sábado, 23 de febrero de 2013
jueves, 21 de febrero de 2013
CARTA A ENRIQUE ORTEZ SEQUEIRA
Abogado
Enrique
Ortez Sequeira
Presidente
Tribunal
Supremo Electoral
Tegucigalpa,
M.D.C.
Honorable
Señor Presidente:
Deseo agradecerle la prontitud con que
atendió mi petición para exponer y discurrir, acompañado de los señores Carlos
Kattan Salem y Juan Ramón Martínez, ante el Tribunal Supremo Electoral sobre
los Artículos 108 y 116 de la Ley
Electoral y de las Organizaciones Políticas, Decreto No.44-2004, por considerarlos inconstitucionales y
anti-democráticos.
Para que quede constancia, Señor
Presidente, es oportuno manifestarle que este tema, convertido en queja y
clamor, tengo más de quince (15) años de tratarlo en privado con políticos,
politólogos, y profesionales del derecho dentro y fuera del país, así como
públicamente a través de ensayos, escritos, y comparecencias en radio,
televisión, periódicos, y conferencias en muchos foros académicos, gremiales y
sociales. Y puedo decirle con fundamento
que: 1) la enorme mayoría del pueblo hondureño, aun aquellos que participan
activamente en política, desconoce o soslaya, por interés particular, el
contenido de dichos artículos; 2) la enorme mayoría se sorprende y escandaliza
de la monstruosidad de las disposiciones ahí establecidas; y 3) nadie actúa,
por indiferencia, impotencia percibida (aquí no se puede hacer nada sin la
voluntad de las cúpulas de los partidos), y/o por intereses creados particulares que temen que el pueblo goce de sus
libertades y derechos políticos plasmados en la Constitución de la República.
No obstante lo anterior, siento que el Tribunal Supremo Electoral ha abierto la
puerta para que se corrijan los entuertos, y se eliminen los obstáculos
artificiales, barreras arbitrarias y requisitos absurdos de manera que el ciudadano pueda ejercer sus derechos
políticos garantizados por la Constitución (Artículos 37, 44, 45, y 64) y por
la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas
suscrita por el Estado de Honduras.
Ante esta flagrante violación de un derecho fundamental, que conlleva las más profundas consecuencias en la
vida nacional, con efectos dentro y fuera del país, un grupo de notables ciudadanos, bajo mi coordinación, presentó al
Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) en marzo del 2004, una
petición para que interpusiera sus buenos oficios ante la Corte Suprema de
Justicia (CSJ) con el fin de que declarara la IN-constitucionalidad de los literales b) y k) del artículo 19 de la
Ley Electoral vigente en ese entonces.
Lamentablemente,
la agenda del Comisionado estaba ocupada en otros temas y nuestra petición no
fue atendida.
Siendo ese el caso, el 20 de mayo del 2008, un grupo más
reducido de los integrantes del anterior, presentó ante la Corte Suprema de
Justicia un recurso de IN-constitucionalidad contra los ya citados
artículos. Dicho recurso pudo haber sido mucho más impactante y efectivo si se
hubiera interpuesto a través del CNDH,
pero ya había transcurrido demasiado tiempo y los derechos políticos del
ciudadano continuaban, y continúan, secuestrados y atropellados. A la fecha desconocemos si la Corte Suprema
de Justicia ha fallado sobre este recurso.
Los argumentos que sustentan y
justifican nuestra queja, Señor Presidente, están claros y contundentemente
planteados en las dos peticiones que hemos elevado ante el CNDH y la CSJ, copia
de las cuales le entregamos en ocasión de nuestra audiencia ante el TSE el pasado 2 de septiembre del 2011.
A título de aclaración, la petición
original al CNDH se refería a los literales b) y k) del artículo 19 de la Ley
Electoral vigente en aquel entonces.
Posteriormente, en mayo del 2004,
se emitió una nueva Ley Electoral, y las disposiciones de esos literales se
incorporaron en dos artículos por separado, el 108 y 116, con el agravante que le adicionó un requisito más a la conformación
de los movimientos internos exigiendo la presentación de “un listado de
ciudadanos que respaldan su inscripción…. en un número no menor al dos por
ciento (2%) del total de los votos válidos obtenidos por el partido político
respectivo…”, o sea “insulto sobre agravio”!
Hoy, el Tribunal Supremo Electoral ha
sometido al Congreso Nacional un proyecto de Ley Electoral que mejora y amplía
sustancial y significativamente la
actual. Sin embargo, las disposiciones
viciosas, profunda y ampliamente dañinas, se mantienen en el proyecto en
relación con la exigencia a la formación de movimientos políticos para las
elecciones primarias. Aparentemente,
esas mismas exigencias ya no existen para las elecciones internas lo que
representa una gran apertura para la administración interna de los partidos.
