lunes, 29 de junio de 2009

Petrodólares venezolanos o la conciencia de los hondureños

El día de ayer pude ver como la desinformación y la mentira con respecto a los sucesos en los que el ex presidente de la república de Honduras fue expulsado a Costa Rica, han preponderado en los medios de comunicación mundiales. Quiero iniciar indicando que la decisión no fue del ejército. Tampoco de un partido político o una institución. Esta decisión es apoyada por TODAS las instituciones públicas hondureñas, incluyendo, pero no limitada a: los 3 Poderes del Estado, los Derechos Humanos, el Ejército Nacional, la Policía Nacional, el Ministerio Público, la Iglesia Católica, la Iglesia Evangélica, la Banca Privada, los diferentes gremios profesionales, la Empresa Privada, los Medios de Comunicación y la mayoría de los trabajadores. Aun yo, que me considero una persona moderada, aplaudí la valiente acción de nuestro ejército y el profesionalismo con el que actuó. Nunca antes observé a mi país tan unido en una acción como en esta ocasión.

El rechazo del país fue unánime, no precisamente al Presidente Zelaya, sino al totalitarismo desenfrenado del presidente Chávez. A decir verdad, yo nunca le he prestado demasiada importancia a dicho mandatario, sin embargo las ansias incontroladas de poder del personaje ha hecho que los Hondureños lo conozcamos más de cerca en los últimos meses. Pudimos ver la manera en la que nuestro ex Presidente Zelaya se comportó como un títere de Chávez. O más bien como uno de sus reclutas.

Con tristeza he podido ver como un canal llamado Telesur transmite imágenes por Internet de turbas hondureñas (el pueblo hondureño, dicen ellos) quemando llantas, en protesta por la consulta popular. Déjenme decirles, a mis amigos extranjeros, que es mentira. Si hay disturbios son creados por grupos pagados para dicho propósito. Al parecer, el dinero que por derecho les corresponde a los ciudadanos venezolanos ha estado circulando en Honduras, siendo utilizado para los pagos personales de quienes colaboren con su revolución.

Déjeme darle algunas cifras. El presidente Chavez donó al presidente Zelaya 200.00 dólares americanos por cada ciudadano que votara a favor en la polémica consulta popular. A los ciudadanos entonces se les pagó realmente el equivalente a 10 dólares americanos por su voto, siendo utilizado el resto para “otros gastos”(¿?). A cambio, Chavez le exigió a Zelaya un mínimo de 2 millones de votos a favor. Esto nos da un total de… como? La nada despreciable cantidad de 400 millones de dólares, destinados a comprar el voto de los ciudadanos hondureños. Y eso sin contar con el dinero destinado a la logística. Desde luego, más del 90% de ese dinero venezolano nunca fue pagado a la gente, pero el presidente Chavez realizó una cuantiosa inversión destinada a expandir su poder, por lo que se supone que las revueltas, lideradas por grupos subversivos venezolanos, nicaragüenses y cubanos, pagados para dicho propósito, continúen en los próximos meses.

Al presidente Chavez le digo: usted hará todo lo posible para que todo ese dinero mal invertido por usted, que no era suyo sino de los venezolanos, tenga los efectos previstos. Pero no se va a poder. Averigüe. La mayor parte de ese dinero está invertido en propiedades dentro y fuera de Honduras, las que no están a nombre de los verdaderos beneficiarios sino de testaferros. El dinero venezolano está siendo dilapidado para que unas cuantas personas puedan vivir solventes el resto de sus días (ellas y varias de sus generaciones). Bendito petróleo venezolano, capaz de comprar conciencias, actitudes, ideologías, grupos de azuzadores y secuestradores, y propiedades caras. Por esta vez, no pudo comprar la conciencia de los hondureños, y me siento orgulloso de eso.

Así las cosas, no es de extrañar la formidable maquinaria propagandística que han montado los países del ALBA para hacer creer al mundo que en Honduras se vive un caos de ingobernabilidad e incostitucionalidad. Aquí, usted circula por las calles con relativa tranquilidad. Desde luego, el caos en Honduras es debido al crimen común y organizado, que aumentó sus cifras en el período del presidente Manuel Zelaya, pero pienso que ese era parte del plan: relajarse con la delincuencia, para que esta contribuyera con la desestabilización del país facilitando el clima para la revolución y el derramamiento de sangre.

Yo no soy político, ni me interesa la política más que como un objeto de estudio del comportamiento humano. Desde luego, tampoco pertenezco a lo que Chavez llama "la oligarquía". Solo soy un observador de los acontecimientos de mi patria. Saludos.

3 comentarios:

  1. no creo que el rechazo del pueblo haya sino unanime, habian 40 mil personas en Tegucigalpa esta tarde. Creo que la perspectiva bajo la cual se encierran todos estos argumentos son de una minoria, hay que salir a la calle, a los pueblos y verlo

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  2. Estimado Edwin:

    De ser cierto lo que afirmas, buena parte del dinero "invertido" por el señor chavez frias fue a para a las cuentas bancarias de algunos vivos aca en Honduras.

    Con todo respeto alberto flores..no creo que el numero de personas en las revueltas hoy en la capital hayan superado las 4,000 personas..eran belicosos si, pero no muchos...es creo, normal esperar tal actitud durante algunos dias.

    Hay algo que me preocupa mucho, y es la imagen internacional de nuestro país. a excepcion de un comentario de Hilary Clinton, toda la comunidad internacional sanciona las acciones tomadas y exigen sanciones a nuestro país. Es necesario e impostergable una ofensiva diplomatica que permita a nuestros paises hermanos comprender que lo que sucedio aqui no es un golpe de estado, sino una sustitucion de un presidente que abuso del poder violando reiteradamente nuestra constitucion.

    Un saludo cordial a la comunidad....

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  3. Hola solo recordemos que lo que en este pais se hizo fue apoyado por nuestra Constitucion y lo coloco aqui para que lo podamos leer todos.
    Articulo 42.-La calidad del ciudadano se pierde:
    Parrafo 5. Por incitar, promover o apoyar el continuismo o la reeleccion del Presidente de la Republica.

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