y nosotros no perderíamos nuestro tiempo. Y no es que el jugador no sea inteligente. ¿Que respondería usted si le preguntaran por qué perdió su equipo? Yo contestaría: pués porque jugamos pésimo, ¿o es que no se notó?

Y hablando de perdidas irremisibles de tiempo, alguna vez pensé que este blog y todo lo que escribo en él no serviría para nada, pero me sorprendí cuando me di cuenta de que uno de los actuales candidatos presidenciales tiene como objetivo prioritario dentro de sus planes de gobierno, instaurar la educación bilingüe y ofrecer conectividad a internet a los niños de todas las escuelas públicas de Honduras. De este punto a realizar una transformación radical en el sistema de gobierno y social basándose en la inteligencia colectiva –algo que he propuesto en varios post de este blog- solo hay un paso.

Muy brevemente, el fundamento es el siguiente: Los sistemas gubernamentales demócratas actuales están basados en el sistema de pesos y contrapesos descrito por Montesquieu, de tal manera que el poder está equitativamente repartido en tres partes. Ahora bien, mientras en el mundo tecnológico las verdaderas maquinarias han evolucionado desde palancas simples hasta los pequeños y sofisticados circuitos integrados de nuestros días, que pueden contener una enorme cantidad de compuertas lógicas, en el mundo de la política se continúa utilizando el sistema simple y eficaz de pesos y contrapesos. Este sistema ha resultado exitoso, pero el rápido avance en complejidad de las sociedades humanas demanda un sistema de gobierno también más complejo. La evidencia demuestra que en una sociedad compleja las decisiones de los gobernantes son, en su mayoría, contraproducentes. Un sistema basado en cuatro poderes, en el que el cuarto poder esté formado por la colectividad contribuyendo a la toma de decisiones en tiempo real, adquiriendo la propiedad emergente llamada inteligencia colectiva, sería la solución ideal a este problema. Los seres humanos ya contamos con la herramienta tecnológica para su implementación, y es la gran red, o como dice un amigo que habla poquito inglés, la wol wai web (world wide web, o www).

Regreso al candidato del que les hablaba, que va a la cabeza de las encuestas y ha dicho que el combate a la corrupción también será una prioridad en su gobierno. Lo que no dice el candidato es cómo tiene planeado hacerlo. Verán, en Honduras la corrupción pública es la piedra angular de todos los demás problemas. De nada sirven un millón de computadoras si la mayoría serán vendidas y nunca llegarán a las escuelas. Ya he dicho que la única manera de combatir la corrupción rápida y eficientemente en estos momentos, es la implementación de auditorías externas exhaustivas (en medicina, a un tratamiento destinado a combatir rápida y agresivamente una patología le denominamos “terapia de choque”), pero, desde luego, se necesita de un gran valor y determinación para proponer una solución de esta naturaleza.

Por fin se vislumbra paz en la familia Hondureña. Parece ser que el diálogo Guaymuras va por buen camino. Los hondureños esperamos que una resolución, ya sea esta favorable o desfavorable para Manuel Zelaya, contribuya a la unidad de Honduras y no al contrario. De volver a la presidencia, Mel deberá olvidarse de sus compromisos con el socialismo del siglo XXI y contribuir a liderar un país que en estos momentos está en alza: Hemos clasificado a 3 mundiales de futbol en diferentes categorías, y estamos demostrando habilidades para resolver serios problemas políticos en una mesa de diálogo. Esperamos mantener ese orgullo que actualmente prima en los corazones hondureños por los colores patrios por mucho, mucho tiempo. No nos decepcionen.

Saludos.







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