Señor Presidente, quiero dejar absoluta
y terminantemente claro, que creo
firmemente en la existencia de los partidos políticos. Los partidos políticos
son indispensables, por ahora y en el futuro visible, porque contrario a
las personas naturales, son
instituciones no sólo con vida indefinida sino que representan una filosofía,
una ideología, como piedra angular o base fundamental para el análisis y
diagnóstico de los problemas o retos nacionales, así como el planteamiento de
propuestas o soluciones que beneficien al mayor número de personas posible.
También soy creyente y promotor asiduo del bi-partidismo, sin negar el derecho
a la formación de más partidos, donde debe haber espacio para todos los tonos
de color (filosofía) que ostenten y pregonen esos partidos, y no hayan
incentivos para la proliferación de partidos por cerrarse los espacios u
oportunidades de participación o militancia política. Esto ocurre cuando los requisitos de
participación efectiva y exitosa, son
tan onerosos que pequeños y reducidos grupos (cúpulas) acaparan, ejercen, y
abusan del poder público. Y con las disposiciones actuales, esto,
precisamente es lo que ha ocurrido abierta o sutilmente, con o sin buenas
intenciones, en nuestra nación.
En resumen, Señor Presidente, resulta
que las disposiciones actuales han creado barreras, a menudo infranqueables, por un lado obligando al ciudadano a
que pertenezca a un movimiento político para participar hasta en el cargo de más
bajo rango, y por otro, imponiendo
requisitos tan onerosos en tiempo, dinero, y personas, para la formación del
propio movimiento político dentro del partido de elección y preferencia del
ciudadano. Es evidente que estas disposiciones transcienden los mandatos tan
simplemente plasmados en los Artículos 37, 44, 45 y 64 de nuestra Constitución.
“Como en lo cierto no cabe la conjetura”, se ha dicho, no queda más que afirmar
que el derecho “a elegir y ser electo”
(Art. 37) es del ser humano, del individuo, del ciudadano y no de una persona
jurídica (el partido) y mucho menos de un movimiento o corriente dentro de éste.
Estamos
conscientes que diseñar e implantar los mecanismos y procedimientos que
garanticen los derechos políticos individuales, después de existir un sistema
de movimientos hegemónicos, será una gran tarea y reto. Naturalmente, habrá que pensar en nuevos
esquemas o modelos pero no arrancando del existente porque se volvería, como
dijo alguien en la audiencia “una Torre de Babel” inmanejable. Sin embargo,
podríamos pensar en lo que usted propone: separar
las fechas y años para elecciones a presidente, diputados, y corporaciones
municipales. Esto de hecho y de tajo, acabaría con los movimientos
verticales, nacionales, y todo inclusive como se rigen actualmente aunque sería
posiblemente más caro y consumiría más tiempo de todos. Pero, al fin, la democracia no puede ser cara, lo que ha
sido lamentablemente caro, es el sistema actual.
Una
segunda opción sería una transición consistente en permitir pre-candidaturas a través de movimientos como los
actuales, así como candidaturas libres
(independientes) de movimientos pero dentro del partido. En otras palabras
que exista y se asegure la democracia interna de los partidos. Otra variante sería la de establecer por
ley que el 50% de las precandidaturas irán por planilla de movimiento, y 50% irán
libres. (Creo y confío que eventualmente todo mundo querrá ser libre dentro
su partido de preferencia y elección). En estos casos los partidos establecerán
los requisitos (no onerosos por supuesto), con apego a la ley, para que un
afiliado puedo ostentar la representación de su partido (tal vez parecidos a
los requeridos para cargo de autoridades internas). Todo este tema de
procedimientos será materia de estudio, análisis, debate, y consenso una vez se concluya y acepte que la
garantía de los derechos individuales que conduce a la soberanía popular, no se
logra ni cumple mientras existan los movimientos en su forma actual.
Al tribunal Supremo Electoral, como la más
alta autoridad en material electoral, pedimos, por su medio, estudie, analice,
y turne, como suya, nuestra petición al Congreso Nacional para que sea
incorporada en la nueva Ley Electoral que será promulgada próximamente. Este es
un caso de “justicia tardía, justicia negada”, por lo que confiamos que con el
liderazgo, diligencia, e interés del TSE, el pueblo hondureño comenzará
finalmente la ruta hacia la democracia dejando atrás un sistema político
disfuncional con semblanza a libertad política prácticamente por el solo hecho
de concurrir a elecciones.
Finalmente, quiero insistir y
reiterarle mi agradecimiento no sólo por la prontitud con que atendió nuestra
petición de audiencia, sino también por la actitud cordial, abierta, franca y
amigable que prevaleció aun en los momentos más emotivos de nuestra audiencia.
Personalmente salí muy satisfecho de haber tenido “mi día en la corte” aunque
inseguro y preocupado aun por los resultados finales.
Con muestras de mi mayor estima y
respeto, me es grato saludarlo.
