jueves, 27 de mayo de 2010

Mi Paz por un Centavo

Dr. Edwin Francisco Herrera Paz


Platicaba yo con mi madre, quien es abogada como el resto de mi familia, y me contaba que se había tardado un poco en el supermercado pues tuvo que esperar a que la cajera consiguiera cambio.  –Imagínese usted- me decía– que (la cajera) no encontraba 20 centavos para completar mi cambio y no me los quería dar. Yo entonces me tuve que esperar parque no voy a regalarle 20 centavos al supermercado.- ¿Y usted cuanto tiempo esperó? –le pregunté.- Bueno, más o menos cinco minutos, y me alteré un poco porque se negaba a dármelos.-

Le pregunté a un amigo contador como respondería a una situación similar y me dijo que esperaría y pelearía por el cambio, ya que si a él le faltara esa cantidad para completar su pago, el supermercado no se lo perdonaría. La estrategia de este amigo es la retaliación. No le dejo dinero al supermercado porque el supermercado no me deja dinero a mí.

Le pregunté a un amigo médico y me dijo que por 20 centavos él no se espera. Que cada minuto que él pierde de trabajar o de estar con su familia vale mucho más que eso. Que tal vez pelearía por un lempira ya que prefiere dárselo a algún mendigo de la calle que al supermercado, pero definitivamente nunca por menos de esa cantidad.

Le pregunté a otro amigo abogado y me dijo que se esperaría a que la cajera consiguiera el cambio, ya que ese es el único proceder que estaría dentro de la legalidad, y para que una sociedad funcione adecuadamente ésta se debe apegar a las leyes. Da lo mismo 20 centavos que un millón de dólares, lo importante es la actuación. Mi amigo abogado es un hombre muy apegado a las leyes, especialmente cuando le conviene.

Le pregunté a un amigo empresario y me contestó que él se esperaría, ya que si permitiera que el supermercado se quedara con los 20 centavos, él sería entonces 20 centavos más pobre. Y además, 20 centavos bien invertidos podrían convertirse en 200 lempiras al final del año. Me dijo que él esperaría incluso por un centavo ya que uno nunca sabe cuando se va a necesitar.

Le pregunté a otro amigo médico y me dijo que como él es muy enojado, prefiere dejarlo pasar pues no quiere que le aumenten las hormonas del estrés, especialmente la noradrenalina y el cortisol que le aumentarán la presión arterial y tal vez los niveles de azúcar en la sangre, y entonces los radicales libres y el estrés circulatorio le garantizarán la formación de placas ateromatosas en sus arterias coronarias, sus arterias cerebrales anteriores, o en sus arterias femorales. “Definitivamente creo que 20 centavos me costarían alrededor de un día de vida. Ahora, por diez lempiras les pongo abogado, aunque me quede pobre”.

Le pregunté a un amigo filósofo (no de profesión sino por sus muchos años) y me dijo que él no pierde la paz por un centavo, por 20 o incluso por un lempira. –Si no perdí la paz cuando aquel amigo me robó a mi mujer. O cuando aquel otro amigo me estafó con 10,000 dólares. La paz del espíritu consiste en dejar pasar, como un río cuya agua cambia a cada instante. Así es la vida. Cada instante es diferente y mi paz consiste en no anclarme al pasado, por muy doloroso que este sea.-

-Pero hay que aprender de los errores –le dije. –Sí, pero las malas experiencias son muy malas consejeras. Si alguien te traiciona, la próxima vez no confiarás en la gente, y puede que ese temor te impida entablar una relación maravillosa. O puede que un fracaso en los negocios te impida invertir en un segundo negocio, que tal vez sea el que te lleve a la riqueza. Aunque no lo creás lo mejor es dejar pasar, olvidar y renovarse cada día, cada segundo. No Edwin. Mi paz no la pierdo por un centavo.-

-Pero entonces, ¿vos te dejás? ¿Y si estuvieras en guerra? ¿No te defenderías?-

– Edwin, la guerra es la guerra y la paz es la paz. No perdás la paz aun cuando estés en guerra.-

-Ahora bien, –le dije- si el supermercado se queda con todos los cambios entonces se está volviendo rico a costa de nosotros, ¿no es cierto?-

-Esa Edwin, es una falacia, al igual que el argumento de que la riqueza está mal distribuida en el mundo. En cuestión de riqueza simplemente algunos van a la cabeza y otros a la zaga. Si tres de los hombres más ricos del globo, digamos, Bill Gates, Warren Bufet y Carlos Slim repartieran su riqueza entre toda la humanidad, le tocaría un poco más de 21 dólares a cada habitante del planeta. ¿Sería entonces más rico el mundo? No Edwin, sería más pobre pues estos hombres ricos han sabido canalizar su riqueza para producir más riqueza, la cual nos beneficia a todos. Los 21 dólares serían gastados en unos cuantos días y al final todos habremos perdido. Lo que te quiero decir es que puede que el supermercado se haga más rico, pero eso no está mal del todo. Y creeme que vos no te vas a volver más pobre por 20 centavos.

