miércoles, 1 de septiembre de 2010

Se me terminaron las vacaciones

Se me terminaron las vacaciones. Mis hijos comenzaron su año escolar. No más levantarme a la 8:00. De nuevo a madrugar para evitar el congestionamiento de la mañana y poder llegar a tiempo a la escuela. Hoy, al llegar a la escuela de mis hijos, pude presenciar el ritual de inicio de clases que celebran los estudiantes de último año o seniors, en el que se atavían con algún disfraz extraño, y arriban en un enorme carro o camión mientras gritan y celebran haber llegado hasta el año de la culminación de su educación media.
Pero este año el mencionado espectáculo fue acompañado por algo más. Mientras los muchachos se encontraban en el camión, una aeronave de combate A37 -de las llamadas popularmente “ranitas”- de la Fuerza Aérea hondureña, se dedicó a hacer rasantes sobre la escuela, seguidos de loops y giros en lo que resultó un agradable show aéreo.
Mi esposa comentó que sería en extremo difícil superar eso el año que viene. A un padre de familia que presenciaba el espectáculo se le ocurrió llevar paracaidistas el año que le toque a su hijo. Debo confesar que fue interesante comenzar la mañana con esa pequeña distracción, especialmente si se considera que soy un fanático de la aviación.
Me fui con la confianza y la alegría de saber que mis hijos quedan en buenas manos. Que están recibiendo la mejor educación que se le puede ofrecer a un niño en nuestro país. Le di gracias a Dios por permitirme pertenecer a ese pequeñísimo porcentaje de hondureños que sí podemos costear una buena educación para nuestros hijos. A la vez, agradecí a Dios por haberme dado unos padres que consideraron que una buena educación era un elemento primordial en nuestra formación, y lucharon tesoneramente por proporcionárnosla.
Finalmente, le pedí a Dios que en un futuro cercano a cada niño de Honduras se le ofrezca la oportunidad de tener una educación de primera categoría. Luego, en un momento de introspección me di cuenta de que mi súplica no fue del todo altruista, y más bien se encontraba salpicada de ese factor omnipresente en todos los asuntos humanos: el egoísmo. Sí, egoísmo porque no hay manera de mejorar las condiciones en las que vivirán mis hijos y mis nietos en este país si no es mejorando la educación. En este mundo todos estamos interrelacionados.
Que Dios nos ayude a mejorar la educación en Honduras. 
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1 comentario:

  1. Comparto tu opinión sobre la educación. Empleo mucho aquella frase que aparece en el prefacio del libro de Morin sobre los 7 saberes "la educación es la fuerza del futuro" cuyo autor es Francisco Mayor.

    Meses atrás finalicé una experiencia virtual a través de un diplomado de transformación educativa y la opinión de una gran mayoría de los que habitamos en estas tierras latinoamericanas es cómo la calidad de la educación puede ser un tema tan sensible en tiempos tan globalizados.

    Como padres queremos la mejor educación para nuestros hijos, pero a la luz de los nuevos tiempos ...realmente se está dando esta situación?
    En mi pais, apartando por un momento el contraste político que nos consume como nación, la educación se ha convertido en un terreno inhóspito, donde los grandes planes nacionales están sujetos a una ideología a un fundamentalismo. (Estamos luchando contra eso, la pelea es desigual, pero no cejamos en el empeño).

    Pero por otro lado reconozco que en los últimos tiempos las nuevas generaciones están perdiendo algo de responsabilidad hacia ellos mismos y hacia el entorno.

    Recreo la escena que pintas en tu blog y no pude evitar hacer comparaciones.
    En mi pais no son suficientes las plegarias, necesariamente debemos ayudarnos a nosotros mismos para así allanarle un poco el camino a Dios.
    Un placer leerte.
    Saludos

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