Muy atentamente,
CARLOS A. URBIZO SOLÍS
Coordinador
LA EVOLUCIÓN, LA MEJOR FORMA DE CONSTRUÍR CUALQUIER COSA
Por: Edwin Francisco Herrera Paz
No hay mecanismo más
elegante y simple para la construcción de maquinarias complejas destinadas la
realización de diversas tareas, que la evolución. La evolución se basa en la
selección, ya sea natural o artificial, de aquellos elementos que resultan más
útiles para la tarea en un entorno determinado.
Cualquiera podría construir,
valiéndose de la evolución, un aparato que realice una labor dada si
cuenta con la suficiente cantidad de tiempo para realizar múltiples (quizá
miles o cientos de miles de) ensayos. Funciona más o menos así. Diseñe un
aparato que realice una tarea específica. Haga ligeras variaciones en las
piezas que lo forman y ejecute el trabajo con cada una de estas variaciones.
Luego, escoja la variante que lo realizó mejor y elimine el resto.
Aplique ligeras variaciones sobre este elemento y vuelva a probar. Repita el
proceso iterativamente miles de veces. Al final obtendrá una de las
configuraciones más eficientes del elemento. De hecho, existen programas de
computadora que tiene la finalidad de encontrar las mejores maneras de construir aparatos de diversa índole, lo cual se consigue realizando simulaciones mediante los mecanismos de la evolución.
Desde luego hay un gran
número de configuraciones posibles que podrán realizar una tarea específica
eficientemente, y es por ello que ligeras variaciones en la escogencia de las
variantes en cada generación, aplicadas durante miles de generaciones,
resultarán en diseños diferentes, pero igualmente efectivos. Pondré como
ejemplo de este fenómeno, la locomoción. Las serpientes reptan, y la mayoría de
las especies animales poseen miembros. Ambas son dos formas válidas y
eficientes de trasladarse del punto A al punto B. Por el contrario, dos
estructuras que han evolucionado separadamente pero que cumplen la misma
función, pueden, mediante el mecanismo evolutivo, llegar a tener una semejanza morfológica
sorprendente. A esto se le llama convergencia evolutiva, y buenos ejemplos son las alas de las aves, de los insectos y los murciélagos, o las aletas de peces y cetáceos.
La evolución actúa en todos
los niveles de complejidad, y en el nivel básico, las proteínas que componen un ser vivo también
evolucionan. Hoy en día se utiliza el mecanismo evolutivo en el laboratorio incluso
para diseñar proteínas con funciones específicas, procedimiento que ya ha
encontrado un nicho en el diseño de medicamentos.
Un aspecto interesante de la
evolución es que se vale de lo que ya está. En cada generación, las variantes
se originan a partir de estructuras ya existentes. Algunas estructuras dejan de
utilizarse gradualmente y van quedando como vestigios, reliquias inservibles
que alguna vez tuvieron función. Así, hay proteínas que dejan de producirse, y
los genes que las codifican quedan como vestigios de un pasado que fue y no
volverá, solo ocupando un espacio en el genoma. En el ser humano, se mencionan
como órganos vestigiales el quinto ortejo (dedo pequeño) del pie, que alguna
vez nos sirvió para equilibrarnos, y el apéndice vermiforme, que actualmente
tiene como única función ayudarle al cirujano a pagar las cuotas mensuales de
su casa cuando a alguien le da apendicitis; pero también se puede considerar
como vestigial el comportamiento agresivo guerrerista que determinó en parte
nuestra evolución hacia organismos eusociales, al obligarnos a establecer una
fuerte cohesión en grupos beligerantes y competitivos de cazadores
recolectores. La humanidad ya no necesita las guerras para evolucionar hacia la
eusocialidad.
Se dice actualmente que las
características biológicas de las sociedades humanas coevolucionan con las
características culturales, adaptándose la una a la otra en una danza continua.
A modo de ejemplo, el gen de la lactasa, enzima que digiere el azúcar de la
leche, evolucionó en Occidente gracias a la introducción de la ganadería. Las variantes nuevas se difundieron debido a que sus portadores podían continuar
consumiendo leche toda su vida disminuyendo las probabilidades de desnutrición,
contrario a las variantes antiguas que determinaban la producción de la enzima
solamente durante la niñez. Pero como las variantes antiguas han sobrevivido, todavía observamos algunas personas adultas que al tomar leche
les da "corre que te alcanzo", como decía mi abuelita. El remedio es
recetar lechita deslactosada, y como en la actualidad las personas sin ninguna variante genética nueva sobreviven sin problema, las variantes antiguas ya
no están condenadas a desaparecer.
También se piensa que los
aspectos culturales, como la preferencia hacia sistemas políticos, económicos y
religiosos determinados, se adaptan perfectamente a la genética de una
civilización milenaria específica. Los problemas surgen cuando dos civilizaciones
disímiles se fusionan, originando un tsunami y produciendo ondas de
inestabilidad social que perduran por muchas generaciones, hasta que poco a
poco se alcanza un nuevo equilibrio. Ejemplos de esta inestabilidad los podemos
ver en América Latina, cuya población resultó de una mezcla tricontinental, y
también en África, con sistemas sociales milenarios a los que el colonialismo
imperial les impuso los modernos sistemas políticos europeos, lo que resultó en
crueles dictaduras, luchas por el poder, corrupción, atraso económico y
hambruna.
