jueves, 22 de abril de 2010

Nunca Salgas con una Escritora


Nunca Salgas con una Escritora (Traducido del original: Never Date a Writer)
Por: Alex Stephens, traducido por: Edwin Francisco Herrera Paz

Nunca salgas con una escritora pues todo lo convertirá en novela. Escribirá de las cosas que le has hecho. Escribirá sobre cómo nunca le has comprado flores. Nunca. Dirá en una prosa muy bien construida cómo en todo el tiempo que estuvieron juntos nunca llegó a casa para encontrar un jarrón lleno de rosas, o de margaritas, o de cualquier cosa.

Describirá los tiempos en los que la avergonzaste, como en aquella fiesta. Era su fiesta porque se ausentaría por tres meses, y todos sus amigos estaban allí para despedirla. La gente le trajo champagne, que no estaba frío, pero tú te tomaste de cualquier manera y eso fue después de haber tomado whiskey. Hablará de cómo jugaste al strip poker con otras. Y ella entró solo para encontrarse con tu ropa regada por el suelo, sobre colillas de cigarrillo. Dirá como tuvo que cubrirte con un abrigo porque todos sus amigos se reían de ello. Y tú también. Describirá como luego, cuando no quería abandonarte y quería ser abrazada, te escuchó vomitando en el baño. Dirá como debió asegurarse de que estabas vivo y como vio tu cara presionando el inodoro y tus piernas temblaban en el piso. Y pronunció tu nombre y preguntó si estabas bien y tu solo la viste con los ojos entrecerrados, y la mirada perdida. Dirá que no pudo hacerte el amor y que debió quedarse levantada y prepararte un café, antes de que la llevaras al aeropuerto.

Ella continuará este énfasis en lo que le has hecho, describiendo cosas que había encontrado, pero que nunca mencionó. Como cuando abrió tu billetera para meter veinte dólares porque tú le habías comprado la cena. Contará como se sentó en el suelo de madera hasta donde el calor de la hoguera no llegaba y cómo se estremeció. Explicará que encontró un preservativo, hablará de sus características y dirá que en el empaque había algo escrito en letra pequeña que ella no pudo leer porque sus ojos se llenaron de lágrimas. Hablará de la nota que encontró, de una chica que ella no conocía pero tú sí, ya que entre la ilegible letra se distinguía tu nombre. Tú estabas durmiendo sobre la cama y ella en el suelo. Ella le dirá al lector la manera en la que abrazó sus piernas flexionadas y apoyó su barbilla sobre sus rodillas. Y decidió que no estaba mal para un hombre tener “amigas”, porque todos los hombres tienen amigas, así que cerró la billetera y durmió en el suelo sin cobija.

Luego describirá aquel momento en la habitación cuando ella se sentó en el borde de la cama y tú te arrodillaste frente a ella. Lo dirá en un dialogo corto y entrecortado, para que parezcas distante. Le dirá al lector cómo dijiste que no era que no la amaras pero que no podías seguir más con ella, y que era más tu culpa que la de ella, excepto que ella lo dirá de una manera más contundente. Describirá cómo rompió en llanto intentando contener el vomito enfrente de ti. Y cómo volvió a ver el poster en la pared, el que ella compró para ti y cómo los diferentes colores se juntaban mientras hablabas. Dirá cómo la cama que trajiste de tu apartamento se sentía como de acero y que no podía moverse porque sus piernas estaban paralizadas y solo podía oírte y mirar cómo los colores de la habitación se volvían grises.

Y ella te mandará el manuscrito y tu estarás en el sofá donde juntos se sentaban, y leerás cada palabra. Notarás que ella no contó cosas, como aquel día que tenías que verla porque estaba agripada y no podía levantarse. Y tú corriste desde el campus hasta su apartamento para asegurarte de que estaba bien. Corriste en la oscuridad y había tanta nieve que tus piernas comenzaron a congelarse. Y no le dirá al lector que tú no tenías guantes ni zapatos adecuados y no pudiste ver el trozo de hielo y te deslizaste. No les dirá que te deslizaste. Te doblaste el tobillo y tu cara aterrizó en un banco de nieve. No describirá el sabor en tu boca, cómo a duras penas te levantaste y te dirigiste a su apartamento. Usaste la llave que ella recién te había dado y no dirá lo bonito que se siente entrar sin ser anunciado. Y no dirá lo bonito que fue verla dormida y que la besaste en la frente y luego te marchaste a tu casa. No intentará explicar lo mucho que la amabas. Cómo comenzaste a llorar cuando te fuiste. En el camino luchaste contra el fuerte viento pero te sentías seguro, porque ella lo estaba.

Te sentarás solitario en ese sofá donde la amaste y no te moverás y el vaso de bebida en la mesa permanecerá allí. No te levantarás a encender la luz y no te levantarás para ir al baño aunque lo necesites. Te sentarás en la penumbra del salón. Y leerás.

1 comentario:

  1. Lidia Alejandra Diek27 de abril de 2010, 16:57

    Buenas tardes Dr. Herrera,

    Si duda alguna muchos podran identificarse con los relatos anteriormente escritos, nos sirve como reflexion de lo que hacemos. Muchas veces no miramos hacia delante, porque simplemente bajamos la cabeza. Pero la vida se trata de sobre pasar los desafios que esta nos presenta.
    Asi como el tema describe, "no salgas con una escritora", es una forma de hacer conciencia de nuestra situacion. Esta muy bonito como describe cada color que encontramos en la relacion entre dos personas, pero tambien habla acerca de la realidad que a veces se esconde y cuentan que son las batallas del corazon las que nos hacen crecer, madurar y aprender..

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