sábado, 15 de mayo de 2010

Ayer Pedí






Automovil visto desde arriba

Por: Edwin Francisco Herrera Paz. 


Ayer, antes de orar, hice un repaso de las cosas que quería pedirle a mi Señor. Una casa. Si, si. Una casa grande. ¿Cómo la quiero? Hace poco revisando el correo electrónico abrí un mensaje con una presentación adjunta en la que se mostraba la lujosa vivienda del golfista estadounidense Tiger Woods. Es exactamente ase tipo de casa el que deseo. Me gusta. Es muy amplia y lujosa, y está cerca del mar.


También necesito un carro. Tengo dos, pero quiero uno último modelo. Una camioneta europea, y adicionalmente un carro deportivo. Lo visualicé. Azul metálico, que brille con el resplandor del sol, una belleza puro músculo. También necesito un quirófano para mi clínica, no solo para tener mayores ganancias, sino también para ayudar a un mayor número de personas: los bienes materiales se disfrutan más cuando se bendice a otros.
Habitación de lujosa mansiónNecesito salud y bienestar físico y mental para mí y para mi familia. Que mis hijos estén sanos y sin complicaciones. Necesito también sabiduría para escribir, investigar e impartir mis clases. No me caería mal de aquí a algún tiempo ganar el premio Nobel. ¿O tal vez el Pulitzer? Bueno, para ganar el Pulitzer hay que escribir en ingles, pero quizá un día de estos me anime. Y qué decir de unos, mmm ¿Qué tal diez millones de dólares? Antes pedía uno, pero ya que para Dios es lo mismo uno que diez, mejor pido diez. También pensé en pedir por los pobres del mundo, por los necesitados y por la manumisión de los esclavos, presos por cadenas propias o ajenas.
Certificado de premio Nobel a un famoso investigador médicoY es que no está mal pedir. Los hijos le piden a su padre y el padre, bondadoso, les provee a sus hijos. Jesús en sus enseñanzas dijo: “Pedid, y se os Dará. Buscad y hallaréis. Llamad, y se os abrirá”, la oración de fe es una de de las fuerzas más poderosas del universo. Muchos dudan de la fe, pero el que duda nunca verá la fe en acción, pues fe y duda son términos opuestos: no puede existir la una en presencia de la otra. Jesús dijo: “Si tan solo vuestra fe fuera del tamaño de una semilla de mostaza…”. Bien, todas esas cosas le pediré al Señor, y el Señor me las dará si pido con fe.
Después de pensar sobre todos esos asuntos me puse a escuchar una alabanza: “con gran poder y gloria” y comencé a orar. Justo en ese momento sentí una presencia especial, una presencia de amor y protección. Pienso que es como la sensación que experimenta dentro del vientre de su madre un niño que no ha nacido aun. En ese instante olvidé todas esas cosas que quería pedir, porque todas las cosas quedaron pequeñas, porque todo queda pequeño cuando se está en su presencia, en la presencia del Dios creador. Y entonces, ya no pedí nada porque en ese instante lo tenía todo. Solo pude decir, “sea tu voluntad, Señor.”

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