En fin, la evolución moldea
los organismos y estructuras en una diversidad inimaginable, adaptándose,
interactuando y cambiando siempre. A menudo me preguntan si creo en la
evolución, a lo que contesto que el fundamento de este mecanismo de cambio está englobado
dentro de una teoría, definida esta última como un cuerpo de conocimientos que
ofrece una explicación racional de algunos fenómenos de la naturaleza. Como
tal, en la evolución no creo, pero tampoco dejo de creer, simple y
sencillamente porque no es una creencia. Tan absurdo es preguntar sobre la
creencia en la evolución, como en la creencia en la teoría cuántica, la
relatividad o el electromagnetismo, por poner algunos ejemplos. Puedo creer que
mis abuelitas se fueron al cielo, o que el alma perdura después de la muerte,
pero no en la evolución.
sábado, 16 de febrero de 2013
jueves, 14 de febrero de 2013
IMAGENES PARA EL DÍA DE SAN VALENTÍN
He aquí algunas imágenes que tomé prestadas y que muestra cómo perciben el día del amor y la amistad algunos de mis amigos de las redes sociales. Si necesita una, yo también se la presto para que la pegue en su muro de FB o Google+. De eso se trata la red: de compartir con los amigos.
Por cierto, mañana el asteroide 2012 DA14 pasará "besando" nuestra canica azul. Espero que solo sea un besito y que no se le ocurra otra cosa, aunque tratándose del día del amor, nunca se sabe.
Feliz día del amor y la amistad.
Por cierto, mañana el asteroide 2012 DA14 pasará "besando" nuestra canica azul. Espero que solo sea un besito y que no se le ocurra otra cosa, aunque tratándose del día del amor, nunca se sabe.
Feliz día del amor y la amistad.
viernes, 8 de febrero de 2013
SEMBLANTE PRODUCTO
Por:
José María Castillo Hidalgo
Destila veneno
y repta el odio por sus venas
como ave sin alas ni piernas;
destila veneno
y lo que debían ser blancos glóbulos
es lava ardiente y fragor del infierno;
y es rancio, burdo y soez
y se mueve por el valle de la muerte, sucio y enfermo;
destila veneno
odio sin fin, sed de sangre, hambre de hambre
hambre sin dientes, sin duodeno y vacío extremo;
destila veneno
como sierpe, como tarántula,
como vieja chismosa,
como madre en sus brazos el hijo muerto;
destila veneno
y todo el odio, y toda la furia
y toda la noche anida en su pecho,
y todas las torturas, y todos los desvelos,
destila veneno
lo chorrea, lo atosiga, lo lacera,
lo circunda, lo tritura, lo persigue,
lo carcome, lo cubre y lo quema;
destila veneno
y es sangre cercana, rostro visible
desparrama por el precipicio la vida;
destila veneno
con su rostro de niño
y sus manos en huesos
con uñas normales
con caries y huesos coloquiales
destila veneno
apenas casi un impúber
que cabalga un cadejo de hierro
que ametralla y escupe fuego
y es todo un emblema
de todos los retortijones
de toda la ignorancia profunda
y una manifestación sin frenos;
gota por gota
vertiente por vertiente
rebuznos y ladridos
de la indiferencia y el descuido
por la semilla del ladino;
hijo enfermo,
sicario de la raza de mi pueblo.
Roa Feb 8, 2013.
COMPORTAMIENTO CRIMINAL DEL ESTADO
“Dios es el pánico que sentimos justo cuando nuestra vida se
vuelve aterradora”
Por: Nelson Arambú
Siempre estamos hablando de cambiar, siempre es cambiar, como
que si nuestra cruz – como la que llevaba el revolucionario hijo de un
carpintero hace más de 2000 años – fuese añorar el cambio; pero ese
cambio parece utópico, y no parecemos muy interesados en iniciar esa tarea. Recuerdo unas líneas de Franz Kafka, cuando Gregorio Samsa se despierta y se ve así mismo
convertido en un adefesio; justo en ese momento es que comienza a verse como un
insecto detalle a detalle y todo lo que había asimilado de sí mismo había
cambiado rotundamente de forma. – Me pregunto – ¿Será que nuestras paradojas
existenciales son demasiado transitorias? O ¿Es que asimilamos tan en lo
profundo nuestras debilidades que terminamos creyéndonos lo que no somos? Unas
veces pasamos por envalentonados, otras por pávidos, la mayoría de las veces
somos displicentes; ante los ojos nuestros y los de los demás suele suceder que
un día nos despertamos de un sueño un tanto perverso y resultamos ser una
pantomima mal confeccionada de una persona que se piensa digna.