¿No es verdad acaso que los bienes y facilidades de las que gozamos en la actualidad hacen al hombre común de nuestra época aún más rico que el rey Salomón? Ni Salomón con toda su riqueza podía salvar a un hijo de morir por una simple infección. Hoy contamos con vacunas y antibióticos. Y cuando Salomón quería comunicarse con su madre Betsabé no tenía un celular a la mano, o internet para dejarle un e-mail. Inevitablemente el descubrimiento, desarrollo y explotación de las tecnologías trae riqueza monetaria a unos pocos hombres, pero al final todos somos un poco más ricos, lo cual de ningún modo quiere decir que no debamos buscar soluciones a los grandes problemas de la humanidad.

Bien, volviendo al tema, dejar pasar, Edwin. Esa es la cuestión. Cuando Jesús le dijo a Pedro que perdonara 70 veces 7 no estaba pensando en el beneficio de los enemigos de Pedro, sino en el mismísimo Pedro. Y aprovechando que estamos hablando del buen vivir, te voy a decir algunas cosas realmente importantes, y espero que estos consejos te sirvan:

1) Mantené buenas relaciones con todos. Si te toca partir de esta tierra no querrás que la gente se alegre por eso. Y si a otro le toca partir, no desearás el cargo de conciencia. Además, como está el sicariato actualmente en Honduras no se sabe ni de donde le lloverá plomo a uno.

2) Hacé bien tu trabajo. No hay mayor satisfacción que la sensación de ser útil a la humanidad y que los demás lo reconozcan.

3) Trabajá en lo que más te gusta, no en lo que más te de ganancias. Pasamos gran parte de la vida trabajando y si no nos gusta lo que hacemos estaremos desperdiciando un buen trozo de la vida.

4) Perdoná todo lo que te hagan, y no esperés. Hacelo en el momento. Y lo más importante: si cometés una falta perdónate a vos mismo. No permitás que otros te hagan sentir culpable. 

5) No prometás lo que sabés que no podrás cumplir. Y recordá que las promesas obligadas no son verdaderas promesas. Si prometés algo hacé lo humanamente posible por cumplirlo. Si a pesar de eso no lo lográs, perdonate de nuevo. 

6)Y lo último y quizá más importante, mantené siempre una buena respiración.-

Hasta aquí mi conversación con mi amigo, pero debo confesar que no entendí del todo el último consejo. No le pregunté de qué se trataba por no dar a conocer mi falta de ignorancia.

¡Vaya! Es increíble cómo un comportamiento tan sencillo como pedir un cambio puede tener tan variadas respuestas, y además todas ellas convincentes. A pesar de eso fue la respuesta de mi amigo filósofo la que más me gustó. Le pedí una opinión y él me dio una lección de vida. Por eso es que me gusta platicar con él. Ojalá pudiera yo ser como mi amigo filósofo. Tal vez cuando sea mayor.

Al día siguiente le dije a mi madre que la próxima vez no pidiera los 20 centavos, aunque no supe explicarle exactamente por qué.
Nota: Un lempira equivale a aproximadamente 5 centavos de dolar.

4 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo con tu amigo filósofo. Tendemos a ver la riqueza como un pastel en el que nos escatiman una porción en vez de colaborar a cocinar una torta más grande.

    En Argentina existe la posibilidad de donar el cambio a una entidad benéfica cuando el supermercado no dispone de sencillo y también está estipulado como es el redondeo de los precios , que tiende a favorecer al cliente.
    Con respecto a lo de la respiración es como contar hasta diez cuando te enfadas, tratar de conservar la calma que puede retornar con el manejo de la misma.
    Este consejo le vendría muy bien a tu amigo médico.

    Una nota con ánimo bromista. Cuando escribes "no dar a conocer mi falta de ignorancia". Falta de ignorancia no es sabiduría?

    Un abrazo.

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  2. Hola Eric. La frase "mi falta de ignorancia" se le puede atribuir a un paciente mío. Cada vez que me quería preguntar algo me decía: "Doctor, perdone mi falta de ignorancia pero fíjese que...". Lo que quería decir mi paciente es que le perdonara su falta (preguntar algo indebido), pero que esta se originaba de su ignorancia. Claro que lo que en realidad decía es que perdonara su exceso de sabiduría. Me gustó tanto la ambivalencia de la expresión que la adopté. Un abrazo.

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  3. Mi estimado doctor.
    Busca tu armonía interior y trata de conservarla durante toda la vida. Solo el que guarde su equilibrio interior logrará su equilibrio hacia afuera. Toda la energía la sacas de la respiración correcta. Respirar significa vida. Puedes manejar el flujo de tu vida en tu cuerpo y proveer la energía a todos los músculos. El control de tu respiración es la condición para el control de tu cuerpo

    Atte..Mardonio Ordoñez

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  4. Que bueno encontrarme con esta entrada, siempre me gusta leer cosas interesantes por algunos blogs pero de verdad te felicito por esta esta entrada porque verdaderamente la lección de vida que nos deja no tiene precio.

    A lo largo de la lectura me iba convenciendo que se podía pelear por 20 centavos (aunque yo no lo hago ni por un lempira) pero la reflexión de tu amigo me ha dado una gran lección.

    Gracias por proporcionarme una excelente lectura, eso no tiene precio :D

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