El sueco Carlos Linneo (1707-1778)
en 1758 nos definió a los seres humanos con un rasgo que nos hace diferentes de
las otras especies, algo a lo que llamamos inteligencia; él sin embargo, nos
llamo “sabios” – me atrevo a considerarlo un tanto quimérico, pues la sabiduría
alude a algo más que el ejercicio inerte de pensar –, según su hipótesis
seriamos capaces de ser planeadores, consientes de nuestro pasado, una especie
muy dinámica que toma decisiones acertadas y competentes. Sin embargo, en
completa incongruencia, aspectos de la cotidianeidad como la política, la
prensa, el proselitismo, la doble moral, la religiosidad, el miedo,
especialmente el miedo; nos devela como la especie incapaz, una que está más
interesada en la pereza; cada vez somos menos emotivos, más individuales, mucho
menos empáticos con las interacciones entre las personas, la conciencia pasó de
ser colectiva a una conciencia mas individual – y no fue al azar –.
Tal como en la parábola sobre la salida de Jacob de la casa de
su padre para adentrarse en Jarán, - al fin de cuentas nuestras epopeyas
terminan siendo una analogía del viaje individual que cada uno hace para
construir su propio destino y mejor que eso, convivir en algo más perceptible y
que denominamos como: el presente - Siempre volvemos a una discusión
exquisita respecto a nuestra contribución al futuro y nuestro papel en el
presente; de alguna manera – aunque extraña – nos hemos acostumbrado a
justificarnos. No sabemos con precisión el instante en que nosotros como un
todo, el conjunto al que llamamos estado nos volvimos expertos en la
justificación, y no podemos denominarlo excusas porque no es exactamente lo
mismo, puesto que mediante la justificación nos descubrimos más hábiles para
ponderar lo incorrecto, lo aberrante y lo cínico.
Un ejemplo concreto de lo anterior es nuestra conducta
desadaptativa, la que ha evolucionado y dejó de ser un rasgo individual o
aislado para convertirse en un síntoma que explica lo errático de todo un
organismo; es decir, muchas de las que parecían ser nuestras malas mañas, han
dejado de ser “nuestras” y pasaron a formar parte del patrimonio de toda una
sociedad; indigencia, timos, apariencias, andamiajes, monserga, crimen y la
procacidad, ya no son cualidades de algún personaje eventual de nuestra
cotidianeidad, sino que por el contrario, se convirtieron en las mas
enarboladas musas de la masa, la gente, la sociedad y el vulgo.
En ocasiones transgredir se convirtió en una conducta tan común
que a una velocidad impensable acabó siendo normal y la norma se tornó
costumbre; unos transgreden desde una institución del estado, otros desde la
fuerza pública, hay quienes lo hacen desde los templos, desde la escuela, la
universidad, las empresas, los sindicatos, desde el núcleo mismo de la familia;
de ahí que las cosas que hace unos días podían parecernos aberrantes, ahora nos
parezcan normales o comunes; tan simple como la frase afianzada en los amantes
de la democracia folklórica, ¿Si los azules hurtan porque los rojos no van
hacerlo? Entonces, sin lugar a dudas nuestra moralidad ha sido determinada por
nuestro medio y nuestra relación con ese medio forzosamente depende de una
moralidad cada vez más efervescente; esto no significa que seamos más morales
unos que otros, no, no es ese el punto; el tema central es que a medida que
somos más permisivos con ciertas situaciones que se van dando en nuestro medio,
en esa medida, vamos cambiando nuestra conciencia y nuestro ímpetu
irremediablemente terminara en la basura.
¿Quiénes son los verdaderos canallas en esta fabula de estado? –
Solo por mencionar un ejemplo – ¿Serán los que toman decisiones por todos
y por todas sin recibir castigo alguno? O ¿realmente seremos todas y todos nosotros por permitir cada uno de los vejámenes? En ocasiones la pasión se
vuelve un mecanismo tan arrogante que nos aleja de la razón; cuando llegamos a
este punto la capacidad de cuestionarnos y cuestionar al resto se pierde por
completo; y es que no es extraño pues para cuestionar la rectitud es
fundamental, aun más, si ese cuestionamiento es endógeno, el ejercicio radica
principalmente en observar, dilucidar, des construir, replantear y proponer; es
aquí donde obligatoriamente debemos volver al inicio, a las preguntas
generadoras del “conflicto” ¿Cuál es nuestro papel esencial en esta situación?
Tal y como hemos planteado en el tema central de esta discusión ¿Cuál es
nuestro papel en el funcionamiento distorsionado del estado en su conjunto?
Debo reconocer que la reflexión no viene de gratis, al
contrario, tiene un costo humano bastante obsceno; no es desconocido dentro o
fuera de las fronteras de este país, que nuestra situación económica y social,
pasó de ser desastrosa a calamitosa; para una parte de la población es tan
fácil como llenarse la boca de interpretaciones ordinarias, para otros basta
con cerrar los ojos y apretar la panza contra el colchón o sobre un petate en
la tierra; hay quienes se bastan con endiosarse como los sabios o los ungidos
de un conocimiento bastante parecido a la mofa; pero es muy probable que lo más
aberrante sea la actitud indulgente que hemos acogido como sociedad en su
conjunto, es decir nosotros: el estado.
Y debemos reconocerlo así: somos indulgentes con el descalabro
de país en el que estamos, ¿Dudamos? – si es así estamos peor de lo que creímos
– la violencia dejo de asustarnos, ahora jugamos en las grandes ligas; diez,
quince o cincuenta asesinatos en un día, no son nada; mujeres violadas, madres
asesinadas, hijos descuartizados, policías abusadores y delincuentes, militares
vendiendo drogas o cuidando narco políticos, políticos hurtando sin ocultarse,
manipulación de las leyes, pastores en política, curas asesinando a sus
amantes, cardenales sustrayendo las riquezas – o lo que queda – del estado,
esposas de funcionarios públicos andando con maletines atestados de dinero mal
habido, diputados corruptos sentados durante décadas en los curules del
congreso, bufones y pateadores de pelota como candidatos al congreso,
bailarinas eróticas como imágenes de campañas políticas, muertes televisadas,
periodistas manipuladores de la opinión pública, borrachos dirigiendo la corte
suprema de justicia, estafadores en el tribunal superior de cuentas, sindicatos
convertidos en burdeles, niñas pariendo a los once años; y todavía nos
sorprende que nos gobiernen presidentes estúpidos.
No estoy seguro si Luis XIV fue lo suficiente reflexivo respecto
a la grandeza de sus palabras cuando expreso: l'etat se moi. Cuesta creer que de ese momento
hasta la actualidad el estado se volvió cleptócrata y se alejo tanto de la
decencia, que aunque el estado está representado en cada uno de nosotros y
nosotras, nos es imposible cumplir con nuestro rol fundamental en la construcción
de una sociedad equilibrada. Como bien lo dijo Slavoj Žižek, ¿Qué pasa cuando el
desarrollo del pensamiento se estanca? Es un llamado repetitivo a repensar, a
desarrollar esa habilitad única de cuestionar los nuevos paradigmas, redibujar
el espectro intelectual o el ejercicio mismo de pensar, tan simple como eso;
quizás cuando hayamos aprendido a repensar y re-contextualizar, quizás entonces
seremos capaces de crear y más que eso, recuperar el impulso para defendernos.
Nelson Arambú
febrero 2013.
jueves, 7 de febrero de 2013
ROMPAMOS LA HEGEMONÍA DE LOS MOVIMIENTOS O CORRIENTES POLITICAS
Por: Lic. Carlos A. Urbizo Solís
Ciudadano, compatriota:
Por más de veinte (20)
años el pueblo hondureño ha sido
sometido a un caudillismo y oligarquía política, que por tradiciones y
nepotismo malaventurados y deplorables, les han permitido controlar a su antojo
y conveniencia los partidos políticos legalmente inscritos.
Esta trama ha sido
posible por la confabulación de
dirigentes políticos que lograron, sin debate público y a espaldas del pueblo, promulgar una Ley Electoral que en la práctica viola los más elementales y fundamentales
derechos políticos del ciudadano. Estos derechos políticos están plasmados y garantizados por la Constitución Política de la República de Honduras, así como por la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas suscrita por el Estado
de Honduras.
Y
este atropello y violación a los
derechos humanos individuales y a la soberanía popular se ha llevado a cabo
impunemente a través de una trampa
legal introducida por los caudillos de los partidos en la Ley Electoral y de
las Organizaciones Políticas vigente desde 1981. Al terminar los gobiernos
militares de facto, erróneamente se le hace creer al pueblo que con esa
ley se ha retornado a la democracia.
¿Qué es democracia?
Simple
y sencillamente democracia significa que el ciudadano tiene la libertad y el derecho de “elegir y ser electo”, y así
lo establece el Artículo 37 de la Constitución, sin más condiciones que las establecidas en la misma Constitución.
Aun
para el cargo público más alto, el de presidente,
el Artículo 238 de la Constitución señala que se requiere únicamente:
1. Ser hondureño por nacimiento
2. Ser mayor de 30 años
3. Estar en el goce de los
derechos ciudadanos; y
4. Ser del estado seglar.
(Nótese que no dice, como
sostienen incorrectamente muchos, que debe saber “leer y escribir”. Y así debe ser porque el pueblo puede y
debe elegir a quien quiera ─ aunque sea solo hipotéticamente, porque en la realidad no elegirá a alguien que no sepa leer o escribir).
Este derecho es personal,
individual e intransferible tanto para elegir como para ser electo.
¿Por qué no tenemos, ni hemos tenido,
democracia?
A
pesar que la Constitución establece y
garantiza claramente, y sin la más remota duda, que el derecho es del ciudadano (Artículo 37), que el voto es directo
(Artículo 44), que es punible todo acto que
prohíba o limite la participación
del ciudadano en la vida política del país (Artículo 45), y que no se aplicaran leyes y disposiciones
gubernativas o de cualquier otro orden
…. si disminuyen, restringen o tergiversan esos derechos políticos (Artículo 64), una ley
secundaria, la Ley Electoral y de las
Organizaciones Políticas, en violación abierta
y temeraria a esos artículos constitucionales, crea obstáculos artificiales, barreras arbitrarias, y requisitos absurdos
para que el ciudadano
pueda ejercer sus derechos políticos.
La
Constitución establece y garantiza los derechos políticos del ciudadano; sin embargo,
la Ley Electoral, en franca contradicción, le
traslada ese derecho personal a los movimientos o corrientes de los partidos
políticos.
Mientras
la Constitución dice que el ciudadano
tiene el derecho de “elegir y ser electo”, la Ley Electoral, artículo 116)
dice que “Tendrán derecho a postular candidatos para
cargos de elección popular los
movimientos, corrientes o tendencias de cada partido político…” Y como si este abuso y arbitrariedad no
fuera suficiente, la misma ley establece requisitos enormes para poder inscribir un movimiento,
invalidando así el derecho constitucional del ciudadano.
Si
democracia es que el ciudadano tiene derecho de “elegir y ser electo”, NO puede ser democracia que una ley
secundaria le quite ese derecho para
transferírselo a un movimiento, es decir, al dueño del movimiento, como
vulgarmente se conoce, reconoce, y pregona.
¿Quién puede inscribir un movimiento
y qué requisitos tiene que cumplir?
Aquí se presentan otras violaciones inexcusables
a los derechos constitucionales
establecidos en los artículos 44 y 45 de la Constitución al no ser el voto directo, y
al crear limitaciones a la participación
política del ciudadano.
Específicamente,
el Articulo 108 de la Ley Electoral manda que para que un movimiento pueda participar en elecciones internas, debe inscribir nóminas o planillas de candidatos a cargos de
autoridades (Comité Central, Consejo, etc...)
a nivel local, departamental y de convencionales o delegados en más de la mitad de los departamentos y de
municipios de la república. (Esto quiere decir 10 departamentos y 150 municipios! Si no
será esto una limitación a la participación política!)
¿Quién o que es el movimiento?
Simplemente,
un movimiento es en realidad un aspirante
a la presidencia de la república. En
este sentido de la ley, no hay, ni puede haber, movimientos para diputado,
alcalde, vicealcalde, regidor, y convencional! Un movimiento no puede existir
sin un dirigente, y nadie forma movimientos
para que otro sea candidato a la presidencia. El
resultado es que el movimiento es el precandidato presidencial; es el que
se convierte en el dueño del o su
movimiento, como se refieren a él popularmente. Y como dueño puede disponer de su propiedad, es decir, de
todas las candidaturas a cargos de elección popular, y por ende, quita y pone a su conveniencia y antojo, a quienquiera en cualquier momento.
Por
esa razón es que nadie, aun pasadas
las elecciones internas, se siente seguro de la nominación
y posición, privilegiada o no, que lleva en la planilla. ¿Y a esto le llaman democracia?
Por
su parte, el Articulo 116 de la Ley Electoral, ordena que tendrán derecho a postular candidatos
los movimientos que inscriban listas o panillas de candidatos a los cargos
de presidente (invariablemente el dueño del movimiento), designados (ahora
vicepresidente), diputados, y corporaciones municipales, en más de la mitad de los departamentos y municipios de la
república.
¿No es esta una barrera
(limitación en el lenguaje de la Constitución)
monstruosa y arbitraria para el ciudadano que busca un solo cargo, y tal
vez el más bajo de suplente?
Si alguien aspira a presidente
¿porqué tiene que remolcar esas inmensas planillas?
Si
algún ciudadano quiere ser alcalde ¿porqué tiene que ir a buscar un movimiento
presidencial que lo acoja?
Si
algún ciudadano desea ser regidor, ¿por qué tiene que ir a buscar refugio a una
planilla municipal, y depender de la bendición del candidato a alcalde y del candidato
a la presidencia quienes, en cualquier momento, pueden aceptarlo o rechazarlo sin
derecho a pataleo?
¿No es todo absolutamente contrario, y un
atropello, al derecho individual y a la soberanía popular?
Así
las cosas, por disposición artificiosa de una ley secundaria, sólo existe oficial y legalmente un movimiento para
presidente, y este, en elecciones internas, arrastra a todos los demás precandidatos
a cargos de elección popular.
Si
bien se ha logrado, por benevolencia de los caudillos, que el voto puede ser
separado para presidente, alcalde (y sus regidores), y diputados esta opción ha sido burlada por el “voto en cascada” que se han ideado las cúpulas de los partidos. ¡Por otra parte,
para que exista esa opción hay que pertenecer forzadamente a un movimiento!
En conclusión, los artículos
108 y 116 no permiten que un
ciudadano pueda postularse por sí mismo, dentro
de su propio partido, a un cargo de elección
popular sin la bendición del dueño del
movimiento, o jefes de las argollas u
oligarcas políticos. (El caso de candidaturas independientes es otro tema, e
igualmente contrario a los derechos constitucionales, pero está fuera de esta
denuncia.)
¡Y todavía tienen la audacia y temeridad de
llamarle a esto democracia?
En una democracia no hay razón por la cual un ciudadano
que desee representar a su comunidad
como diputado, alcalde, vice-alcalde, regidor o convencional, tenga que buscar el beneplácito del “dueño” de un movimiento político.
El aspirante o precandidato debe responder
únicamente por él mismo ante sus bases o electorado, y saldrá electo por voluntad de los votantes,
por sus propios méritos, por su capacidad, por su honestidad, por su
integridad, por sus propuestas, sin ser
favorecidos o contaminados por un movimiento o dueño, y en muchos casos aun por
el partido a que pertenece. (Estos son cargos eminentemente de
responsabilidad individual, y no colectiva o de grupo.)
Confirmando la grave y
perniciosa falta de democracia en
Honduras, los caudillos de los partidos políticos se reúnen para negociar, entre sí y para ellos mismos, las reformas a la ley electoral que convengan
a sus intereses y no a los del pueblo
hondureño.
La fotografía NO es una solución
Se
le ha hecho creer al pueblo que la inclusión de la fotografía de los precandidatos es un gran paso o adelanto
democrático. Si bien puede tener algunos méritos, la final de cuentas es un espejismo, un artificio para posponer
las reformas verdaderas y democráticas que el pueblo clama, reclama, y
necesita para ejercer sus derechos.
¿Quién va a decir que fotografías se exhibirán
en la papeleta?
¡Pues, de vuelta, nada menos que el mero dueño del movimiento! (No es que
los interesados o aspirantes van a
enviar sus fotografías para que los incluyan en la papeleta, estemos claros!)
Y con esto, regresamos a la hegemonía de los oligarcas políticos,
la cual permite, y les ha permitido, un virtual monopolio de las instituciones
públicas. Esta concentración de poder en
pocas manos es una de las razones primordiales por las cuales se empeora y
profundiza la condición de pobreza, violencia y desempleo del pueblo hondureño.
¿A quién le sirve la fotografía?
En
primer lugar, como la huella digital en vez de firma, es para aquellos que nos saben leer, y que no
podrían elegir por nombre al candidato de su preferencia. Pero eso de la
fotografía no es democracia; eso es reconocer un impedimento que en
cualquier caso debe subsanarse.
En segundo lugar, serviría para
una mejor identificación de aquellos
homónimos (para el que sabe leer),
suponiendo, que no es el caso, que hubiera una diseminación masiva de
fotografías de delincuentes, prófugos, e inhabilitados legalmente, para que el
votante no se equivoque o confunda
involuntariamente.
El pueblo no puede ni debe conformarse
ahora mismo con nada menos que su derecho constitucional de “elegir y ser
electo” sin obstáculos artificiales de ninguna naturaleza. Y esto debe ser
para las próximas elecciones.
¿Es cara la democracia?
Los
intereses en mantener la hegemonía
de los partidos alegan que permitir que
el ciudadano pueda “elegir y ser electo” sin pertenecer a un movimiento o
corriente, sería “demasiado” caro (a pesar de tratarse de su derecho
constitucional y no de un privilegio) ¡Qué argumento más absurdo y desatinado!
Ni el tiempo ni el costo deben ser
impedimentos. La democracia no puede ser cara, y no puede ni debe ser
postergada con pretextos pueriles. Lo que es caro es lo que tenemos ahora ─
gobiernos de argollas y nepotismo, pobreza, violencia, desempleo….!
Los responsables que ostentan los poderes
públicos deben y tienen que dedicar el tiempo, el esfuerzo, y el dinero
necesario para implantar los derechos humanos y democráticos de todos y cada
uno de los ciudadanos de “elegir y ser electo“, directa e individualmente como
lo garantiza la Carta Magna.
COMPATRIOTA:
Con
tú apoyo y protagonismo podemos lograr, a corto plazo, que la Ley Electoral se reforme para que
podamos ejercer todos nuestros derechos políticos en un ambiente democrático. Solamente entonces los electos serán
verdaderos y legítimos representantes del pueblo, respondiendo sólo al
pueblo, rindiéndole cuentas cabales, y respetando en primer término el derecho
y los intereses de las mayorías.
Este será sólo un comienzo. Necesitamos
después asegurar la representación de todos los sectores. Pero derogar las
trampas legales de los jefes, es indispensablemente
el primer paso en el camino correcto que nos permitirá realizar el único
compromiso que tiene validez en la política: lograr el más alto nivel y mayor calidad de vida para el mayor número
de personas posible.
Sólo en un pueblo libre para votar por quienquiera puede haber genuina
democracia.